Jue 9 - Reinado de Abimelec | Libro de Jueces VRV 1960 Narrado

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ABIMELEC ASESINA A SUS HERMANOS Y ES HECHO REY.
Vv. 1—6. Los hombres de Siquem escogieron como rey a Abimelec. No consultaron a Dios si ellos debían tener rey o no, y mucho menos quién debería ser. Si los padres pudieran ver lo que harán sus hijos, y lo que sufrirán, el gozo por ellos se volvería a menudo en tristeza: podemos estar agradecidos de no saber lo que sucederá.
Por sobre todo, debemos temer y velar contra el pecado, pues nuestra conducta inicua puede producir efectos fatales en nuestra familia, cuando nosotros ya estemos en nuestra tumba.

JOTAM REPRENDE A LOS HOMBRES DE SIQUEM.
Vv. 7—21. No hubo ocasión para que los árboles eligieran un rey, pues todos son árboles del Señor, que Él ha plantado. Tampoco hubo ocasión para que Israel se impusiera un rey sobre ellos, pues el Señor era el Rey de ellos.
Los que dan fruto para el bien público son justamente respetados y honrados por todos los sabios, más que quienes son una figura. Todos los árboles frutales dieron la misma razón al rechazar su nominación por sobre los árboles; o, como dice una nota marginal, subir y bajar por los árboles. Gobernar exige de un hombre mucho esfuerzo y cuidado.
Los favoritos de la confianza y del poder público, deben renunciar a todos sus intereses y ventajas particulares por el bien de los demás. Quienes han sido ascendidos a cargos de honra y dignidad, corren el gran peligro de perder su capacidad de dar fruto. Razón por la cual los que desean hacer bien temen ser demasiado grandes.
Jotam compara a Abimelec con una zarza, planta sin valor, cuyo fin es ser quemada. Tal era Abimelec.

LOS HOMBRES DE SIQUEM CONSPIRAN CONTRA ABIMELEC.
Vv. 22—29. Abimelec se sienta en el trono que su padre rechazó. Pero, ¿cuánto dura esta gloria? Permanece sólo tres años y ve que la zarza se marchita y quema. La prosperidad del impío es breve y frágil.
Los hombres de Siquem fueron diezmados no por otra mano que la de Abimelec. Los que lo elevaron injustamente al trono, son los primeros en sentir el peso de su cetro.

ABIMELEC DESTRUYE A SIQUEM.
Vv. 30—49. Abimelec pretendió castigar a los de Siquem por faltarle el respeto ahora, pero Dios los castigó por haberle servido anteriormente, al asesinar a los hijos de Gedeón. Cuando Dios usa a los hombres como instrumentos de su mano para hacer su obra, Él significa una cosa y ellos, otra.
De modo que lo que esperaban hubiera sido para bien de ellos, resulta ser una trampa y un lazo, como hallarán ciertamente los que corren a los ídolos para refugiarse, refugio que resulta ser un refugio de mentiras.

ABIMELEC ASESINADO.
Vv. 50—57. Los de Siquem fueron arruinados por Abimelec; ahora él se ve enfrentado a ellos como su líder en la villanía. El mal persigue a los pecadores y, a veces, los supera cuando no sólo están tranquilos, sino triunfantes. Aunque la maldad pueda prosperar por un tiempo, no prosperará para siempre. Si se contara verazmente la historia de la humanidad, se parecería mucho a la de este capítulo.
El registro de los que se califican de sucesos espléndidos nos presentan este tipo de lucha por el poder. Tales escenas, aunque elogiadas por los hombres, explican totalmente la doctrina bíblica de lo engañoso y perverso del corazón del hombre, la fuerza de las lujurias humanas, y el efecto de la influencia de Satanás. Señor, tú nos has dado tu palabra de verdad y justicia; oh, derrama tu Espíritu de pureza, paz y amor sobre nosotros y que escriba tus santas leyes en nuestro corazón.
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