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OLD GREEN BOY - Edu Quindós
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MI VIEJO AMIGO VERDE DE CUATRO RUEDAS
Ya sabes que, si por mí fuera, seguiríamos juntos hasta que no pudieras más. Incluso con tus ventanas rotas, que no puedo bajar y que hacen que tenga que abrir la puerta para poner la llave del parking o que, antes de tener el Vía-T de María, tuviera que abrir la puerta en los peajes. Pero tienes aire acondicionado, quién quiere ventanas cuando sigues refrescándote sin problema. Tantas veces se han metido contigo porque la tela del techo está descolgada y cuando alguien iba detrás se quejaba de que le tocaba la cabeza, ay… cuánta ingratitud e incomprensión, eres así, con estilo propio. Quizás hace ya años que tienes un diseño desfasado, pero a mí me gusta y soy yo el que te conduce, o te conducía, qué triste me pone hablar de ti en pasado… Aunque no te he dado mucho tute, en total no has llegado a los 210.000 Km los has llevado de fábula. Sí, vale, las subidas te costaban un montón pero era tan fácil como reducir a segunda y quitar el aire para no perder potencia, y listo, a tu ritmo y lo conseguías. Y sí, también es cierto que esa luz delantera derecha era una rebelde y cada dos por tres hacía mal contacto e ibas tuerto durante parte del trayecto, luego con un sutil golpe solías volver a alumbrar como tú sabías, poco… para qué engañarnos. Cómo mirábamos los dos con envidia a esos nuevos coches, tan jovenzuelos y fardones, con sus luces led que alumbraban hasta tres pueblos más lejos y nosotros nos teníamos que conformar con una luz amarillenta que alcanzaba estrictamente lo reglamentario. Bueno, no hay que olvidar tu fabuloso techo solar, que no ha fallado ni una sola vez y que pocos tienen. Y qué decir del embellecedor imitación madera del salpicadero… ahí estabas tú con la elegancia y el porte de un coche de alta gama, claro que sí. Y como seña de identidad el logo de Honda que nos robaron hace ya varios años y el bollo en tu lado izquierdo trasero de aquel último concierto con los exPlebeya en l’Ametlla del Vallès, no quiero ni saber qué hicieron para hacerte eso…
Eres mi viejo amigo verde de cuatro ruedas y siempre lo serás. Me has llevado donde te he pedido. Hace poco más de un año me diste un susto tremendo y te quedaste parado en la calle, pero busqué y rebusqué ese delco que teníamos que trasplantarte y con la ayuda de Rubén de Rodi de la calle Aragón (que por cierto, le supo muy mal que tuviera que despedirme de ti, siempre hablaba maravillas de ti, aunque tú estabas allí ya lo sabías, y no solo él sus compañeros te cuidaron y mimaron, porque eres un cochazo), pues eso, con su ayuda encontramos el delco en un desguace, gracias a ese otro coche que ya no pudo seguir que pudiste estar varios meses más a mi lado. Joder, qué difícil se me hace, y sí, eres un coche, no vienes a verme ni mueves el tubo de escape cuando me ves, lo sé, pero eres como mi Bumblebee. ¿Sabes lo que más me revienta? Que soy yo el que te abandona, el que te deja tirado y porque eres demasiado viejo para poder salir a cualquier hora en Barcelona. Que yo estoy de acuerdo con las medidas que tengan que ver con motivos ecológicos, pero anda que no nos han llenado de humo otros coches más actuales, y sí, eso me joroba y mucho. Si no hubieras podido tirar más, si no hubiéramos encontrado el delco o se te hubiera parado el motor para siempre, pues seguramente estaría triste pero lo entendería mejor. Pero no, soy yo el que te cambia, el que traiciona, aunque estoy seguro de que si pudieras, lo comprenderías. Nos hemos dado un buen último viaje a los Pirineos, hasta María estaba sorprendida de lo bien que sigues yendo. Hemos adelantado si era necesario y hemos disfrutado saliendo de los peajes y haciendo de 0 a 100 en… 15… 20 segundos… qué más da, para mí eres un bólido. La sensación de velocidad que me dabas yendo solo a 80 o 90 es genial, y a 120 ni te digo, parecía que voláramos. Qué buenos ratos hemos pasado y también has vivido mis dramas, alguna vez he pagado mis despistes en ruta golpeándote en el volante, siempre te pedía perdón, jeje, ¿qué culpa tenías tú?
En fin, mi viejo amigo, me despido de ti, con una gran congoja y con una canción, qué menos que escribirte “Old Green Boy”, qué menos…
Se me hará raro entrar en el parking y ver al pequeñajo blanco ocupando tu plaza. Estoy seguro de que os habríais llevado bien, y espero que funcione aunque sea… la mitad de bien que tú.
Gracias compañero, te recordaré siempre, abuelo.
Edu
Honda Civic 1.5 V-TEC verde metalizado con aire acondicionado y techo solar.
B-1977-PY
24-08-1995 – 27-08-2021
Música y letra: Edu Quindós
Grabado en Light Studio con Luis Robisco
Ya sabes que, si por mí fuera, seguiríamos juntos hasta que no pudieras más. Incluso con tus ventanas rotas, que no puedo bajar y que hacen que tenga que abrir la puerta para poner la llave del parking o que, antes de tener el Vía-T de María, tuviera que abrir la puerta en los peajes. Pero tienes aire acondicionado, quién quiere ventanas cuando sigues refrescándote sin problema. Tantas veces se han metido contigo porque la tela del techo está descolgada y cuando alguien iba detrás se quejaba de que le tocaba la cabeza, ay… cuánta ingratitud e incomprensión, eres así, con estilo propio. Quizás hace ya años que tienes un diseño desfasado, pero a mí me gusta y soy yo el que te conduce, o te conducía, qué triste me pone hablar de ti en pasado… Aunque no te he dado mucho tute, en total no has llegado a los 210.000 Km los has llevado de fábula. Sí, vale, las subidas te costaban un montón pero era tan fácil como reducir a segunda y quitar el aire para no perder potencia, y listo, a tu ritmo y lo conseguías. Y sí, también es cierto que esa luz delantera derecha era una rebelde y cada dos por tres hacía mal contacto e ibas tuerto durante parte del trayecto, luego con un sutil golpe solías volver a alumbrar como tú sabías, poco… para qué engañarnos. Cómo mirábamos los dos con envidia a esos nuevos coches, tan jovenzuelos y fardones, con sus luces led que alumbraban hasta tres pueblos más lejos y nosotros nos teníamos que conformar con una luz amarillenta que alcanzaba estrictamente lo reglamentario. Bueno, no hay que olvidar tu fabuloso techo solar, que no ha fallado ni una sola vez y que pocos tienen. Y qué decir del embellecedor imitación madera del salpicadero… ahí estabas tú con la elegancia y el porte de un coche de alta gama, claro que sí. Y como seña de identidad el logo de Honda que nos robaron hace ya varios años y el bollo en tu lado izquierdo trasero de aquel último concierto con los exPlebeya en l’Ametlla del Vallès, no quiero ni saber qué hicieron para hacerte eso…
Eres mi viejo amigo verde de cuatro ruedas y siempre lo serás. Me has llevado donde te he pedido. Hace poco más de un año me diste un susto tremendo y te quedaste parado en la calle, pero busqué y rebusqué ese delco que teníamos que trasplantarte y con la ayuda de Rubén de Rodi de la calle Aragón (que por cierto, le supo muy mal que tuviera que despedirme de ti, siempre hablaba maravillas de ti, aunque tú estabas allí ya lo sabías, y no solo él sus compañeros te cuidaron y mimaron, porque eres un cochazo), pues eso, con su ayuda encontramos el delco en un desguace, gracias a ese otro coche que ya no pudo seguir que pudiste estar varios meses más a mi lado. Joder, qué difícil se me hace, y sí, eres un coche, no vienes a verme ni mueves el tubo de escape cuando me ves, lo sé, pero eres como mi Bumblebee. ¿Sabes lo que más me revienta? Que soy yo el que te abandona, el que te deja tirado y porque eres demasiado viejo para poder salir a cualquier hora en Barcelona. Que yo estoy de acuerdo con las medidas que tengan que ver con motivos ecológicos, pero anda que no nos han llenado de humo otros coches más actuales, y sí, eso me joroba y mucho. Si no hubieras podido tirar más, si no hubiéramos encontrado el delco o se te hubiera parado el motor para siempre, pues seguramente estaría triste pero lo entendería mejor. Pero no, soy yo el que te cambia, el que traiciona, aunque estoy seguro de que si pudieras, lo comprenderías. Nos hemos dado un buen último viaje a los Pirineos, hasta María estaba sorprendida de lo bien que sigues yendo. Hemos adelantado si era necesario y hemos disfrutado saliendo de los peajes y haciendo de 0 a 100 en… 15… 20 segundos… qué más da, para mí eres un bólido. La sensación de velocidad que me dabas yendo solo a 80 o 90 es genial, y a 120 ni te digo, parecía que voláramos. Qué buenos ratos hemos pasado y también has vivido mis dramas, alguna vez he pagado mis despistes en ruta golpeándote en el volante, siempre te pedía perdón, jeje, ¿qué culpa tenías tú?
En fin, mi viejo amigo, me despido de ti, con una gran congoja y con una canción, qué menos que escribirte “Old Green Boy”, qué menos…
Se me hará raro entrar en el parking y ver al pequeñajo blanco ocupando tu plaza. Estoy seguro de que os habríais llevado bien, y espero que funcione aunque sea… la mitad de bien que tú.
Gracias compañero, te recordaré siempre, abuelo.
Edu
Honda Civic 1.5 V-TEC verde metalizado con aire acondicionado y techo solar.
B-1977-PY
24-08-1995 – 27-08-2021
Música y letra: Edu Quindós
Grabado en Light Studio con Luis Robisco
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