¿Para qué sirve la memoria? Según Arthur Glenberg

¿Para Qué Sirve la Memoria?
La memoria, en su esencia más básica, sirve como una herramienta fundamental para la adaptación al entorno. No es simplemente un depósito de información estática, sino un sistema dinámico que permite a los seres humanos interactuar con su entorno de manera eficiente y flexible. A través de la memoria, podemos almacenar y recuperar patrones de acción que nos ayudan a resolver problemas, anticipar situaciones futuras y aprender de experiencias pasadas. Glenberg sugiere que la memoria tiene la función principal de apoyar la percepción y la acción, permitiendo que los seres humanos naveguen en un mundo tridimensional lleno de estímulos y desafíos . Sin la memoria, nuestras interacciones con el entorno serían constantemente improvisadas, sin posibilidad de mejorar nuestras respuestas basadas en la experiencia previa.

Además, la memoria es crucial para la supervivencia y la toma de decisiones. Al retener información sobre nuestras interacciones pasadas con el medio ambiente, la memoria nos permite anticipar las consecuencias de nuestras acciones y ajustar nuestro comportamiento en consecuencia. Este proceso de predicción es vital no solo para evitar peligros, sino también para aprovechar oportunidades. Glenberg destaca que la memoria es un sistema proactivo, que suprime información irrelevante del entorno para concentrarse en patrones importantes que guían nuestras decisiones, lo cual es especialmente relevante para actividades complejas como la planificación a largo plazo, la comprensión del lenguaje y la construcción de modelos mentales . En resumen, la memoria no solo almacena recuerdos, sino que organiza y prioriza la información relevante para la acción efectiva y el desarrollo cognitivo.
Vamos a empezar desde cero pensando para qué sirve la memoria y consecuentemente, en cómo funciona. Supongamos que la memoria y la conceptualización están al servicio de la percepción y la acción. En tal caso, conceptualizar sería codificar los patrones de posibles interacciones físicas con un mundo tridimensional. Estos patrones están limitados por la estructura del medio ambiente, la de nuestros cuerpos, y la de la memoria. Por ende, la manera que tenemos de percibir y concebir el ambiente estaría determinada por el tipo de cuerpo que tenemos. Una memoria así no realizaría asociaciones. En su lugar, las distintas conceptualizaciones del mundo resultarían de las combinaciones de diferentes patrones de acción, en base a las limitaciones de nuestros cuerpos. Yo llamo a esta combinación “entramado”2 (mesh). Dicha conceptualización estaría dirigida por el medio ambiente y los patrones de acción de la memoria tendrían un rol complementario, automático. No obstante, una importante habilidad humana es aprender a suprimir esa gran estimulación proveniente del medio permitiendo así en este caso, que la memoria sea quien guíe dicha conceptualización. El esfuerzo utilizado en la supresión de entrada de información ambiental da lugar a la predicción, a la recolección de la memoria, y a la comprensión del lenguaje. Revisaré tanto trabajos teóricos como empíricos de la ciencia cognitiva3 sobre la memoria y la comprensión del lenguaje que sugieren la posibilidad de investigar conexiones entre temas tan dispares como la amnesia infantil y la teoría de los modelos mentales.