Festival Aleph 2020. Eduardo Kac. Presenta Amanda de la Garza. Telepresencia y bioarte.

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La curadora Amanda de la Garza, presenta la conferencia
del artista multidisciplinario, Eduardo Kac. Cuyo trabajo
explora la tecnología, la biología, la condición humana y
la experiencia artística para generar una variedad de obras
como instalaciones y presentaciones. En la siguiente
conferencia, el artista cuenta sobre su proceso de trabajo
en sus piezas.

El canal de los universitarios.
20.1 en televisión abierta,
277 de SKY HD,
255 de SKY,
411 de Izzi,
389 de Totalplay,
120 de Dish,
229 de Megacable
132 de Axtel HD
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Las nociones dominantes del bioarte han sido definidas a partir de la relación entre arte, biología y tecnología (existen más nociones alternas, por ejemplo, desde la termodinámica), propiciando una intervención humana sobre la información genética, es decir, sobre la vida y su diversidad.

Sin embargo, resalta que la aplicación de estas nociones es meramente estética, fomentando espacios de creación cerrados, privados y excluyentes, como es la transformación de los talleres (y espacios educativos) de arte por laboratorios donde se experimenta con la vida. Me llama mucho la atención que uno de los puntos fuertes del bioarte (en singular) es la alteración genética para mezclar células de diferentes especie con el objetivo de traer a la realidad animales que solo existen en la ficción y que no aportan funciones nuevas a la vida y su diversidad, colocando a la especie humana (apenas con unos cientos de miles de años de experiencia vivida) por encima de las formas de vida de la Tierra (con una experiencia de miles de millones de años).

Estos enfoques me resultan insuficientes y parte de los problemas actuales, derivando en un arte transgénico con aplicaciones meramente estéticas y de mercado. Alterar la naturaleza en nombre del arte para generar una estética distinta no forma parte de los criterios y aplicaciones de las bioartes (en plural), ya que éstas son vidas diversas, sus intervenciones sobre la naturaleza son para potencializarlas, consolidando a la especie humana como polinizadora de vida y polinizadora de polinizadores, mientras el concepto de bioarte que propone la biología molecular pretende alterar la vida por cuestiones estéticas y de mercado, no para impulsar la vida, ni su diversidad.

¿Qué beneficio trae consigo convertir a un conejo, en un conejo fluorescente? ¿qué beneficio tiene para los cactus que están en peligro de extinción experimentar con ellos para injertarles pelo humano? ¿cómo impulsa la vida unir la cabeza de un feto humano al cadáver de una gaviota y exponerlo en los museos? ¿qué beneficio tiene para las mariposas, también en peligro de extinción, alterar sus patrones naturales que conforman soluciones alternas de adaptación, resistencia, resiliencia y transformación, por patrones artificiales, donde la mariposa es expropiada de esos factores biológicos inherentes a sus formas de vida y reproducción? ¿qué beneficio trae consigo para la preservación de las especies y los colores en peligro de extinción las propuestas del bioarte dominante?

No coincido con estás prácticas, ni con las distorsiones que surgen a partir de esas formas de reflexión y práctica. Las bioartes se basan en un diálogo abierto, irreversible y permanente con la biodiversidad, sus ecosistemas y ciclos. Por ello, todas las personas podemos y debemos ejercer estas cualidades que nos heredaron nuestras ancestras y ancestros. No dependemos de laboratorios, ni de espacios académicos para ejercer nuestras cualidades bioartísticas. Estas cualidades fueron grabadas en nuestra información genética a través de la biofilia, que posteriormente eclosionó hacia la musicofilia, multicromafilia y esteticofilia; la naturaleza es vida. La música, la danza, los colores, etc. son vida diversa y la especie humana tiene la capacidad de percibirla multisensorialmente como tal y también tiene la capacidad de preservarla y ensancharla bajo márgenes de baja entropía y neguentrópicamente, esos son nuestro orígenes biodiversos y estas cualidades nos confirman como una especie polinizadora de vida diversa.

Entonces, si todas las personas tenemos estas capacidades, por qué no las desarrollamos, por qué en lugar de aproximarnos más a la naturaleza, nos alejamos ¡incluso el concepto dominante de bioarte aísla la naturaleza en un laboratorio! Las bioartes nos recuerdan que estamos conectados con la Tierra y el cosmos; las bioartes nos unen mediante el ensanchamiento de nuestras emociones, lenguajes y formas organizativas, al tiempo que nos permiten entrar en simbiosis con la biodiversidad, que actualmente, estamos desapareciendo en pro de un sistema organizativo fágico, es decir, que se devora a sí mismo. Las bioartes tienen funciones complejas, como la termodinámica, la química, la biológica, la neuronal, la sicológica, social, cultural, pero también políticas y económicas, estas últimas, son las que enfatiza el concepto de bioarte dominante, que lejos de dar vida, lucra con ella. Este concepto distorsionado, coloca al artista con la supuesta capacidad de utilizar y ejercer su creatividad para formar nuevas especies artificiales, como los alimentos transgénicos que dominan la producción de alimentos actualmente y que han debilitado las barreras ecológicas frente a las bacterias y virus, como se pone de manifiesto actualmente con el Covid-19 (no abordado en el video y que es de gran relevancia para las bioartes).

Las creatividades bioartísticas deben estar a disposición de la vida diversa (que estamos eliminando con nuestras prácticas), para acompañar a la Tierra en sus procesos de generación de vida diversa (que llevan miles de millones de años), no yuxtaponiéndose para imponerle especies artificiales sin sentido que no ayudan a resolver los grandes problemas del siglo XXI y que nos alejan más y más de la biodiversidad, sus entornos, ecosistemas y ciclos. Todas las personas somos bioartístas, pero las limitaciones políticas, sociales, económicas y culturales nos expropian esas posibilidades, somos seres sub-ejercidos por un sistema fágico dirigido por bodrios negligentes de baja calidad moral.

Estas formas de bioarte fortalecen más a las farmacéuticas y a la agroindustria que a la vida y su diversidad. Bioartes implica el respeto (e impulso) por la biodiversidad y sus ciclos, la especie humana no solo es compatible con la biodiversidad, también forma parte de ésta. Si se piensa que para hacer bioartes es necesario intervenir a la biodiversidad para alterar su secuencia genética y, a partir de ello, comprobar que somos parte de ésta, se estará incurriendo en una falta histórico-ética, ya que la especie humana estaría alterándose a sí misma y con ello, alejándose de la biodiversidad para generar especies artificiales, convirtiéndose a sí misma en una especie artificial, proponiendo así un arte transgénico (sin límites y que puede estar en contraposición a la misma vida) más que proponer realmente bioartes.

La intervención de la biodiversidad sobre la especie humana fue lo que permitió el surgimiento del lenguaje bioartístico desde los tiempos rupestres, debido a ello, las intervenciones bioartísticas de la especie humana sobre la naturaleza y su biodiversidad deben estar regidas por un horizonte biodiverso que anime a esta disciplina a preservar e incrementar la biodiversidad natural que la Tierra lleva más de cuatro mil millones de años desarrollando; mientras la intervención del arte transgénico sobre la naturaleza merma las capacidades biodiversas de la propia naturaleza, las bioartes genuinas conocen y potencian los ciclos de vida y de su diversidad, pilares del lenguaje universal que consolida y que permite generar soluciones alternas a los grandes problemas de nuestra época.

orfeonirvanarock
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Buen contenido.saludos desde New Jersey estados unidos

mauriciobermeo-martinez