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VOLADORES EN CDMX #viajes #chapultepec #photography #travel

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Los voladores son danzantes que ejecutan una ceremonia ritual de fertilidad, profundamente arraigada en las tradiciones milenarias de México y Centroamérica. Este ritual ancestral es mucho más que un espectáculo; es una manifestación cultural y espiritual que refleja la cosmovisión de los pueblos indígenas, estrechamente vinculada con el respeto y la armonía hacia la naturaleza.
La ceremonia, conocida como el ritual de los voladores, tiene sus raíces en las culturas mesoamericanas, como la Totonaca. Se dice que esta tradición surgió como un llamado a los dioses para pedir lluvias y prosperidad en las cosechas, vitales para la supervivencia de las comunidades. Cada elemento del ritual tiene un simbolismo profundo: los danzantes representan los puntos cardinales, mientras que el mástil o "palo volador" simboliza el centro del universo y la conexión entre el cielo y la tierra.
El ritual comienza con la preparación espiritual de los participantes, quienes deben purificar su cuerpo y mente antes de ascender al mástil. Una vez en la cima, cuatro de los voladores se atan con cuerdas y, al ritmo de una flauta y tambor tocados por el quinto miembro, comienzan a girar y descender en espiral, emulando el vuelo de los pájaros. Este descenso no solo busca honrar a las deidades, sino también transmitir la belleza y fragilidad de la naturaleza, fomentando su cuidado y preservación.
La ceremonia, conocida como el ritual de los voladores, tiene sus raíces en las culturas mesoamericanas, como la Totonaca. Se dice que esta tradición surgió como un llamado a los dioses para pedir lluvias y prosperidad en las cosechas, vitales para la supervivencia de las comunidades. Cada elemento del ritual tiene un simbolismo profundo: los danzantes representan los puntos cardinales, mientras que el mástil o "palo volador" simboliza el centro del universo y la conexión entre el cielo y la tierra.
El ritual comienza con la preparación espiritual de los participantes, quienes deben purificar su cuerpo y mente antes de ascender al mástil. Una vez en la cima, cuatro de los voladores se atan con cuerdas y, al ritmo de una flauta y tambor tocados por el quinto miembro, comienzan a girar y descender en espiral, emulando el vuelo de los pájaros. Este descenso no solo busca honrar a las deidades, sino también transmitir la belleza y fragilidad de la naturaleza, fomentando su cuidado y preservación.