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El Gran Dalmuti - Juego de Cartas - Imawamba Juegos

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Durante mi etapa en la universidad de posgrado, un amigo (al que yo solía llamar "Dr. Chocolate", pero esa es otra historia) me enseñó las reglas de un fascinante juego de cartas. Nunca antes había visto un juego como ese: premiaba sobre todo al jugador que iba en cabeza, y penalizaba al jugador que iba último. Era un juego al que jugabas simplemente por el placer de hacerlo, ya que al final de la partida no había un ganador ni un perdedor; sólo se tenía en cuenta al jugador que había permanecido durante más tiempo como "Dalmuti", y al que había demostrado más talento humillándose como "Peón".
Algún tiempo más tarde, mis amigos y yo introdujimos en el juego un sistema de puntuación y nos pusimos a jugarlo para ver quien ganaba. Fue divertido. Luego jugué esa misma versión con mis compañeros del club de bridge. Fue divertido. Probé a jugarlo con mi familia. Fue divertido. Lo jugué con gente aficionada a los juegos, con gente que nunca solía jugar a nada, con gente joven, con gente mayor, con todo tipo de gente... y siempre era divertido. Curiosamente, aquel juego era divertido sin importar con quien lo estaba jugando. Y más curioso aún era que, lo jugase con quien lo jugase, una vez que nos poníamos a ello ya no podíamos parar.
Intrigado por la aceptación generalizada que despertaba el juego, me puse a intentar rastrear sus orígenes. No encontré mención alguna en ninguno de los libros de Hoyle (Edmond Hoyle, un escritor inglés del siglo XVIII que publicó diversos tratados sobre juegos de cartas, y que está considerado la mayor autoridad en la materia), pero seguí topándome aquí y allá con grupos de gente que lo jugaban, todos con sus propias versiones de las reglas y llamándolo de manera diferente según la zona: "Los Campesinos" en Japón, "Hombre Rico Hombre Pobre" en Alaska, "Escoria" en Utah... La pista más caliente que encontré fue un juego de apuestas que se jugaba en el barrio chino de New York. Aunque no fui capaz de llegar a saber su nombre, sí que descubrí que se practicaba desde hacía mucho tiempo, y que tenía diversas cualidades que lo convertían en un pariente directo del juego que estaba buscando.
Años más tarde cayó en mis manos un libro asombroso, que le recomiendo a cualquiera que tenga interes en los juegos: Una historia de los juegos de cartas, escrito por David Parlett. Parlett sugiere que el ancestro común de todos estos juegos similares al Dalmuti es un juego chino llamado "Zheng Shàng Yóu", que significa algo así como "Trepar hasta la cima". Parlett también hace referencia a un juego japonés llamado "Dai Hin Min" o "Un hombre muy pobre". Este significado resulta bastante irónico, ya que en mi opinión "Dai Hin Min" es el origen de la palabra "Dalmuti", que en nuestro juego significa algo bastante diferente a ser un hombre muy pobre.
Si te gusta El Gran Dalmuti pero no eres un jugador asiduo de juegos de cartas, dales una oportunidad. Al menos para mí, hay más horas de diversión en un simple mazo de naipes que en todas las películas de la historia del cine combinadas. Y te lo dice alguien que adora el cine.
Durante mi etapa en la universidad de posgrado, un amigo (al que yo solía llamar "Dr. Chocolate", pero esa es otra historia) me enseñó las reglas de un fascinante juego de cartas. Nunca antes había visto un juego como ese: premiaba sobre todo al jugador que iba en cabeza, y penalizaba al jugador que iba último. Era un juego al que jugabas simplemente por el placer de hacerlo, ya que al final de la partida no había un ganador ni un perdedor; sólo se tenía en cuenta al jugador que había permanecido durante más tiempo como "Dalmuti", y al que había demostrado más talento humillándose como "Peón".
Algún tiempo más tarde, mis amigos y yo introdujimos en el juego un sistema de puntuación y nos pusimos a jugarlo para ver quien ganaba. Fue divertido. Luego jugué esa misma versión con mis compañeros del club de bridge. Fue divertido. Probé a jugarlo con mi familia. Fue divertido. Lo jugué con gente aficionada a los juegos, con gente que nunca solía jugar a nada, con gente joven, con gente mayor, con todo tipo de gente... y siempre era divertido. Curiosamente, aquel juego era divertido sin importar con quien lo estaba jugando. Y más curioso aún era que, lo jugase con quien lo jugase, una vez que nos poníamos a ello ya no podíamos parar.
Intrigado por la aceptación generalizada que despertaba el juego, me puse a intentar rastrear sus orígenes. No encontré mención alguna en ninguno de los libros de Hoyle (Edmond Hoyle, un escritor inglés del siglo XVIII que publicó diversos tratados sobre juegos de cartas, y que está considerado la mayor autoridad en la materia), pero seguí topándome aquí y allá con grupos de gente que lo jugaban, todos con sus propias versiones de las reglas y llamándolo de manera diferente según la zona: "Los Campesinos" en Japón, "Hombre Rico Hombre Pobre" en Alaska, "Escoria" en Utah... La pista más caliente que encontré fue un juego de apuestas que se jugaba en el barrio chino de New York. Aunque no fui capaz de llegar a saber su nombre, sí que descubrí que se practicaba desde hacía mucho tiempo, y que tenía diversas cualidades que lo convertían en un pariente directo del juego que estaba buscando.
Años más tarde cayó en mis manos un libro asombroso, que le recomiendo a cualquiera que tenga interes en los juegos: Una historia de los juegos de cartas, escrito por David Parlett. Parlett sugiere que el ancestro común de todos estos juegos similares al Dalmuti es un juego chino llamado "Zheng Shàng Yóu", que significa algo así como "Trepar hasta la cima". Parlett también hace referencia a un juego japonés llamado "Dai Hin Min" o "Un hombre muy pobre". Este significado resulta bastante irónico, ya que en mi opinión "Dai Hin Min" es el origen de la palabra "Dalmuti", que en nuestro juego significa algo bastante diferente a ser un hombre muy pobre.
Si te gusta El Gran Dalmuti pero no eres un jugador asiduo de juegos de cartas, dales una oportunidad. Al menos para mí, hay más horas de diversión en un simple mazo de naipes que en todas las películas de la historia del cine combinadas. Y te lo dice alguien que adora el cine.
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