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Invocación a la Divina Voluntad - Sierva de Dios Luisa Piccarreta
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Invocación a la Divina Voluntad
Al despertarse en la mañana:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a pensar en mi mente. Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a circular en mi sangre. Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a mirar en mis ojos.
Te amo. Ven, Divina Voluntad, a escuchar en mis oídos. Padre, ven, Divina Voluntad, a hablar en mi voz. Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a respirar en mis respiros.
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a palpitar en mi corazón.
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a moverte en mis acciones.
Te amo. Ven, Divina Voluntad, a obrar en mis manos.
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a caminar en mis pasos.
Jesús, mírame para que, al poner en Ti los ojos, pueda mirarte en Tu voluntad y Tú puedas recibir el contento de ser mirado con una mirada divina.
O Jesús, haz que Tu mirada me inunde de tanta luz que me funda por completo en Ti. Mientras mis ojos se abren, O Jesús, haz que resplandezca en ellos la luz de Tu querer. Así, sumergiéndome en la luz inmensa de Tu voluntad divina, seré luz para todos: para hacer que Te conozcan, luz para impedir la culpa, luz para hacer que Te amen y para hacer a todos conocer Tu santo querer.
Mi primer pensamiento surge y corre a Ti, O Jesús, besando Tus pensamientos. Se funde en Tu inteligencia y cobra vida en Tu voluntad. Junto contigo, quiero difundirme en las inteligencias de todos para recoger los pensamientos de todas las criaturas y darte el homenaje, la adoración y la sumisión de todos.
Quiero, Oh Jesús mío, tomar en mi primera palabra todas las armonías del cielo y acercarlas a Tu oído para hacerlas resonar en Ti.
Y Tú, Oh Jesús, une mi palabra a la Tuya y tómala de mí como palabra Tuya para hacerte escuchar el eco de una palabra divina por medio mío, y así satisfacer a Tu oído por todas las molestias de las cosas no rectas de las criaturas.
Mientras mis labios se entreabren, Oh Jesús mío, que mi voz corra en Tu voluntad para hacer que la mía resuene en todos los corazones y los sacuda. Quiero, con Tu voluntad, encender en todos el fuego de Tu amor, y recogiendo todas las voluntades de las criaturas como si fueran una sola, quiero ofrecerte las y darte, en nombre de todos, amor divino, gloria divina y reparación divina.
O Jesús mío, mi débil naturaleza se pone en actividad, pero es tanta mi incapacidad que no puedo hacer nada. Por eso, tomo vida y actividad en Tu voluntad, y siendo Tu querer la vida y el movimiento de todas las criaturas, quiero, por tanto, ponerme en actividad en Tu voluntad para hacer el pensamiento de todos, para que todos Te comprendan como la luz de sus ojos, para que solo miren al cielo, la voz de sus bocas para hacerles aborrecer la culpa y hacer que siempre Te alaben, la acción de sus manos para que la dirijan a Ti, el paso de sus pies para encadenarlos a Ti e impedir así que puedan caer en el infierno, el palpitar de sus corazones para hacer que Te amen a Ti solo.
O Jesús mío, Tu querer viene a todos y en Tu querer anhelo que las criaturas gocen de Ti y de todos los bienes posibles, como si todos hubieran hecho sus actos en Tu voluntad.
Al lavarse:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a mi acto de lavarme y lava mi alma de toda mancha. Al vestirse, Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a mi acto de vestirme y viste me con Tu luz.
Jesús mío, me he visto en Tu voluntad, y con esta voluntad Tuya quiero cubrir a todas las criaturas para vestirlas con Tu gracia. Luego, tomo Tu querer y todas las bellezas que Tu querer contiene. Haciendo mías estas bellezas, quiero vestir a Tu Santísima Humanidad para defenderte de todas las frialdades y ofensas que Te hacen las criaturas. Jesús mío, Tu amor unido al mío quiere darte el amor de todos y la satisfacción de todos.
Al caminar:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a caminar en mis pasos para ir en busca de todas las almas y llamarlas para Ti. Camina en mí, O Jesús, y haz que mis pasos estén en Tu voluntad. Haciéndome vida de todos los pasos de todas las criaturas, quiero dirigirlos a Ti.
Al trabajar:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a hacer Tus obras eternas en mí. En Tu voluntad trabajo, y Tú, O Jesús, corre Tus dedos en los míos para que trabajando Tú en mí, Tú mismo repares por todos los que no divinizan las obras materiales con Tu unión. Que cada movimiento mío sea una dulce cadena que vincule a las almas en Ti.
Al escribir:
.....la oracion completa en los comentarios
Musica:
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Oracion de la manana
Oracion de la noche
Al despertarse en la mañana:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a pensar en mi mente. Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a circular en mi sangre. Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a mirar en mis ojos.
Te amo. Ven, Divina Voluntad, a escuchar en mis oídos. Padre, ven, Divina Voluntad, a hablar en mi voz. Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a respirar en mis respiros.
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a palpitar en mi corazón.
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a moverte en mis acciones.
Te amo. Ven, Divina Voluntad, a obrar en mis manos.
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a caminar en mis pasos.
Jesús, mírame para que, al poner en Ti los ojos, pueda mirarte en Tu voluntad y Tú puedas recibir el contento de ser mirado con una mirada divina.
O Jesús, haz que Tu mirada me inunde de tanta luz que me funda por completo en Ti. Mientras mis ojos se abren, O Jesús, haz que resplandezca en ellos la luz de Tu querer. Así, sumergiéndome en la luz inmensa de Tu voluntad divina, seré luz para todos: para hacer que Te conozcan, luz para impedir la culpa, luz para hacer que Te amen y para hacer a todos conocer Tu santo querer.
Mi primer pensamiento surge y corre a Ti, O Jesús, besando Tus pensamientos. Se funde en Tu inteligencia y cobra vida en Tu voluntad. Junto contigo, quiero difundirme en las inteligencias de todos para recoger los pensamientos de todas las criaturas y darte el homenaje, la adoración y la sumisión de todos.
Quiero, Oh Jesús mío, tomar en mi primera palabra todas las armonías del cielo y acercarlas a Tu oído para hacerlas resonar en Ti.
Y Tú, Oh Jesús, une mi palabra a la Tuya y tómala de mí como palabra Tuya para hacerte escuchar el eco de una palabra divina por medio mío, y así satisfacer a Tu oído por todas las molestias de las cosas no rectas de las criaturas.
Mientras mis labios se entreabren, Oh Jesús mío, que mi voz corra en Tu voluntad para hacer que la mía resuene en todos los corazones y los sacuda. Quiero, con Tu voluntad, encender en todos el fuego de Tu amor, y recogiendo todas las voluntades de las criaturas como si fueran una sola, quiero ofrecerte las y darte, en nombre de todos, amor divino, gloria divina y reparación divina.
O Jesús mío, mi débil naturaleza se pone en actividad, pero es tanta mi incapacidad que no puedo hacer nada. Por eso, tomo vida y actividad en Tu voluntad, y siendo Tu querer la vida y el movimiento de todas las criaturas, quiero, por tanto, ponerme en actividad en Tu voluntad para hacer el pensamiento de todos, para que todos Te comprendan como la luz de sus ojos, para que solo miren al cielo, la voz de sus bocas para hacerles aborrecer la culpa y hacer que siempre Te alaben, la acción de sus manos para que la dirijan a Ti, el paso de sus pies para encadenarlos a Ti e impedir así que puedan caer en el infierno, el palpitar de sus corazones para hacer que Te amen a Ti solo.
O Jesús mío, Tu querer viene a todos y en Tu querer anhelo que las criaturas gocen de Ti y de todos los bienes posibles, como si todos hubieran hecho sus actos en Tu voluntad.
Al lavarse:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a mi acto de lavarme y lava mi alma de toda mancha. Al vestirse, Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a mi acto de vestirme y viste me con Tu luz.
Jesús mío, me he visto en Tu voluntad, y con esta voluntad Tuya quiero cubrir a todas las criaturas para vestirlas con Tu gracia. Luego, tomo Tu querer y todas las bellezas que Tu querer contiene. Haciendo mías estas bellezas, quiero vestir a Tu Santísima Humanidad para defenderte de todas las frialdades y ofensas que Te hacen las criaturas. Jesús mío, Tu amor unido al mío quiere darte el amor de todos y la satisfacción de todos.
Al caminar:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a caminar en mis pasos para ir en busca de todas las almas y llamarlas para Ti. Camina en mí, O Jesús, y haz que mis pasos estén en Tu voluntad. Haciéndome vida de todos los pasos de todas las criaturas, quiero dirigirlos a Ti.
Al trabajar:
Padre, te amo. Ven, Divina Voluntad, a hacer Tus obras eternas en mí. En Tu voluntad trabajo, y Tú, O Jesús, corre Tus dedos en los míos para que trabajando Tú en mí, Tú mismo repares por todos los que no divinizan las obras materiales con Tu unión. Que cada movimiento mío sea una dulce cadena que vincule a las almas en Ti.
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