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Monólogo de Alsina: 'Dieciocho años antes en el Líbano'
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Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la invasión de Israel en el Líbano, así como la toma de posesión de Claudia Sheinbaum o las novedades en el caso Begoña Gómez.
#israel #líbano #begoñagómez
Estamos estrenando el primero de octubre de 2024. Aquel día detuvieron a Julián Muñoz. Operación Malaya. Era el 19 de julio de 2006. Gobernaba en España un presidente joven, cuarenta y cuatro años, José Luis Rodríguez Zapatero. Aún lo tenía todo por hacer, aún no asomaba la crisis financiera mundial en el horizonte, aún no había caído en desgracia en su propio partido, aún no había intimado con Nicolás Maduro.
En julio de 2006, al cabo de una semana de bombardeos en el sur del Líbano y de algunas incursiones llamadas relámpago, el gobierno israelí dio el paso siguiente y ordenó al Ejército que cruzara la frontera e iniciara el choque directo con el grupo armado Hezbolá.
Dieciocho años después, y como es costumbre en Oriente Próximo, la historia se repite. No será idéntica, pero el parecido es tan enorme que sólo cabe concluir que estos últimos dieciocho años no han servido para cambiar, en realidad, nada. Aquella invasión de 2006 ---duró un mes--- trajo consigo el despliegue de cascos azules de la ONU en la frontera entre Israel y El Líbano.
¿Su misión? Interponerse entre el ejército de Israel y los milicianos de Hezbolá para impedir que volvieran a matarse. Dieciocho años después, la misión de paz sigue activa. Paradójicamente, viendo lo que está pasando estos días, sigue activa ---sobre el papel--- pero incapacitada para cumplir su tarea porque habiendo cohetes, habiendo misiles, habiendo aviones bombardeando y habiendo, ahora también, blindados, los cascos azules no tienen paz alguna por la que velar. Los militares españoles que integran, y lideran, la misión han pasado a ser espectadores en zona de riesgo. No hay paz que mantener cuando la historia ha retrocedido de golpe casi veinte años. Aquel diecinueve de julio, Israel reconoció que había encajado un revés psicológico al aparecerse en la televisión libanesa Hasán Nasrala, inmune a los bombardeos, para proclamar que la victoria final estaría de su parte. Esto sí ha cambiado. Asesinado el sábado por el Ejército israelí, Nasrala no se aparecerá hoy en ningún sitio. Hezbolá enfrenta la nueva fase de la guerra interminable en su momento de mayor debilidad. Quién sabe lo que estarán contando nuestros herederos, a esta hora de la mañana, y en un programa como éste, dentro de dieciocho años.
¿Dónde estaba Andrés Manuel López Obrador, presidente que entrega el poder a su heredera en México, aquel día de 2006 en que Israel invadió El Líbano? ¿Dónde diría usted que estaba?
Esta tarde cesará López Obrador como presidente de México y tomará el relevo Claudia Sheinbaum, primera mujer que alcanza ese cargo. Un mes antes de que los estadounidenses decidan si encomiendan también a una mujer, y también por primera vez, la presidencia de los Estados Unidos. Tomará posesión Sheinbaum en ausencia de representación del Estado español. Los Bildu, los Podemos, los Pisarelo, sólo van en representación de sí mismos. Puede que éste sea el único asunto en el que han estado de acuerdo el PSOE y el PP: no es el gobierno mexicano quien decide a quién encomienda el gobierno español la representación en un acto como éste.
En todos los demás asuntos, sigue el intercambio de delicadezas. Por la financiación autonómica, por la amnistía, por la ley de Vivienda y por Begoña. Ay, Begoña. Gómez. Tanta expectación, ayer, sobre la Audiencia Provincial de Madrid para que, al final, se aplace la decisión sobre el juez Peinado puede, o no, seguir investigando y exactamente qué. El ministro Óscar López ejerció ayer de comentarista de asuntos diversos en su entrevista en La Sexta.
Habiendo ministros que cada día nos aleccionan a todos sobre cuestiones jurídicas ---lo claro que tienen siempre, qué maravilla, dónde hay indicios y dónde no, donde hay caso y donde no, qué denuncias deben aceptar los juzgados y cuáles no, qué causas deben archivar las Audiencias Provinciales y cuáles no, qué recursos tienen fundamento y cuáles no---, habiendo ministros que imparten justicia (declarativa) los días pares y exigen justicia los días impares, qué necesidad habrá de fiscales, y de jueces, y de tribunales. No hace falta saber Derecho para construir relatos de conjuras y sacar la cara, con vehemencia, con entusiasmo, eh, que se note, por la esposa del jefe. No se vaya a quejar de desidia. O de tibieza. Qué otra cosa se espera de un subordinado agradecido. Blanco (como José Blanco) y en botella.
#israel #líbano #begoñagómez
Estamos estrenando el primero de octubre de 2024. Aquel día detuvieron a Julián Muñoz. Operación Malaya. Era el 19 de julio de 2006. Gobernaba en España un presidente joven, cuarenta y cuatro años, José Luis Rodríguez Zapatero. Aún lo tenía todo por hacer, aún no asomaba la crisis financiera mundial en el horizonte, aún no había caído en desgracia en su propio partido, aún no había intimado con Nicolás Maduro.
En julio de 2006, al cabo de una semana de bombardeos en el sur del Líbano y de algunas incursiones llamadas relámpago, el gobierno israelí dio el paso siguiente y ordenó al Ejército que cruzara la frontera e iniciara el choque directo con el grupo armado Hezbolá.
Dieciocho años después, y como es costumbre en Oriente Próximo, la historia se repite. No será idéntica, pero el parecido es tan enorme que sólo cabe concluir que estos últimos dieciocho años no han servido para cambiar, en realidad, nada. Aquella invasión de 2006 ---duró un mes--- trajo consigo el despliegue de cascos azules de la ONU en la frontera entre Israel y El Líbano.
¿Su misión? Interponerse entre el ejército de Israel y los milicianos de Hezbolá para impedir que volvieran a matarse. Dieciocho años después, la misión de paz sigue activa. Paradójicamente, viendo lo que está pasando estos días, sigue activa ---sobre el papel--- pero incapacitada para cumplir su tarea porque habiendo cohetes, habiendo misiles, habiendo aviones bombardeando y habiendo, ahora también, blindados, los cascos azules no tienen paz alguna por la que velar. Los militares españoles que integran, y lideran, la misión han pasado a ser espectadores en zona de riesgo. No hay paz que mantener cuando la historia ha retrocedido de golpe casi veinte años. Aquel diecinueve de julio, Israel reconoció que había encajado un revés psicológico al aparecerse en la televisión libanesa Hasán Nasrala, inmune a los bombardeos, para proclamar que la victoria final estaría de su parte. Esto sí ha cambiado. Asesinado el sábado por el Ejército israelí, Nasrala no se aparecerá hoy en ningún sitio. Hezbolá enfrenta la nueva fase de la guerra interminable en su momento de mayor debilidad. Quién sabe lo que estarán contando nuestros herederos, a esta hora de la mañana, y en un programa como éste, dentro de dieciocho años.
¿Dónde estaba Andrés Manuel López Obrador, presidente que entrega el poder a su heredera en México, aquel día de 2006 en que Israel invadió El Líbano? ¿Dónde diría usted que estaba?
Esta tarde cesará López Obrador como presidente de México y tomará el relevo Claudia Sheinbaum, primera mujer que alcanza ese cargo. Un mes antes de que los estadounidenses decidan si encomiendan también a una mujer, y también por primera vez, la presidencia de los Estados Unidos. Tomará posesión Sheinbaum en ausencia de representación del Estado español. Los Bildu, los Podemos, los Pisarelo, sólo van en representación de sí mismos. Puede que éste sea el único asunto en el que han estado de acuerdo el PSOE y el PP: no es el gobierno mexicano quien decide a quién encomienda el gobierno español la representación en un acto como éste.
En todos los demás asuntos, sigue el intercambio de delicadezas. Por la financiación autonómica, por la amnistía, por la ley de Vivienda y por Begoña. Ay, Begoña. Gómez. Tanta expectación, ayer, sobre la Audiencia Provincial de Madrid para que, al final, se aplace la decisión sobre el juez Peinado puede, o no, seguir investigando y exactamente qué. El ministro Óscar López ejerció ayer de comentarista de asuntos diversos en su entrevista en La Sexta.
Habiendo ministros que cada día nos aleccionan a todos sobre cuestiones jurídicas ---lo claro que tienen siempre, qué maravilla, dónde hay indicios y dónde no, donde hay caso y donde no, qué denuncias deben aceptar los juzgados y cuáles no, qué causas deben archivar las Audiencias Provinciales y cuáles no, qué recursos tienen fundamento y cuáles no---, habiendo ministros que imparten justicia (declarativa) los días pares y exigen justicia los días impares, qué necesidad habrá de fiscales, y de jueces, y de tribunales. No hace falta saber Derecho para construir relatos de conjuras y sacar la cara, con vehemencia, con entusiasmo, eh, que se note, por la esposa del jefe. No se vaya a quejar de desidia. O de tibieza. Qué otra cosa se espera de un subordinado agradecido. Blanco (como José Blanco) y en botella.
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