filmov
tv
¡Baja de esa nube! 💨

Показать описание
¡Baja de esa Nube!
Todas las mañanas, cuando la leche se enfría.
y se le forma una capa de nata,
mi madre me susurra al oído:
-¡Baja de esa nube, dormilona!
Entonces, interrumpo
mi conversación
con el oso canoso.
Y me tomó mi leche rapidito
para no llegar tarde al colegio.
Cuando la maestra revisa los cuadernos
y en mi hoja solo ve algunas rayas mal trazadas,
ella las mira con mala cara y me pide:
- ¡Baja de esa nube, distraída!
Entonces, paro de tejer
con la oveja miope
y copio deprisa las palabras
que están en la pizarra
para poder salir al patio.
Cuando llega mi turno de saltar a la cuerda
y los niños de la ronda comienzan a cansarse,
todos me reclaman a una sola voz:
- ¡Baja de esa nube, despistada!
Entonces, suelto la carga
que llevo sobre la espalda, abandono
a las hormigas porteadoras
y me pongo a saltar a mi aire, ligera.
Cuando vamos a merendar a la plaza Mayor
y el camarero tamborilea impaciente sobre la mesa,
mi padre rezonga con dulzura:
- ¡Baja de esa nube, pajarita!
Dejo entonces,
que el rinoceronte barrigón
termine su café.
y pido una chocolatada y un pastel de manzana,
siempre lo mismo, para no demorarme más.
Cuando me baño por la noche
y el espejo se cubre de una niebla espesa,
mi hermana se asoma por la puerta
y relincha enojada:
- ¡Baja de esa nube, niñata!
Entonces, suelto las riendas
del caballito de mar,
me despido
de los peces voladores
y cierro el grifo para que
mi hermana pueda pasar.
Cuando llega la hora de acostarse,
y mi madre me da un beso y apaga la luz,
sin que nadie me vea
saco la escalera
que tengo bien guardada
debajo de mi cama
y trepo por ella. Entonces…
… converso con el oso,
tejo con la oveja,
trabajo con las hormigas,
saludo al rinoceronte y
nado con el caballito de mar.
En lo alto de la noche
ya no oigo a mi madre,
a la maestra, a los niños del colegio,
a mi padre ni a mi hermana.
Solo escucho los murmullos
que entre nubes
son un canto.
Y así termina esta historia
que vuelve a comenzar cada mañana,
cuando la escalera está de nuevo en su escondite
y mi madre me susurra al oído:
- ¡Baja de esa nube, soñadora!
Todas las mañanas, cuando la leche se enfría.
y se le forma una capa de nata,
mi madre me susurra al oído:
-¡Baja de esa nube, dormilona!
Entonces, interrumpo
mi conversación
con el oso canoso.
Y me tomó mi leche rapidito
para no llegar tarde al colegio.
Cuando la maestra revisa los cuadernos
y en mi hoja solo ve algunas rayas mal trazadas,
ella las mira con mala cara y me pide:
- ¡Baja de esa nube, distraída!
Entonces, paro de tejer
con la oveja miope
y copio deprisa las palabras
que están en la pizarra
para poder salir al patio.
Cuando llega mi turno de saltar a la cuerda
y los niños de la ronda comienzan a cansarse,
todos me reclaman a una sola voz:
- ¡Baja de esa nube, despistada!
Entonces, suelto la carga
que llevo sobre la espalda, abandono
a las hormigas porteadoras
y me pongo a saltar a mi aire, ligera.
Cuando vamos a merendar a la plaza Mayor
y el camarero tamborilea impaciente sobre la mesa,
mi padre rezonga con dulzura:
- ¡Baja de esa nube, pajarita!
Dejo entonces,
que el rinoceronte barrigón
termine su café.
y pido una chocolatada y un pastel de manzana,
siempre lo mismo, para no demorarme más.
Cuando me baño por la noche
y el espejo se cubre de una niebla espesa,
mi hermana se asoma por la puerta
y relincha enojada:
- ¡Baja de esa nube, niñata!
Entonces, suelto las riendas
del caballito de mar,
me despido
de los peces voladores
y cierro el grifo para que
mi hermana pueda pasar.
Cuando llega la hora de acostarse,
y mi madre me da un beso y apaga la luz,
sin que nadie me vea
saco la escalera
que tengo bien guardada
debajo de mi cama
y trepo por ella. Entonces…
… converso con el oso,
tejo con la oveja,
trabajo con las hormigas,
saludo al rinoceronte y
nado con el caballito de mar.
En lo alto de la noche
ya no oigo a mi madre,
a la maestra, a los niños del colegio,
a mi padre ni a mi hermana.
Solo escucho los murmullos
que entre nubes
son un canto.
Y así termina esta historia
que vuelve a comenzar cada mañana,
cuando la escalera está de nuevo en su escondite
y mi madre me susurra al oído:
- ¡Baja de esa nube, soñadora!