12ª. MEDITACIÓN: EL DESAFÍO EN EL DESIERTO

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Éxodo 32:1-6
Tan pronto como Dios ayuda al pueblo y huyen de Egipto, se restablece Su alianza, pero Su pueblo se rebela. Moisés sube a la montaña, y en su ausencia, los israelitas se ponen impacientes. Van a Aarón, el hermano de Moisés y le hacen una petición: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, pues no sabemos qué ha sido de ese Moisés que nos sacó del país de Egipto”
A primera vista su petición parece absurda, pero, aunque estén libres ya, sus corazones siguen esclavizados y aferrados a sus viejas costumbres. Aarón consciente y les hace un becerro de oro, un dios egipcio de la fertilidad. Más adelante leemos que “el pueblo se sentó a comer y beber, y después (v.6). “Se levantó para divertirse”, los israelitas convirtieron su campamento en una orgia idolátrica y colectiva.
En la base de la idolatría está el miedo de que Dios no nos quiera satisfacer; entonces, pensamos que la satisfacción está en otras cosas. Esta es una tentación aún después de caminar con Dios: tan pronto como parece que nos ha dejado en el silencio, que la oración se nos reseca, o se va a la euforia después de una experiencia espiritual, poco a poco regresamos a nuestros pecados habituales.
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Acerquemonos a Dios con nuestras oraciones. Confiemos en El.

luzmilafuentes
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"... un llamado a la santidad". ¡Gracias, Madre!

mariapatriciaseminario