ESCRITUBRE 2024: Tierra, reto 2

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¡Segundo reto de esta segunda semana inspirada en el elemento TIERRA!
Me entusiasma mucho este reto, y no dudo que de aquí salga algo que eventualmente pueda ilustrarse y publicarse...

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La rosa

Después de muchos milenios tras la creación, el desierto comenzó a sentirse desolado. Mientras que los bosques y montañas rezumaban de verdor, todo lo que en él habitaba era árido y espinoso. Entonces comenzó a llorar, sus llantos llegaron a Dios que estaba en el cielo, y del cielo Dios dejó caer sobre el desierto al más bonito de sus ángeles. Este cayó en forma de semilla, la arena la recibió entre sus brazos y el llanto la nutrió.
Al cabo de unos años, la semilla había germinado para dar a luz a una bellísima rosa. Sus pétalos reflejaban los rayos del sol con el más hermoso color escarlata y su aroma era tan delicioso que hasta el viento se enamoró de ella. Pero la virtud de la rosita también despertó malos sentimientos.
Las criaturas del desierto, que solo habían visto cactus durante toda su vida, se asustaron con su particular belleza y decidieron atacarla. No obstante, siempre que alguna intentaba algo, el desierto de alguna forma la protegía. Pero esto solo empeoró la situación, pues viendo como las arenas se movían en su favor, la creyeron poseída por algún tipo de embrujo malvado y huyeron despavoridos, llamándola “Monstruo”.
Y la rosa, que no era ciega ni sorda, comenzó a sentirse herida, pues aunque nunca llegaron a lastimar su cuerpo, el desprecio y la soledad bastaron para herir profundamente su corazoncito de ángel.
Fue así que, envolviéndose con sus propios tallos, la rosa se ocultó dentro de sí misma, dejando ver de sí únicamente sus espinas. Desapareció el color brillante de sus pétalos, así como el rico aroma que esta desprendía. Y el desierto volvió a quedarse triste y desolado.
Un día, mucho tiempo después, apareció una serpiente. Era una víbora negra de los páramos, la más despistada de su especie. Esta se había propuesto visitar todos los lugares más bonitos de la tierra, y por cosas del destino había ido a parar allí.
Las serpientes tienen un tipo muy particular de vista, puesto que pueden ver solo el calor, pero esta tenía unos ojos tan raros que no solo pudo ver la rosa claramente debajo de las espinas, sino que también pudo ver su corazón, y era el corazón más lindo que hubiese visto jamás.
La rosa, al sentirse observada, asomó unos pétalos para poder ver de vuelta a quien la miraba, y al hacerlo, un poco de su dulce aroma se le escapó. La serpiente, que veía con su lengua mejor que con sus ojos, saboreó aquel encantador aroma, y sin dudarlo dos segundos, declaró su amor a la bella rosa.
La rosa, creyendo que se burlaba, volvió a esconderse tras las espinas, haciéndolas aún más grandes para protegerse de la intrusa. La serpiente, sin comprender aquella reacción, se enfadó con la rosa, pero no se marchó. Es más, se metió entre las espinas, y pillando por sorpresa a la pequeña rosita, la besó.
La rosa se llevó tal sorpresa que se le cayeron las espinas al piso y el tallo le tambaleó, la serpiente se envolvió alrededor de ella y sonriendo alegremente le dijo.
—No sé lo que te hayan dicho, no sé lo que te hayan hecho, pero sea lo que sea… quiero que sepas que eres muy bella. Y pase lo que pase, no dejaré que se te olvide.
Y cumplió. A partir de ese día, la serpiente se quedó a su lado, recordándole a todas horas lo hermosa y perfecta que era. La rosa, antes humilde y avergonzada, comenzó a volverse vanidosa, y con su vanidad, volvieron el color exuberante y el fascinante aroma.
Los animales siguieron hablando, pero a quién le importaba ya. Esos dos se habían enamorado, y de su mundo ya nadie les podía sacar.
Así fue como se casaron, y se dice que tuvieron hijos, aunque no me pregunten cómo. Todo lo que sé es que la rosa se hizo tan grande que creó un oasis con sus raíces, mientras que la serpiente se volvió tan fuerte que muchos la llamaron dragón, y juntas dieron vida a aquel cruel desierto, que ya no volvió a sentir desolación, pues no había bosque ni montaña alguna que rezumara tanta vida como lo es el amor.
¿Qué fue de ellos? Pregúntenle al viento, ¿fueron felices? Pregúntenle a Dios. Yo solo sé que esto fue cierto, pues lo cuento yo, que soy el desierto...

DulceMakaria
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Los textos de mis colegas son excelentes. ¿¡Bravo!

olenacolombani
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Elemento Tierra, Reto 2

Olvido, la nomeolvides

La florecilla Olvido era la hija más joven de una larga estirpe de nomeolvides, una de las familias más elegantes y respetadas de todo el reino de Petalada. Ella era una preciosa nomeolvides con su vestido de cinco carnosos pétalos azules, con una corona tan amarilla como el oro bruñido y un tallo esbelto más verde que una hoja fresca de menta.

Era una joven feliz y risueña, jugando siempre a la sombra de los más mayores, como los fuertes robles, los tristones sauces apostados en los ríos y los altísimos pinos, quienes tenían que esforzarse para verla, tan pequeña e insignificante como parecía a su lado.

A Olvido le habían puesto ese nombre porque desde que fuera un brote apenas visible entre las piedrecitas que forman la tierra, había hecho reír a sus parientes por su facilidad para olvidar cualquier cosa en pocos segundos. Así le pasó una vez, poco después de nacer, que, viendo a un cochinillo beber de un charco al lado de las flores, olvidó por completo que estaba sorbiendo la tierra para obtener sus nutrientes y ¡se inclinó para beber agua junto al lechón! Después de eso, las carcajadas de los padres de Olvido fueron tan fuertes que se contagiaron al resto de flores de Petalada.

En otra ocasión, ya habiendo crecido, Olvido salió de casa para ir a jugar con un amigo suyo, el clavel Marcos, y cuando llegó al sitio donde habían acordado se dio cuenta de que Marcos no estaba. Lo buscó por los caminos, llamándolo a voces, hasta que llegó a su parterre privado y lo llamó:

—Marcos, ¿qué estás haciendo? ¡Hemos quedado para jugar al me-quiere-no-me-quiere! —gritó mirando hacia arriba, a las macetas de porcelana donde vivían los orgullosos claveles.

Y Marcos, sorprendido por la mala memoria de su amiga, le recordó:

—¡Olvido, fue ayer cuando quedamos! Te busqué y te busqué y no viniste —y rio a carcajadas. Olvido se sintió enfadada consigo misma por haber olvidado a su amigo, pero al final se echó a reír con él.

Lo peor fue cuando olvidó al valeroso rosa Ginés, de quien estaba profundamente enamorada. Tenía una corona roja, rojísima, hecha de pétalos olorosos, y era tan cariñoso con ella que creía que nunca lo olvidaría. Pero lo de Olvido era como una maldición, y un día no pudo recordar la cara de su tan amado rosa. «¿Dónde estará, dónde estará mi amor?», suplicaba sollozando por las calles de Petalada. Hasta que una ardilla celestina que estaba enterada del asunto entre ella y Ginés, la ayudó con susurros a guiarla hasta el parterre de Ginés. «Sube esta piedra», le decía, o «vadea este arroyo», le aconsejaba, hasta que llegó a un majestuoso palacete de rosales espléndidos, y allí vio a Ginés, rojo como en un aura de amor enorme.

—Olvido, nomeolvides, flor de mi vida: si me olvidas yo te buscaré hasta que me marchite —le dijo, y se abrazaron.

Después de eso, fuera por el amor o por el miedo a perderlo, nunca más volvió a olvidar. Y Olvido recordó todo hasta que se hizo viejecita.

sr_andaluz
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EL GENEROSO ARBUSTIANO RAMAVERDE

Arbustiano Ramaverde, bien plantado como siempre en el jardín del viejito Cristóbal, estaba teniendo un día muy difícil. Su oído vegetal, a los ciento cincuenta años, ya no era el de antes y le costaba entender lo que su amigo le decía. A Arbustiano le gustaba mucho hacer feliz a Cristóbal, como cuando éste era apenas un niño no mucho más alto que un rosal joven, y le pedía naranjas o ciruelas. «Arbustiano», le decía Cristobalito entonces, «¿podrías por favor regalarme una naranja que me dio sed?», y el árbol, muy contento de tener a alguien que le hablara, enseguida hacía brotar la naranja más jugosa y perfecta, que el niño comía sentado sobre las gruesas raíces que se hundían en la tierra amada.
A veces Cristóbal quería manzanas, peras y duraznos. En esas ocasiones las ramas de Arbustiano se poblaban de los frutos, perfumes y colores más diversos, como para darle envidia al más emperifollado arbolito navideño.
Pero de eso hacía ya muchos años.
Cristóbal y él seguían siendo muy buenos amigos, pero Arbustiano ya no lo escuchaba tan bien.
—Arbustiano, viejo amigo, ¿me darías por favor un limón?
El viento susurró entre las hojas y, a los pocos minutos, por entre las raíces se asomó un lirón pequeñito, que husmeaba el jardín haciendo temblar sus bigotes.
—¡Pero te dije limón, no lirón! Bueno, está bien —suspiró Cristóbal con paciencia—, dame entonces por favor unas aceitunas.
El viento susurró otra vez entre las hojas y en un momento las ramas de Arbustiano ofrecieron unas riquísimas tunas. El viejito no quiso corregir a su amigo para no herir sus sentimientos, y además le encantaban las tunas, así que le agradeció. Le pidió también un poco de tomillo. Al cabo de un ratito Arbustiano sacudió muy contento sus ramas cargadas con tornillos. Por las dudas, Cristóbal se apartó un poco: se veían pesados y puntiagudos.
Cuando le pidió manzanilla, Arbustiano le dio mantequilla. Cuando le pidió cerezas, le dio cerveza.
En un último intento, Cristóbal le pidió albahaca.
El viento susurró entre las hojas y al caer la tarde, Arbustiano, muy contento, vio a Cristóbal cruzar el jardín despacito, tirando de las riendas de una vaca.
Seguro que su querido amigo iba a poder hacerse un café con leche.

SemillaKosmik
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Semana 2: Reto 2:
Germinado

Acabo de nacer. Me estoy divirtiendo al mirar mis raíces. Estoy creciendo. La luz me alimenta y el agua me devuelve la vida. Siento que estoy a punto de descubrir dónde pertenezco. El aire puro, la fragancia de lo silvestre. Estoy rodeado de vida y lleno de ella. Mis hojas son sombra y mis ramas posada. Día a día recibo visitas distintas. Animales e insectos me acompañan. Vivo feliz en mi villa. A los humanos ayudo a vivir y ellos me permiten compartir su espacio. Me dejan ser. Yo los haré crecer. Cómo ellos a mí

mariafeescajadillo
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Querida Lorena🤗

Aprovecho esta consigna para recomendarles un libro precioso: La vida secreta de los árboles de Peter Wohlleben. Muchas personas ya lo habréis leído (ya que se trata de un bestseller), pero a las personas que no lo hayan leído decirles que, realmente vale la fama que obtuvo.😍

Sin más dilación el ejercicio de hoy:

En otoño, lloro hojas secas.
El manto que arropará la tierra las largas y frías noches de invierno. Nada parece tener sentido, paso un invierno triste.
Pero, a la vuelta de la esquina asoma la primavera con su luz renovada. Las hojas secas se han convertido en brotes tiernos llenos de esperanza. Bajo el sol primaveral todo cobra un nuevo significado.

AnaGuillenBachs
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Reto 5: El robot y el árbol

El viento soplaba con tranquilidad, haciendo que las ramas de los árboles chocaran entre si. Apoyado contra el tronco de los uno de los árboles, un robot disfrutaba del relajante sonido resultante.
― Es un día muy pacífico, ¿no lo cree? ―
El robot miró hacia atrás, pero no había nadie.
― ¿Será que ahora incluso los árboles pueden hablar? ―
― Pues no te equivocas, hermano metálico ―
― ¿Podrá ser verdad? ― Miro de nuevo, esta vez con más detenimiento. Sin nadie a la vista, no tuvo más remedio que aceptar la imposibilidad.
― ¿Ahora lo cree? ―
― He de hacerlo. Buen día, señor árbol. Mi nombre en Titán, pero puede llamarme como más le plazca. ¿Cuál es el suyo? ―
― ¿Nombre? Eso no es algo que yo tenga ―
Titán miró al cielo, algo pensativo.
― Y, ¿No te gustaría tener uno? ―
― Un nombre… ¿Yo? ―
― Sí, algo por lo cual ser llamado ―
― Supongo que… estaría bien ―
― Creo tener una idea, pero primero. ¿Eres hombre o mujer? ―
― Soy árbol ―
― Claro, disculpe la pregunta. Pienso que Pachamama podría ser un nombre digno de ti ―
― ¿Pachamama? Suena… interesante. Me lo quedo ―
― Me alegra te haya gustado, ¿puede hacerte una pregunta? ―
― Adelante, hermano metálico ―
― ¿Por qué me llamas hermano? ―
― Porque todos somos hermanos. Todos nacimos de la tierra ―
― Pero, yo soy diferente. No soy ni planta ni animal, mi cuerpo es de metal ―
― Vegetal, animal o metálico, todos nacimos de la tierra. ¿O de donde nació el metal que te conforma? ―
Titán agachó la cabeza.
― Supongo que tienes razón, hermano ―
― Sí, sí, sí. Claro que tengo razón, nacido de la tierra y nutrido de la misma, uno con el mundo soy. Yo he de tener la razón, tal como el mundo sobre sí mismo ha de girar ―
― Dime, Pachamama. Si tanto conocimiento tienes, ¿como se siente el calor del sol? ¿O qué olor tienen las flores delante a nosotros? ―
― El calor es calmante, aunque algo doloroso. Y el olor es dulce, aunque algo invasivo ―
― Ya veo, qué sentimientos más hermosos parecen ser ―
― Si cierras los ojos, incluso tu podrás sentir ―
― ¿Tu lo crees? ―
― ¿No confías en mí? Recuerda, yo he de tener la razón ―
Titán cerro los ojos e intento pensar en los sentidos que nunca había podido experimentar. Pero, por más que pensará, nada parecía poder sentir.
Unos minutos después, termino por abrir los ojos. Para su sorpresa, al hacerlo se encontró con las ramas del árbol dándole un abrazo.
― ¿Puedes sentirlo? El calor de un abrazo es inigualable ―
Él era ajeno al tacto o el calor, pero de alguna manera, ese abrazo sobrepaso sus limitaciones terrenales.
― Ya veo, tenías razón, hermano. Todos estamos conectados por la tierra ―
Esto que estaba sintiendo era conexión. Uno con la tierra y con todo lo que la compone. Mineral, vegetal o animal, todo nació del mismo origen y todo irá a parar al mismo final.
― Gracias, Pachamama. Creo que hoy entendía algo más ―
― No hay de que, la familia siempre está para ayudar ―

elmati
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De la tierra


Magali es una aventurera. Apenas termina de hacer sus deberes y ya se va corriendo al patio a jugar entre las flores, los árboles y el pastito recién cortado. Se acomoda su vincha de estrellas: tiene que estar bien en su lugar porque es la que la protege de todas las arañas y sapos que se puede encontrar.
—Igual, no me dan miedo —dice con su cara de superheroína.
En el jardín no dejan de aparecer margaritas. Se arrodilla y acerca la nariz para sentir el dulce perfume que tienen. Huelen a flores.
—Y sí, si son flores, ¿a qué van a oler? —dice y se ríe.
Agarra las más lindas, de aquí y allá para que mamá no lo note, y se las lleva a la montaña de tierra que hizo papá cuando sacó el árbol seco. Hace puchero y menea la cabeza porque papá sigue sin arreglar el tremendo pozo que hizo.
—¡Ay, por Dios! ¿Cuándo va a ser el día que lo tape? —dice y se agarra las trenzas.
Acomoda las florecitas con cuidado: hace una O con ellas. Al lado hace otra. Se sienta en el pasto y espera, tapándose la boca por los nervios.
La montaña de tierra es bajita y, con las margaritas con que la decoró, ahora tiene dos ojos que empiezan a pestañear.
—Hola, Magali, buen día —le dice la montaña, abriendo una boca llena de tierra.
—Hola, Pachamama, ¿cómo te va?
La Pachamama tiene cara de abuelita buena y le sonríe porque le gusta cuando le preguntan cómo está.
—Estoy muy bien. Gracias.
La niña aventurera no puede esperar para contarle su día, para decirle todo lo que habló con sus amigos, cómo se cuidaron de no tirar los paquetes de las golosinas al suelo. La Pachamama sonríe más, con los ojos cerrados, imaginando todo el bien que Magali está haciendo por todos.
—¿Podés hacerme dientes de león, por favor? —dice Magali—. ¡Amo los dientes de león! Los voy a soplar. De un soplido los voy a desarmar.
—Ya están ahí —responde la montañita—. Los dejé por todos lados para que te diviertas buscando.
Magali salta y grita de alegría. Le da un beso en la frente de tierra y se va corriendo a buscar los dientes de león.
La Pachamama se queda mirando cómo juega, contenta de que haya niñas aventureras como Magali, que todavía la quiere y la cuida.

sebastianluque
Автор

Reto 5: Topacio el topo

En el valle no había animal más triste que Topacio, un pequeño topo que vivía en lo subterráneo.

La vista de Topacio no era buena, no podía ver lo bello del valle, ni siquiera veía su nariz de estrella.

Topacio se la pasaba amargado todo el día, no hablaba con nadie, y tampoco reía. Muchos animales le intentaron ayudar, pero al pobre topo nada lo podía animar.

Hasta que un día por accidente llegó Toperto, un topo torpe pero siempre contento. Le contó que él tenía el mismo problema, hasta que milagrosamente resolvió el tema:

"Se trata de cómo lo tomes” le dijo, “ya sé que no veo, pero no me aflijo”, “me encanta sentir el agua de la lluvia y escuchar a las aves cantar”, “disfruto mi comida, y olerla ni se diga”, “lo que me hace diferente, me hace especial y eso jamás va a cambiar”.

Entonces con valentía, Topacio excavó y excavó la tierra hacia arriba, cuando ya estaba cansado, sus garras atravesaron el otro lado. De repente sintió la brisa, y un cálido rayo de luz iluminó su sonrisa. Topacio sintió desde ese día, que el exterior le daba la bienvenida con alegría.

iranyaandrade
Автор

Así como tú

Sobre tu cabeza veo pétalos blancos, mientras yo los tengo amarillos.
Dices que somos parientes, pero no noto el parecido, más allá de las hojas y tallo verde, no hay similitud.
Tú eres elegancia, mientras yo soy vivacidad.
Admiro la delicadeza con que arrullas al vacío mientras la brisa de la noche se lleva uno a uno tus pétalos, aunque, no entiendo porqué eso te pone triste, si pronto volverán a crecer.
Te ves muy diferente sin tu sombrero alocado, pareces más pequeña, delicada; como si la última ventisca se hubiera llevado consigo tu grandeza y me la regalara a mí en su lugar.
Ahora entiendo tus palabras, ahora me veo como tú, ahora siento lo que tú.
No eras elegancia inalcanzable, eras dulzura.
No le cantabas al vacío, sino a tus retoños, así como yo lo hago cada que uno nuevo se va con el viento, dejándome un vacío, que jamás había sentido. Me alegra saber que estarán bien donde caigan, pero, me entristece que no podré verlos florecer.
Hay uno que se niega a partir, temeroso de no ser bueno volando, dice que prefiere quedarse a mi lado; así como yo lo hice antes.
Ahora lo recuerdo, ese miedo a las alturas, ese candor de tu canto; ahora te recuerdo, cuando ya estoy por encogerme, tal como tú.

Erizo_Suizo
Автор

Reto 2: Tierra

Un pequeño grupo de personas habían llegado a la arenoso y extensa playa, que terminaba a unos cuantos metros después al comenzar un verdoso suelo plagado de gigantes palmeras y arbustos. Eran pocas personas con apenas recursos para sobrevivir. Probablemente la tribu contaba con muchas más personas, pero al parecer sólo unos pocos se aventuraron a explotar nuevas tierras. ¿Ese esfuerzo sería recompensado? Talvez sí, talvez no, pero ese bello lugar prometía, cuando menos, mucha vida vegetal y probablemte animal. Con el tiempo, nuevas generaciones nacería en ese lugar, ¿cuidarían a ese bello lugar que los provería de sustento? Esperemos que sí. ¿La antigua tierra de esa gente sería tan prometedora?. Sea cual sea el caso sin esa curiosidsd, muchos de ellos no habrían llegado tan lejos. Sólo tendrían que valorar su nuevo hogar para permitirse llamarlo así unas cuantas generaciones más.

Donde terminaba la costa arenosa y empezaba el suelo verdoso se extendía un piso de concreto, un edificio gigante se extendía varios metros. Una cerca devidía a muchos individuos varios metros de la torre contigua a un gigantesco cohete. Sólo se escuchaba el ruido producido por la combustión que desembocaría en un estruendoso despegue. Todos estaban eufóricoa, tantos años y esta era la primera vez que no sólo esa gente, sino toda su especie, se aventuraría a pisar suelo de otro mundo, o más bien, Luna. ¿La curiosidad valdría la pena? Aún era incierto, lo único claro es que si también era o no generosos con su nuevo hogar, esto también lo sería con ellos.

enriqueocampo
Автор

Tierra Reto 2

BRIZ, LA LOMBRIZ

¿Por qué, oh Creador, me hiciste así?
La lombriz lloraba desconsolada asomando por un pequeño montículo de tierra removida.
—Ni ojos me diste para disfrutar del mundo que me rodea. Puedo sentir el sol que me matará si me descuido, pero no puedo ver la luz.

Un búho escuchó sus lamentos y le dijo:.
—Eres una desagradecida además de ignorante. Todos los seres vivos, desde la gigantesca ballena azul hasta el diminuto ácaro, tenemos un importante papel en el equilibrio de la naturaleza.

La lombriz se enojó con el búho por reñirle.
—¡Mira quien fue a hablar! Un pajarraco que volando va a donde le da la gana, y que además tiene una vista excelente. A tí quisiera yo verte, arrastrando tu cuerpo bajo tierra y siempre asustada de encontrarte con un topo que te zampe para merendar.

El búho movió la cabeza con impaciencia.
—¿Qué piensas que yo no tengo enemigos? He de cuidarme de las grandes águilas, de los astutos zorros, de las gráciles martas.
En el ciclo de la vida todos somos depredadores y presas.

La lombriz se enojó con el búho.
—¡Qué me olvides Benavides!
Ya me dirás para qué sirve una vida entre barro y basura. ¡Puaff, Puaff!

El búho se lanzó a por ella y la zarandeó con el pico.
—¡Escúchame boba! No eres consciente de tu importancia para la vida, vosotras con vuestra actividad mejoráis los suelos enriqueciéndolos.
Y, sí, sois alimento para otros seres, pero ¡se siente! Así son las cosas.

La lombriz abochornada se retiró bajo tierra dándole vueltas a la cabeza y por qué no decirlo bastante más orgullosa.

manuelcortes
Автор

Tierra, reto 2.

- ¡Listo, lo terminé! - dijo la pequeña con una gran sonrisa que se borró de inmediato al ver a su padre entrar a la casa.
- ¿Qué estás haciendo? - le gritó a la niña - ¿Otra vez perdiendo el tiempo con tus dibujitos tontos? -
tomó la hoja que escondía la pequeña tras de si y la rompió con brusquedad a pesar de las súplicas de ésta por que no lo hiciera, ella salió llorando de la casa, ignorando los gritos de su padre.
- ¡Valeria! ¿A dónde crees que vaz? ¡ven aquí! ¡regresa! -
Valeria corrió sin parar hasta llegar al primer sendero que conducía al bosque, se adentro mientras limpiaba sus lágrimas, después de unos minutos escuchó que alguien la llamaba.
- ¡Valeria! ¡Valeria! por aquí preciosa -
la niña averiguó de dónde venía la vocecita, era una rosa, muy bonita, de un color lila con un tallo brillante.
- ¿por qué lloras pequeña?- le preguntó la florecita
- mi padre odia lo que yo amo -
- pobre pequeña, te entiendo, pero no debes estar triste por eso, tú puedes brillar en un mundo oscuro, mírame a mí, al principio me daba miedo estar en medio de este bosque sombrío, pero con el tiempo aprendí que yo misma puedo iluminar lo que me rodea -
- ¿y cómo? - pregunto curiosa Valeria
- ¿acaso no me vez? ¿no te paresco hermosa? yo soy un adorno para este bosque, así que no dejes de hacer lo que amas, eso te hace una persona hermosa, con el tiempo tú padre lo aceptará y si no, aún así, tu seguirás brillando, no lo olvides, eres como una hermosa rosa en medio del bosque -
Valeria limpio por completo sus lágrimas y regresó a casa decidida a volver a hacer el dibujo que le rompió su padre...

Fresita-Kpop-SweetMoa
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El día de Tita

MARISOL DEL PINO


La mariposita naranja salió de su casita para alimentarse.

Ella desconocía que hoy era su último vuelo, y lo pasó re bien con las luciérnagas bostezonas y las ruidosas chicharras que no querían pasar desapercibidas.

La mariposita Tita hizo un gran grupo de coristovichos y ella los dirigió toda la tarde.

Cuando el señor sol empezaba su recorrido hacia el oeste Tita sintió que sus alitas perdían fuerzas y descendió al lado de un viejo pino.

Tita no despertó y con el tiempo la tierra la cubrió por completo.

El desconocido descalzo que toca, huele, siente, miró hacia su derecha y vio un hermoso hongo naranja. ´Él pensó que era una mariposa reencarnada y desde adentro del paragüitas carnoso color naranja se escuchó:

一Sí, soy la mariposita Tita.

El extraño sonrió.

MARISOLDELPINO-zr
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La oscuridad. Recordaba haber estado en el pico de un zopilote. Iztlacolihqui había sido benevolente con ella por lo que su primer invierno no fue tan complicado a comparación del de las otras plantas.
Su tierra era de color claro, áspera y dura además muy polvorienta. Los animales crecían y moría, a la velocidad de la luz dado la dureza del desierto por lo que a diario rezaba que nadie se la comiera,
Los meses avanzaron sin embargo las lluvias no llegaron. Tuvo una idea muy arriesgada: durante semanas concentro su energía en desarrollar un sola hoja de las dos que tenía de forma que al ser está tan enorme captará el agua de mejor modo.Hora contaba con más energía de parte del sol pero y el agua... Sintió agua caer de algún lado, ya sabía hacia donde crecer.
—Cariño, ¡Feliz cumpleaños! Paso a mostrarle la pequeña planta en la maceta.
—¡Eso es una monstera variegada!
—Sí —respondio con una sonrisa en la boca.
—¡Pero qué le pasó¡
—No lo sé, la riego como mucho una vez al mes.
Tocó la tierra de la maceta, era evidente que el sustrato era de pésima calidad.
—Querida, por lo menos debiste regarla una vez por semana, mira con esta, siquiera se cómo sigue con vida. Bueno no importa, tiene salvación, se irá a casa con las otras plantas.
Tras un largo viaje el brote se encontraba en una estantería al costado de otra venta y en compañía de otras plantas, en una maceta mejor y sobre todas las cosas con agua asegurada.

Helechoescritora
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Vaya... Me costó este desafío, pero, al final, lo logré. Aquí va:

Semana 2 – Reto 2: Las Primeras Semanas de Rosalinda

La vida de las flores, arbustos, árboles, musgos y otros hermanos míos no es aburrida como muchos humanos piensan, pues, si bien nuestros cuerpos físicos no pueden moverse, sí lo hacen nuestras almas. Cada vez que los hombres están pasando por los pasillos del jardín botánico, nosotras vivimos una vida llega de diversión.

En mi caso, la rosa Rosalinda, no sabía como disfrutar del día a día. Cuando llegué, no tenía ningún amigo y mis compañeras de viajes no eran muy amables conmigo, pues decían que mis pétalos eran muchos lo cual me hacía lucir gorda e indigna de ser una rosa roja.

No recuerdo cuanto tiempo paso, pero sé que no superó el mes, ya que conocí al narciso más guapo de la Tierra. Era de tallo fuerte, con unos pétalos amarillos cuyo centro estaba adornado por otros pétalos de un amarillo de un tono más fuerte como si fuese una réplica del sol. No sabía cómo convencerlo de ser su novia, pero estaba decidida a ser la flor del narciso Sol.

Mientras caminaba por las instalaciones del jardín, un ciprés me veía cabizbaja, por lo que me empezó a hablar.

—Disculpa, joven rosa.

—¿Sí? —pregunté sorprendida por mi primera charla con alguna planta del jardín—.

—¿Te sientes bien? —preguntó el ciprés con un tono de preocupación—. He podido oler tu tristeza hace cierto tiempo desde la llegada de tus otros amigos al jardín.

Después de unos segundos de silencio y meditación, le respondí.

—Creo que no soy bienvenida en el jardín —expliqué—. He estado muy sola y… —Por un momento estaba por revelar lo que sentía por Sol, pero preferí no decirlo por vergüenza—. Eso.

—Para serte sincero, creo que has tenido un concepto erróneo al llegar aquí, pues si has estado sola, eso quiere decir que no has hablado con nadie ¿O me equivocó?

Me percaté de que era cierto lo que dijo el ciprés, pues mi miedo a cómo me iban a tratar las demás plantas hizo que prefiriese ocultarme.

—No —respondí—. Estás en lo correcto, de hecho… —estuve unos segundos en silencio, pues no sabía si debía pedirle un consejo—. De hecho, me gustaría compartir mi situación contigo si no es problema.

—¿Qué clase de ciprés noble sería si no escuchó a joven rosa que necesita ayuda?

—Muchas gracias. Por cierto, cómo te llamas.
—Soy el barón ciprés Guillermo, pero puedes llamarme Guillermo ¿Y cuál es su nombre joven rosa?

—Mucho gusto, Guillermo. Mi nombre es Rosalinda.

Expliqué toda mi situación, mientras él escuchaba pacientemente todos mis problemas, me sentía más tranquila e, incluso, más bella y que mi alma se podía mover con mayor rapidez. Al finalizar, Guillermo me dijo:

—Rosalinda, tu nombre es digno de ti —me dijo el alma de Guillermo—. Eres fuerte, bella y mucho más distinguida que el resto de tus compañeras a quienes por lo que he visto no han conseguido ninguna pareja o amistad por la fealdad de sus almas y, por ello, creo que sí tienes una oportunidad con el narciso Sol.

—¿Cómo supiste que…

—Cuando tienes tantos años, aquí, y sientes aprecio por quienes te rodean, es fácil conocer las intenciones de todos —me respondió el ciprés—. Puedo ayudarte a tener una cita con Sol, pues es muy afín a ti. Además, ya tienes un amigo que está dispuesto a ayudarte.

Esas últimas palabras me enseñaron algo muy importante: nunca hay que dejar de intentar lo que uno desea por miedo y, tampoco, se debe creer lo que te dicen los demás.

Respecto a la cita, esa es una historia para otra ocasión.

brunoalonsocardenaslopez
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Tierra:

El rostro de Dilla la ardilla era iluminado por los rayos del sol a través de su ventanita. Se levantó de su camita sonriente y feliz, desayunando una rica nuez. Al abrir la puerta del roble donde habitaba, pudo contemplar una nueva mañana en el bosque de la alegría. En plena primavera el sol daba luz a los robles, los arces y los sauces, árboles que siempre vivieron felices y en comunión. También iluminaba al colibrí, al ciervo, al zorro, al búho, a la lechuza, a los gorriones, a las lombrices, al oso, al río y sus peces, todos alegres y felices.

— ¡Buenos días, Dilla! — dijo la paloma desde el arce de enfrente.
— ¡Buenos días, Celia! — respondió Dilla, quien también alzó su mano para saludar.

Así, luego de ver la hermosa vista del bosque, la ardillita bajó hasta las raíces del roble.
— ¡Luego vuelvo, Roblon! — dijo Dilla amablemente.
— Te espero, Di — contestó Roblon el roble con su gruesa voz.

Dilla se dirigía al ansiado consejo del bosque, ya que la secuoya más antigua, quien había fundado y gobernado dicho lugar durante tres mil años, debía nombrar a un sucesor entre los cuatro candidatos de cada especie: una para los árboles, otra para los animales, otra para las aves y otra para los insectos.

Dilla podía ver el tumulto de animales, insectos y aves alrededor del congreso de reuniones. Al no poder ver ni escuchar nada de lo que ocurría en la reunión, trepó un arce que estaba cerca y se acercó al congreso tras las ramas de los árboles. Encontró un lugar privilegiado en la rama de un sauce, junto a los gorriones y las orugas, muy cerca del palco de las águilas en las aberturas de unos robles. Desde allí arriba, ella podía avistar el congreso semicircular a cielo abierto, rodeado por todo tipo de animales y árboles que expectantes aguardaban el comienzo del debate. En las gradas permanecían sentados los animales ancianos, y en medio del semicírculo estaban los tres jóvenes candidatos. Allí, marcando el margen del semicircular congreso, estaba la gran Osha, alzándose hasta los cielos, a quien Dilla veía con respeto y asombro por su vasto tamaño de secuoya milenaria.

— ¡Vaya que es grande esa Osha! — le comentó sorprendida Oruguela, la oruga.
— Es diez veces más grande que Roblon — le dijo Dilla igualmente sorprendida.

— Árboles y sus especies, animales y sus especies, insectos y sus especies, y aves y sus especies del consejo — dijo el ciervo sabio anciano — estamos aquí para elegir al sucesor de la gran madre, Osha, reina del bosque de la alegría y su extensión. Entre los candidatos tenemos a: ¡Lieb! el águila de los cielos — las aves aclamaban su nombre y ella sonreía — ¡a Juno! el guardián de los bosques — los animales festejaban en júbilo alentando al joven y apuesto caballo, quien agradecia a sus seguidores — ¡a Tumy! la mariposa, reina de los encantos — los insectos danzaban y se alegraban felices al escuchar su nombre, pues era muy querida — y por último a: ¡Roblon! rey de los robles — los árboles aclamaban vigorosos a Roblon.

— Elige a uno de estos, ¡madre! y sé de guía para nosotros con tu sabiduría milenaria — suplicó el sabio ciervo.

Un silencio incómodo y de temor permaneció entre todos los animales por unos momentos. Osha no respondía. — Esperamos tu elección madre — un crujido se oyó desde la altura de la secuoya hasta la raíz.
— He visto y conozco a los cuatro candidatos y sus buenas obras, pero solo uno será elegido para ocupar mi lugar. Mientras que los demás seguirán liderando a sus especies bajo el mandato del elegido o elegida — dijo Osha con su gruesa voz temeraria y milenaria.

— ¡Que así sea, madre! — respondieron los animales y sus especies.
— Y el elegido es Roblon el roble, señor de los robles milenarios del bosque de la alegría. — Roblon sonrió al escuchar esto y los árboles estallaron en júbilo, al igual que todos los animales y sus especies.
— Y una cosa más, Dilla la ardilla será la mano de Roblon durante su mandato, pues es de corazón puro y honesta en sus caminos — Y Roblon, junto a Dilla, gobernaron juntos en aquellos días, y los animales fueron felices por siempre.

Espero les guste.

Rafael-xekv
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II
la fiesta inicia cuando llueve y los charcos inmensos se forman en la acera, la hierba se inunda y la tierra se vuelve chocolate.
Es entonces cuando sale, a paso lento, a disfrute de anciano, el caracol más longevo del patio.
Sube y baja por los tumultos de granos dejando atrás su rastro inconfundible: «He vivido aquí», dice sin pronunciar palabra.
La fiesta inicia cuando los días se le han acumulado en la joroba. Es entonces cuando remueve los agujeros y sale a las nubes por última vez. Se acerca a la piedra apoyándose del pasto, arrincona sus pertenencias; se tiende a la espera: «He vivido bien», dice sin pronunciar palabra.
La música inicia estruendosa pero apacible, con pisadas de café en la banqueta; un crujido fuerte que a nadie deja indiferente: «He vivido feliz», dice sin pronunciar palabra.

VerumSpina
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Reto 5 (Personaje Terreo):

Entonces el árbol luminoso bostezó, se trataba de Toraz-Khilthan el espíritu de la tierra quien despertaba de un sueño milenario y que gracias a Alice había podido surgir nuevamente de lo más profundo de la tierra. —Sois una excelente bruja y agradezco vuestra valentía— dijo el ser con voz profunda y sonora que causó un eco por todo el oscuro abismo. —Sabeis bien que no sois la primera en buscar el título de Reina Bruja, cientos de vuestro clan han perecido aquí en la segunda prueba, sin embargo tú mi niña sois temeraria, sabia, poderosa pero sobretodo bondadosa— declaró el espíritu con una reverencia. —Fue un honor haberos conocido mi valiente dama... mi tiempo ha llegado, nací, crecí y he de morir— dijo de forma amable y cariñosa Toraz-Khilthan. —Tomad mi alma y mi fuerza ya que este desafío no ha terminado. Antes te mencioné que vuestras hermanas también lo intentaron, pues este lugar es la tumba de todas ellas— afirmó solemnemente el espíritu, en un instante este se marchitó y como si le hubieran dado un soplido su cuerpo luminoso se separó en miles de esporas titilantes.

sheindreykelendor
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El espantapájaros.
El espantapájaros que armó el campesino tenía una misión: proteger la siembra.
Encomendando su misión miró al hombre plantar los granos.
La tierra cobijó el maíz.
El espantapájaros cada tarde al irse el hombre bajaba de su asta y caminaba por los surcos asustando a las aves, ahuyentando a los conejos.
El campesino se entristecía por la tierra seca. El espantapájaros en las noches miraba al cielo esperando la lluvia.
Y pronto llegó el agua, empapando la tierra. Los granos chuparon el agua, se abrazaron en la tierra y reventaron.
El espantapájaros estaba feliz, las primeras yemas vegetales venían naciendo. Rompían la tierra, crecían.
Y cuando la milpa nació el espantapájaros fue el más feliz, estaba orgulloso de su responsabilidad, aunque no probara el maíz, aunque no le agradeciera el campesino, aunque esa tarde lo bajarán del asta y lo desarmaran para guardarlo en el granero.

TommyDemathell