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Penicilina, cuándo y cómo debemos administrarla. Tu Farmacéutico Informa
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Videoconsejo sanitario sobre la penicilina, para qué sirve este antibiótico, como y cuándo debemos administrarlo. Videoconsejo impartido por la farmacéutica Irene Suárez, elaborado por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos y producido por Medicina TV.
Las penicilinas son antibióticos del grupo de los betalactámicos, que actúan bloqueando la reparación y síntesis de la pared bacteriana.
Entre las penicilinas empleadas en la actualidad encontramos la bencilpenicilina o penicilina G y la fenoximetilpenicilina o penicilina V.
La penicilina es activa sobre un número importante de bacterias. No obstante, y al igual que cualquier otro antibiótico, no tiene ningún efecto frente a infecciones causadas por virus, como gripe, resfriados, COVID-19 o la mayoría de las infecciones de garganta. También se han descrito casos importantes de bacterias resistentes a su efecto.
La bencilpenicilina y la fenoximetilpenicilina están indicadas para el tratamiento de una amplia variedad de infecciones, siempre que se demuestre previamente que la bacteria causante es sensible a su efecto. Se usan para tratar, entre otras: neumonía, meningitis, faringitis, y otras infecciones de garganta, escarlatina y gonorrea.
La bencilpenicilina o penicilina G está disponible en el mercado en forma de inyectable intramuscular o intravenosos y la fenoximetilpenicilina o penicilina V está disponible en el mercado como cápsulas y sobres orales. La dosis a emplear y la duración del tratamiento dependen de la localización de la infección y de su gravedad y tienen que ser definidas por el médico.
Por ejemplo para adultos, en el tratamiento de escarlatina con fenoximetilpenicilina se pueden emplear 500 mg cada 12 horas durante 10 días seguidos. Para otras infecciones como forúnculo o impétigo se pueden emplear dosis entre 125 -500 mg de fenoximetilpenicilina cada 6 horas durante 10 días.
Es recomendable tomar la fenometilpenicilina con el estómago vacío, una hora antes o dos horas después de las comidas.
Las reacciones adversas más frecuentes en tratamientos sistémicos con bencilpenicilina y fenoximetilpenicilina son alteraciones gastrointestinales y reacciones alérgicas que se acompañan de respiración rápida, enrojecimiento y ronchas de la piel, temblores y diarrea aguada.
Las penicilinas pueden originar en algunos casos reacciones alérgicas graves que pueden llegar a ser mortales, por tanto advierte a tu médico y farmacéutico si eres alérgico a la bencilpenicilina, a la fenoximetilpenicilina, a otras penicilinas o las cefalosporinas.
Pero el mayor riesgo de la bencilpenicilina y fenoximetilpenicilina se debe al mal uso y al abuso que hacemos de los antibióticos, y es la aparición de resistencias, que pueden hacer que este antibiótico deje de ser eficaz. Para evitar o combatir este problema y reducir el riesgo de resistencias bacterianas, el Ministerio de Sanidad, a través de la Agencia Española de Medicamentos ha creado un grupo de expertos (Plan Nacional de la Resistencia a Antibióticos o PRAN), en el que participamos los farmacéuticos a través de representantes del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Entre las principales recomendaciones, es fundamental no usar bencilpenicilina y fenoximetilpenicilina sin receta médica, ya que un antibiótico que te fue útil la última vez no tiene por qué serlo ahora. Además, es importante que tomes el antibiótico a las horas y durante el periodo de tiempo que te haya indicado el médico. Y finalmente, desecha el tratamiento que te haya sobrado en el punto SIGRE de tu farmacia.
Y recuerda, pregunta siempre a tu farmacéutico de confianza. Él te informará sobre cómo debes administrar la bencilpenicilina o fenoximetilpenicilina y sobre cualquier otra duda que tengas.
Accede a más videoconsejos #TuFarmacéuticoInforma en nuestro canal:
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Las penicilinas son antibióticos del grupo de los betalactámicos, que actúan bloqueando la reparación y síntesis de la pared bacteriana.
Entre las penicilinas empleadas en la actualidad encontramos la bencilpenicilina o penicilina G y la fenoximetilpenicilina o penicilina V.
La penicilina es activa sobre un número importante de bacterias. No obstante, y al igual que cualquier otro antibiótico, no tiene ningún efecto frente a infecciones causadas por virus, como gripe, resfriados, COVID-19 o la mayoría de las infecciones de garganta. También se han descrito casos importantes de bacterias resistentes a su efecto.
La bencilpenicilina y la fenoximetilpenicilina están indicadas para el tratamiento de una amplia variedad de infecciones, siempre que se demuestre previamente que la bacteria causante es sensible a su efecto. Se usan para tratar, entre otras: neumonía, meningitis, faringitis, y otras infecciones de garganta, escarlatina y gonorrea.
La bencilpenicilina o penicilina G está disponible en el mercado en forma de inyectable intramuscular o intravenosos y la fenoximetilpenicilina o penicilina V está disponible en el mercado como cápsulas y sobres orales. La dosis a emplear y la duración del tratamiento dependen de la localización de la infección y de su gravedad y tienen que ser definidas por el médico.
Por ejemplo para adultos, en el tratamiento de escarlatina con fenoximetilpenicilina se pueden emplear 500 mg cada 12 horas durante 10 días seguidos. Para otras infecciones como forúnculo o impétigo se pueden emplear dosis entre 125 -500 mg de fenoximetilpenicilina cada 6 horas durante 10 días.
Es recomendable tomar la fenometilpenicilina con el estómago vacío, una hora antes o dos horas después de las comidas.
Las reacciones adversas más frecuentes en tratamientos sistémicos con bencilpenicilina y fenoximetilpenicilina son alteraciones gastrointestinales y reacciones alérgicas que se acompañan de respiración rápida, enrojecimiento y ronchas de la piel, temblores y diarrea aguada.
Las penicilinas pueden originar en algunos casos reacciones alérgicas graves que pueden llegar a ser mortales, por tanto advierte a tu médico y farmacéutico si eres alérgico a la bencilpenicilina, a la fenoximetilpenicilina, a otras penicilinas o las cefalosporinas.
Pero el mayor riesgo de la bencilpenicilina y fenoximetilpenicilina se debe al mal uso y al abuso que hacemos de los antibióticos, y es la aparición de resistencias, que pueden hacer que este antibiótico deje de ser eficaz. Para evitar o combatir este problema y reducir el riesgo de resistencias bacterianas, el Ministerio de Sanidad, a través de la Agencia Española de Medicamentos ha creado un grupo de expertos (Plan Nacional de la Resistencia a Antibióticos o PRAN), en el que participamos los farmacéuticos a través de representantes del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Entre las principales recomendaciones, es fundamental no usar bencilpenicilina y fenoximetilpenicilina sin receta médica, ya que un antibiótico que te fue útil la última vez no tiene por qué serlo ahora. Además, es importante que tomes el antibiótico a las horas y durante el periodo de tiempo que te haya indicado el médico. Y finalmente, desecha el tratamiento que te haya sobrado en el punto SIGRE de tu farmacia.
Y recuerda, pregunta siempre a tu farmacéutico de confianza. Él te informará sobre cómo debes administrar la bencilpenicilina o fenoximetilpenicilina y sobre cualquier otra duda que tengas.
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