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Baja o Incapacidad Permanente Absoluta por Depresión
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El estrés y la ansiedad son dos de los factores más nocivos en el desarrollo de cualquier empleo. Ya se deban a factores internos como la autoexigencia o las situaciones personales o a factores externos como el trabajo bajo presión o el mobbing, estas circunstancias pueden llevar al trabajador a una situación de incapacidad.
Aunque hace un tiempo se veía con recelo la posibilidad de pedir una baja por depresión, cada vez es más frecuente que se admita no solo en su modalidad de incapacidad temporal sino también de incapacidad permanente.
Cuando tu situación psicológica te impida desarrollar tu trabajo adecuadamente deberías acudir a un profesional sanitario. No hacerlo supondría un empeoramiento de tu rendimiento y, más importante todavía, pondría en riesgo tu salud.
Si el facultativo considera que tu estado te impide desarrollar tus funciones con normalidad te dará la baja. Cuando esta es de corta duración estamos ante una incapacidad temporal. En caso de que se alargue más de un año entraríamos en el concepto de incapacidad permanente.
Debes saber que durante la incapacidad temporal tienes derecho a cobrar una prestación de la Seguridad Social. Esta será mayor si demuestras que la causa de tu depresión tiene que ver con el trabajo, pues se considerará accidente laboral.
Si pasas a situación de incapacidad permanente, esta prestación se convertirá en una pensión. El Equipo de Valoración de Incapacidades tendrá que graduar tu incapacidad, y dependiendo del grado asignado te pagarán más o menos.
En el caso de las depresiones, puedes conseguir que se te declare una incapacidad permanente absoluta si el proceso es grave y su duración es prolongada. También se tendrán en cuenta tus limitaciones funcionales, la falta de mejora ante los tratamientos y la presencia o riesgo de intentos autolíticos.
Recuerda que siempre puedes contratar a un laboralista especializado en prestaciones de la Seguridad Social para reclamar que se te pague la pensión, que se valore adecuadamente o que no se extinga si el equipo médico considera que te has recuperado.
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Aunque hace un tiempo se veía con recelo la posibilidad de pedir una baja por depresión, cada vez es más frecuente que se admita no solo en su modalidad de incapacidad temporal sino también de incapacidad permanente.
Cuando tu situación psicológica te impida desarrollar tu trabajo adecuadamente deberías acudir a un profesional sanitario. No hacerlo supondría un empeoramiento de tu rendimiento y, más importante todavía, pondría en riesgo tu salud.
Si el facultativo considera que tu estado te impide desarrollar tus funciones con normalidad te dará la baja. Cuando esta es de corta duración estamos ante una incapacidad temporal. En caso de que se alargue más de un año entraríamos en el concepto de incapacidad permanente.
Debes saber que durante la incapacidad temporal tienes derecho a cobrar una prestación de la Seguridad Social. Esta será mayor si demuestras que la causa de tu depresión tiene que ver con el trabajo, pues se considerará accidente laboral.
Si pasas a situación de incapacidad permanente, esta prestación se convertirá en una pensión. El Equipo de Valoración de Incapacidades tendrá que graduar tu incapacidad, y dependiendo del grado asignado te pagarán más o menos.
En el caso de las depresiones, puedes conseguir que se te declare una incapacidad permanente absoluta si el proceso es grave y su duración es prolongada. También se tendrán en cuenta tus limitaciones funcionales, la falta de mejora ante los tratamientos y la presencia o riesgo de intentos autolíticos.
Recuerda que siempre puedes contratar a un laboralista especializado en prestaciones de la Seguridad Social para reclamar que se te pague la pensión, que se valore adecuadamente o que no se extinga si el equipo médico considera que te has recuperado.
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