Preguntas al Pastor Jhon MacArthur Ramas sin fruto

preview_player
Показать описание
Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará... El que en Mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden (15:2a, 6)

Un destino muy diferente aguarda a toda rama que no lleva fruto. El labrador cortará las ramas secas, marchitas y sin vida porque van en detrimento de la salud de la vid. En la analogía del Señor, el labrador (el Padre) desprende las ramas falsas y no regeneradas de su unión superficial a la vid y las echa fuera. Aquí la referencia no es a verdaderos cristianos que pierden la salvación, como algunos imaginan, ni a los cristianos auténticos pero que no dan fruto (una imposibilidad, como hemos visto). El hecho de que estas ramas no den fruto indica que son discípulos falsos e incrédulos pues, como dijimos con anterioridad, todos los cristianos verdaderos dan fruto. Más aún, Jesús prometió que Él no arrojaría a ningún discípulo verdadero: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que a Mí viene, no le echo fuera" (Jn. 6:37). En este caso, la frase en mí no tiene la connotación paulina de la unión de los creyentes con Cristo; tan solo describe a quienes se adhieren externamente a Él (cp. Mt. 13:20-22; Rom. 9:6-8; 11:16-24; 1 Jn. 2:19). Tales personas estarán siempre presentes con la Iglesia verdadera. El Nuevo Testamento las describe como cizaña en medio del trigo (Mt. 13:25-30); malos pescados que deben echarse fuera (Mt. 13:48); cabras condenadas al castigo eterno (Mt. 25:33, 41); los que se quedan fuera cuando el padre de familia cierra la puerta (Lc. 13:25-27); las vírgenes insensatas a quienes expulsan de la fiesta de bodas (Mt. 25:1-12); apóstatas que a la larga dejan la comunidad de los creyentes (1 Jn. 2:19) y manifiestan un corazón malo e incrédulo al abandonar al Dios vivo (He. 3:12), quienes continúan pecando voluntariamente después de recibir el conocimiento de la Verdad (He. 10:26) y caen de la verdad a la destrucción eterna (He. 10:39). Aunque ellos crean estar de camino al cielo, en realidad están en el camino ancho que lleva al infierno (Mt. 7:13-14). Justo delante de ellos estaba el ejemplo supremo de una rama falsa: Judas Iscariote. Exteriormente, no se distinguía de los otros once apóstoles; tanto era así que cuando al comienzo de la noche Jesús anunció la traición de uno de ellos (Jn. 13:21), los otros discípulos "se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba" (v. 22). Al final, tuvieron que pedirle que señalara al traidor (vv. 23-26). Pero Judas nunca había sido salvo. En Juan 6:70-71 Jesús dijo a los apóstoles: "'¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?' Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce". El destino final que espera a las ramas falsas es que serán echadas fuera, en el fuego y arderán. En Mateo 13:49-50, Jesús advirtió: "Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes" (cp. Mt. 3:10-12; 7:19; 25:41; Mr. 9:43-48; Lc. 3:17). Cuando protesten angustiados "Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?" (Mt. 7:22); provocarán la perturbadora respuesta del Señor: "Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad" (v. 23). La elección que enfrenta toda persona es clara. Permanecer en Cristo como un discípulo auténtico producirá el comportamiento justo y dará como resultado el gozo y la bendición eterna. Pero aquellos cuya profesión de fe es falsa, como Judas, no darán fruto y al final serán arrojados al tormento eterno del infierno. El pronunciamiento aleccionador del Señor sobre Judas se aplica a todos los discípulos falsos: "¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido" (Mt . 26:24) . En palabras de Pedro: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado (2 P. 2:20-21).
Рекомендации по теме