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Preguntas al Pastor Jhon MacArthur ¿Por qué lloró Jesús? (Juan 11)
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Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. (Juan 11:33-36)
Comprensiblemente, la escena es intensa en pena y dolor. María no era la única que estaba llorando (una forma del verbo klai¯o; "gemir", o "llorar a gritos"), los judíos que la acompañaban también lloraban y gemían fuertemente. De acuerdo con la costumbre judía, hasta de las familias más pobres se esperaba la contratación de al menos dos flautistas y una plañidera. Como María, Marta y Lázaro eran una familia prominente, probablemente tuvieran aún más dolientes profesionales, además de quienes habían venido a presentar sus respetos (v. 19).
Al observar la escena caótica, Jesús se estremeció en espíritu y se conmovió. Se estremeció en espíritu es una mala traducción del verbo embrimaomai, cuyo significado literal es "resoplar como un caballo". Además de su uso en el versículo 38, solo aparece otras tres veces en el Nuevo Testamento (Mt. 9:30; Mr. 1:43; 14:5), donde se traduce "encargar rigurosamente" o "murmurar contra". Luego incluye la connotación de ira, enfado o indignación. Jesús parece haberse enfadado no solo por la dolorosa realidad del pecado y la muerte, sino por los dolientes que actuaban cual paganos sin esperanza (cp. 1 Ts. 4:13). Tarass¯o (se conmovió) enfatiza aún más la intensidad con que el Señor reaccionó. El término también se usa en otras partes para describir emociones fuertes, como la reacción de Herodes ante la llegada de los magos (Mt. 2:3), el terror de los discípulos cuando vieron a Jesús caminar sobre el agua (14:26), el miedo de Zacarías cuando vio al ángel en el templo (Lc. 1:12), el asombro de los discípulos al ver a Jesús resucitado (24:38), la reacción de Jesús ante la cercanía de Su muerte ( Jn. 12:27) y Su respuesta a la traición inminente de Judas (13:21).
Entonces, Jesús preguntó: "¿Dónde le pusisteis?". Y le dijeron: "Señor, ven y ve". No está definido a quién se refiere la expresión plural le dijeron, pero evidente- mente se refiere a algunos en la multitud favorables a Jesús, pues respetuosamente lo llamaron Señor.
Jesús lloró, como los demás. Pero el verbo griego no es klai¯o, como en el versí-culo 33, sino dakru¯o, una palabra rara que solo se usa aquí en el Nuevo Testamento. En contraste con el lamento fuerte que implica klai¯o, dakru¯o tiene la connotación de romper a llorar en silencio, a diferencia de los dolientes típicos de los funerales. Las lágrimas de Jesús las generaban su amor por Lázaro y su pena por los efectos mortales e incesantes del pecado en el mundo caído. Aunque el versículo 35 es el más corto de la Biblia, es rico en significado. Enfatiza la humanidad de Jesús; era un verdadero "varón de dolores, experimentado en quebranto" (Is. 53:3). Pero, aunque los judíos estaban en lo cierto al ver amor por Lázaro en el dolor de Jesús, estaban equivocados al pensar que Sus lágrimas reflejaban la misma desesperanza que ellos sentían.
Ahora, el escenario estaba preparado para que el Salvador compasivo mostrara de forma visible Su afirmación de ser la resurrección y la vida. En la próxima sección demostraría de modo convincente Su poder sobre la muerte al resucitar a Lázaro.
Comprensiblemente, la escena es intensa en pena y dolor. María no era la única que estaba llorando (una forma del verbo klai¯o; "gemir", o "llorar a gritos"), los judíos que la acompañaban también lloraban y gemían fuertemente. De acuerdo con la costumbre judía, hasta de las familias más pobres se esperaba la contratación de al menos dos flautistas y una plañidera. Como María, Marta y Lázaro eran una familia prominente, probablemente tuvieran aún más dolientes profesionales, además de quienes habían venido a presentar sus respetos (v. 19).
Al observar la escena caótica, Jesús se estremeció en espíritu y se conmovió. Se estremeció en espíritu es una mala traducción del verbo embrimaomai, cuyo significado literal es "resoplar como un caballo". Además de su uso en el versículo 38, solo aparece otras tres veces en el Nuevo Testamento (Mt. 9:30; Mr. 1:43; 14:5), donde se traduce "encargar rigurosamente" o "murmurar contra". Luego incluye la connotación de ira, enfado o indignación. Jesús parece haberse enfadado no solo por la dolorosa realidad del pecado y la muerte, sino por los dolientes que actuaban cual paganos sin esperanza (cp. 1 Ts. 4:13). Tarass¯o (se conmovió) enfatiza aún más la intensidad con que el Señor reaccionó. El término también se usa en otras partes para describir emociones fuertes, como la reacción de Herodes ante la llegada de los magos (Mt. 2:3), el terror de los discípulos cuando vieron a Jesús caminar sobre el agua (14:26), el miedo de Zacarías cuando vio al ángel en el templo (Lc. 1:12), el asombro de los discípulos al ver a Jesús resucitado (24:38), la reacción de Jesús ante la cercanía de Su muerte ( Jn. 12:27) y Su respuesta a la traición inminente de Judas (13:21).
Entonces, Jesús preguntó: "¿Dónde le pusisteis?". Y le dijeron: "Señor, ven y ve". No está definido a quién se refiere la expresión plural le dijeron, pero evidente- mente se refiere a algunos en la multitud favorables a Jesús, pues respetuosamente lo llamaron Señor.
Jesús lloró, como los demás. Pero el verbo griego no es klai¯o, como en el versí-culo 33, sino dakru¯o, una palabra rara que solo se usa aquí en el Nuevo Testamento. En contraste con el lamento fuerte que implica klai¯o, dakru¯o tiene la connotación de romper a llorar en silencio, a diferencia de los dolientes típicos de los funerales. Las lágrimas de Jesús las generaban su amor por Lázaro y su pena por los efectos mortales e incesantes del pecado en el mundo caído. Aunque el versículo 35 es el más corto de la Biblia, es rico en significado. Enfatiza la humanidad de Jesús; era un verdadero "varón de dolores, experimentado en quebranto" (Is. 53:3). Pero, aunque los judíos estaban en lo cierto al ver amor por Lázaro en el dolor de Jesús, estaban equivocados al pensar que Sus lágrimas reflejaban la misma desesperanza que ellos sentían.
Ahora, el escenario estaba preparado para que el Salvador compasivo mostrara de forma visible Su afirmación de ser la resurrección y la vida. En la próxima sección demostraría de modo convincente Su poder sobre la muerte al resucitar a Lázaro.
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