Vancouver Island 6. Llevando suministros y correo a Kyoquot con air nootka 8 de mayo de 2023

preview_player
Показать описание
Air Nootka es una pequeña línea aérea con tres hidroavionetas con muchos años de servicio bajo sus alas que ofrecen vuelos a excursionistas para llevarles al punto de inicio de varias sendas que no son accesibles por carretera, y vuelos charter en temporada turística. Y principalmente hacen de avión correo tres veces en semana durante todo el año, llevando además del correo, medicamentos a comunidades dispersas de la costa Oeste. En ese servicio de avión correo ofrecen a turistas y visitantes las plazas libres que puedan quedar. Llaman a esta actividad “Historic Mail Flight”y dura aproximadamente dos horas.
Llegamos a la oficina de Air Nootka con bastante antelación.
Estaba todo en orden. Volaríamos con Scott en la Cessna, con tres plazas para pasajeros. Iría con nosotros un chico de Vancouver que iba a visitar a su familia.
Nos dejaron hacer unos vuelos de dron mientras esperábamos y justo apareció un oso negro, vecino de la zona de pasto. También aparecieron colibríes que venían a libar en comederos que colgaban del tejado de la oficina.
Nos mostraron sobre un mapa el plan de vuelo. Recorriendo el fiordo en el que está Gold River saldríamos a mar abierto, sobrevolaríamos Yuquot, una ensenada en la que el capitán Cook tuvo su primer contacto con nativos y recaló para reparar su barco. Seguiríamos la costa hasta llegar a Kyuquot, una pequeña población en la que entregaríamos la carga. El regreso lo haríamos siguiendo valles y otros fiordos hasta llegar a Gold River.
Nos pusimos unos pequeños salvavidas. Sentarse delante en ese avión requiere mucha contorsión.
El avión no tiene ninguna asistencia electrónica, salvo un iPad sujeto al salpicadero que muestra nuestra posición.
Arranca el motor con unas ruidosas explosiones y empieza el ronroneo que nos acompañará todo el viaje. Scott empuja la pasarela con el pie y nos alejamos del muelle. Tira con fuerza del volante mientras da gas a fondo, y empezamos a acelerar. Parece que el agua nos frena, no quiere que volemos. Por fin, cogemos suficiente velocidad, aumentan las salpicaduras a ambos lados, el motor ruge, demostrando poderío y buena forma física a pesar de los años, y de golpe estamos volando. Llevamos auriculares que atenúan mucho el ruido del motor, y nos permiten comunicarnos entre nosotros.
Ganamos altura y perspectiva. Bosques verdes y agua azul. A partir de aquí vamos a recorrer kilómetros y kilómetros de islas y de islotes. Vemos algunos criaderos flotantes de salmón y de ostras. Nos acercamos a Kyuquot y descendemos hasta ponernos a ras del agua. Scott gira los tres pomos de colores que hay en la consola central que controlan el gas, el paso de hélice y la mezcla de aire. Un pitido nos avisa de que el avión entra en pérdida, e inmediatamente se posa en el agua con un golpe, una cortina de agua a cada lado y un frenazo suave. Hemos amerizado.
Camino del muelle vemos a la derecha dos nutrias marinas, que se sumergen cuando nos acercamos a ellas.
Un poco de gas y el avión navega hasta el pantalán nos colocamos delante de otro avión de Air Nootka, un Beaver de los años 50 con motor radial y cabina más grande.
Desembarcamos haciendo el ejercicio inverso de contorsionismo, al tiempo que se aproximan dos embarcaciones pequeñas. Una va pilotada por una mujer de pelo blanco y lleva una familia de primeros pobladores, la otra parece ser la médico de la aldea. Su lancha tiene pintada una cruz roja.
El muelle tiene bastantes embarcaciones pequeñas, varias con útiles de pesca, y casitas sencillas alineadas con la costa, levantan algunos metros sobre el agua apoyándose en estructuras de madera.
Las personas con las que hablamos saben que venimos de España. Son muy amables y tienen gamas de conversar con nosotros, nos sentimos exóticos, quieren que les contemos cosas sobre España. La señora de pelo blanco y rostro curtido nos cuenta que lleva cuarenta años viviendo allí, y que no se plantea ir a otro sitio o salir de vacaciones, porque todos aportan algo a la comunidad, y ausentarse significaría una molestia. Se nos hace corta la espera. Toca volver. Scott arranca el motor, nuevamente empuja el avión con el pie y nos alejamos lentamente.
Despegamos otra vez. Ahora ya conocemos la sensación.
Volamos siguiendo un largo valle con laderas cubiertas de bosque. Volamos a media altura de las laderas. Es un vuelo espectacular. Ahora ya no es tan suave el aire nos da algún empujón. A lo lejos vemos montañas con nieve.
Scott nos da muchas explicaciones sobre todo lo que vemos y preguntamos. Kilómetros y kilómetros de bosque verde que llega hasta el agua con algunas calvas con troncos partidos que acaban en la costa formando parte del paisaje tan característico de aquí.
Scott hace un giro de 180° a pocos metros del agua virando con decisión para alinearse con el viento, y nuevamente nos convertimos en un barco. En la orilla sigue pastando uno de los osos negros que hemos visto por la mañana.
Рекомендации по теме
join shbcf.ru