¿Cuándo se dio cuenta Alberto Fernández que iba a ser Presidente?

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El Presidente electo de Argentina cuenta como fue ese momento, mucho antes de las elecciones de Octubre
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Muchas gracias ! Alberto Fernández siento emoción porque estamos muy mal pero no pierdo las esperanzas que vamos a estar mucho mejor con ustedes Alberto y Cristina ! Besos enorme 😘😘

noemilandriel
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Abraços desde Brasil! ¡Están Libres del Neoliberalismo!!!

lenitaespindola
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Gracia gracia gracia. Alberto mucha fuersa

deliaquintana
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Resumido sabia que iba a ganar y punto

descendenciagod
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Creo que es realmente interesante e increíble (mas aun en esta época tecnológica, donde el ser humano ha dado muestras de su genialidad) ver el daño que ha producido en el raciocinio de muchas personas la predica de la clase política.
Ha podido convencer a las masas que el capitalismo (es decir el ahorro y la posterior inversión en bienes de capital) es algo malo e indeseable, que los impuestos no son robo y que las personas no podemos vivir, ni convivir sin las existencia de gobierno y Estado.

No hay ninguna duda, que “un“ Gobierno es necesario. Inútil es afirmar lo contrario, tanto que no hace falta ni pensar en ello. El (gobierno y) el Estado es necesario y punto, y si no estuviese el caos primaría.
Por supuesto en ese raid de tergiversación y subversión idiomática y de ideas, los apóstoles del estatismo, han llegado a convencer a la gente que lo ideal es trabajar en “blanco” (es decir entregando bajo amenaza parte del resultado del contrato a un político) y que el derecho no se basa en un sistema humano y dinámico basado en la conveniencia, en cuanto a la obtención de mutuos beneficios en relación a los resultados, de acuerdo a nuestros comportamientos, entre las partes que conformamos la sociedad, sino que está establecido por si determinadas conductas, contratos, empresas mercantiles, etc. pagan o no impuestos.

Afirma la clase política, que una determinada conducta, ahora, resulta ser delito, no por que vulnere algún principio general del derecho, sea inmoral, anti ética, contraria a las costumbres o cause algún tipo de daño, sino que lo que define si algo es delito o no pasa por si el actor de dicha actividad paga, o no, al fisco estatal los correspondientes impuestos. Si no paga (sin más), nos encontramos ante un flagrante delito!.

La misma actividad, v.gr. los juegos de azar, pasan a ser una actividad ilegal (no si los dueños no pagan sus apuestas, si comenten fraude, etc.) sino si no pagan su cuota parte al fisco.

Lo mismo sucede con el trabajo a cambio de bienes. Este pasa a ser ilegal (y por ende “en negro”) si los contratantes no dan parte del fruto del intercambio al Estado.
En suma, no importa lo atroz o dañosa que sea una acción humana que podamos concebir o realizar, mientras pague al fisco, será legal. Por el contrario, no importa lo beneficioso que resulte una actividad para los contratantes o para la sociedad en general, si esta no paga su cuota al Estado, la acción será tildada de ilegal.
Vaya concepto de Derecho poseen estos señores!

Volviendo a los convencimientos mentales logrados por la clase política, debemos destacar la idea de que “el Estado nos beneficia cobrándonos impuestos”. Lejos de pensarse que el cobro de impuestos, en el mejor de los casos es como vender el televisor para comprar la video, se sostiene usualmente que los políticos nos cobrar impuestos por que nos quieren y porque están pensando en el bien común, en el bienestar general… en suma que nos están ayudando a todos (y por supuesto al que cree esto, de forma individual).
Esta idea es tan absurda e inconsistente como el sostener que el ladrón que nos roba el auto, lo hace porque nos quiere, y que por supuestos con el robo nos está beneficiando. Menudo acto de amor el de estos tipos!
Obviamente, esta idea tan pueril e ingenua no admite análisis. Si el ladrón estuviera pensando en nosotros, obviamente no nos sacaría compulsivamente lo que es nuestro, y que con tanto esfuerzo y trabajo hemos adquirido.
Como sea, es una muy extraña manifestación de cariño… consistente en hacernos daño!

Es obvio que los bienes que poseemos satisfacen nuestras necesidades (para ello los hemos adquirido), y que el valor que le hemos asignado a dichos bienes en función de la satisfacción de nuestros fines concretos es mayor al del resto de los fines a los que hemos renunciado. Es por supuesto más que evidente que si dichos bienes son confiscados por la fuerza, ya no estarán a nuestra disposición lo cual acarreara necesaria (inevitablemente y fatalmente) la imposibilidad (ya sea total o parcial) de la consecución de nuestros fines personales concretos.
Nada de esto puede entenderse como un gesto de bonanza, sino más bien todo lo contrario.

En suma, en el mejor de los casos el cobro de impuestos, consisten en la sustitución de nuestros personales y particulares fines por los fines establecidos e ideados por las personas que conforman el Estado. Esta sustitución forzada y contra nuestra voluntad solo implican una sola cosa el empobrecimiento individual de cada uno de nosotros, en la medida que el expolio ha impedido la concreción de fines concretos.

Algunos defensores del estatismo y de los impuestos (hay personas tan fanatizadas que afirman, no solo que los impuestos “se pagan de forma voluntaria” sino que “ellos los pagan con ganas!”) sostienen (a regañadientes) que los impuestos si bien impiden nuestros particulares fines, satisfacen otros fines “comunes” los cuales no podrían ser satisfechos de forma individual, y que por ello el monto destinado a este “fin general” (fin político) debe ser obtenido de manera coactiva a punta de pistola. Como para que la vara sea la misma para todos…y que los unos (es decir los que no ponen) no se beneficien a costa de otros (los que si ponen).

Es evidente, afirman, que “es imposible” que la gente se ponga de acuerdo para hacer un puente, una calle o una ruta (algunos otros bienes tales como teatros, cines, parque de diversión, etc… quizás si… afirman los más claudicantes, como si hubiera una sustancial diferencia entre construir el Teatro colon y un puente de hormigón, “posiblemente” si… [Aunque por lo general no tienen muy claro el porqué de esta afirmación] ), que estas obres son “muy grandes y complejas”, y si no fuera por la acción coactiva estatal el puente, etc. “jamás” se construiría jamás. Claro está, que dicha ausencia acarrearía incontables problemas para los ciudadanos. Pero no solo eso. El puente en cuestión financiado de manera coactiva, solo puede otorgar sendos beneficios a los financiadores (a los cuales se denomina sedicentemente “contribuyentes”), los cuales en su miopía no son capaces de ver.

Suman a estos pueriles y falaces argumentos (especialmente el de que las personas no pueden ponerse de acuerdo en fines comunes –que la existencia de abortistas aislados, abortaría la obra total-) la idea de que los miembros del Estado son seres altamente pensantes que “saben” que es lo que necesitamos en cada momento, y que dichas obras (es decir acciones de los gobernantes) obedecen solo a la idea de “hacernos el bien” (a lo que denominan bien común), aun (o especialmente) a aquellos que no les da la cabeza como para darse cuenta de los ingentes beneficios que les proporcionaría unas determinadas obras. Para lo cual a los miembros del Estado no les queda otra que imponer por la fuerza (de ahí la palabra “impuesto”).


Saludos

andresitoAES