filmov
tv
6 TRUCOS CASEROS PARA QUITAR, BAJAR, CURAR CHICHONES O MORETONES
Показать описание
6 TRUCOS CASEROS PARA QUITAR, BAJAR, CURAR CHICHONES O MORETONES
Si hay algo que viene implícito muchas veces en los juegos de los niños, esas son las caídas. Aterrizar en el suelo en pleno juego es algo de lo más habitual, y muchas veces además de heridas podemos encontrarnos un hematoma o chichón si el golpe ha tenido lugar en la cabeza del niño.
Aunque pueda parecer escandaloso, si conseguimos cogerlo a tiempo es fácil curar un chichón con pequeños trucos en nuestra propia casa, con el fin de que no crezca y que tampoco sea excesivamente molesto para nuestro hijo.
El primer paso para curar un chichón a un niño es bajarle lo máximo posible la hinchazón a través del frío. Esto se consigue poniéndole hielo en la zona afectada, y es mejor que lo cubramos por ejemplo con un paño o con una toalla para que no se le queme la piel. Utilizar unos cubitos de hielo y meterlos en una de estas prendas contribuirán a que el niño se sienta mejor, y será lo más efectivo para los primeros momentos, en los que esté probablemente sumido en el llanto y además sienta bastante dolor.
Si no tenemos a mano cubitos de hielo, nos valdrá cualquier paquete que tengamos en el congelador, como por ejemplo una bolsa de guisantes que pueda reducir al menos de forma momentánea la parte de la cabecita de nuestro niño que está en ese momento más hinchada.
Si hay algo que viene implícito muchas veces en los juegos de los niños, esas son las caídas. Aterrizar en el suelo en pleno juego es algo de lo más habitual, y muchas veces además de heridas podemos encontrarnos un hematoma o chichón si el golpe ha tenido lugar en la cabeza del niño.
Aunque pueda parecer escandaloso, si conseguimos cogerlo a tiempo es fácil curar un chichón con pequeños trucos en nuestra propia casa, con el fin de que no crezca y que tampoco sea excesivamente molesto para nuestro hijo.
El primer paso para curar un chichón a un niño es bajarle lo máximo posible la hinchazón a través del frío. Esto se consigue poniéndole hielo en la zona afectada, y es mejor que lo cubramos por ejemplo con un paño o con una toalla para que no se le queme la piel. Utilizar unos cubitos de hielo y meterlos en una de estas prendas contribuirán a que el niño se sienta mejor, y será lo más efectivo para los primeros momentos, en los que esté probablemente sumido en el llanto y además sienta bastante dolor.
Si no tenemos a mano cubitos de hielo, nos valdrá cualquier paquete que tengamos en el congelador, como por ejemplo una bolsa de guisantes que pueda reducir al menos de forma momentánea la parte de la cabecita de nuestro niño que está en ese momento más hinchada.