Reto 4 40 Día No. 4

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¡Ahora más que nunca!

En años de consejería, en especial cuando pastoreamos hace unos años a jóvenes en nuestra iglesia, nos dimos cuenta que, la razón por la que muchas personas no tienen claridad del plan de Dios para su vida es porque no se lo preguntan a él.

En Hechos 22:10, el apóstol Pablo le hace esa pregunta al Señor cuando él, le sale al encuentro. ¿Qué haré Señor?Por eso, creemos que después de preguntarle al Señor cuál es el plan que tu debes llevar a cabo, él mismo se encargará de decírtelo así como lo hizo con Noé para que construyera el arca; con Moíses cuando le dio los detalles del tabernáculo y, con David cuando le dio los planos del templo.

Hoy aprendimos tres características del plan de Dios:

1. Es un plan personal.
En el mundo no hay nadie más como usted, y por tanto el plan de Dios para usted es único y personal: ¡para usted sólo! Él tiene un propósito a cumplir en y con la vida de usted que no puede ser cumplido en y con la vida de ninguna otra persona.

Hechos 9:4 "Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?"

2. Es un plan perfecto.
En Romanos 12:2 que sólo se debería leer junto con Romanos 12:1 en este caso, se nos dice que el plan de Dios, o sea, el plan y propósito de Dios en la vida de sus hijos, es “la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cómo es la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta.

3. Es un plan práctico.
Nos hemos dado cuenta también que muchas personas no descubren el plan de Dios para sus vidas porque piensan que tiene que ser algo muy complicado, y no es así. Es sencillo y práctico y en el peor de los casos, él siempre te va dar la fuerza y dirección para hacer eso que crees que en tus fuerzas no vas a poder hacer.

Hechos 22:5-6 —¿Quién eres, Señor? —preguntó. —Yo soy Jesús, a quien tú persigues —contestó la voz—. Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

Oremos con base al Salmo 18. Recuerda el Señor es tu roca, tu libertador y quien puede renovar tus fuerzas por muy débil que te sientas.

Bendiciones

Jovi y Marito
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