ALFONSINA STORNI: Vida y Mejores Poemas

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Aunque nacida en la Suiza italiana, en 1892, Alfonsina Storni, vivió casi toda su vida en Argentina, en las ciudades de Rosario y Buenos Aires. Sus padres eran propietarios de una cervecería. En su juventud llevó una vida muy precaria trabajando como camarera en el negocio familiar, obrera en una fábrica textil y costurera. También fue actriz, declamando versos en teatros de provincias, y maestra en diferentes centros educativos. A los 20 años fue madre soltera en una época en que era socialmente inaceptable; nunca se casó. Finalmente consiguió introducirse en los círculos literarios argentinos publicando sus poemas en varias revistas, recomendada por el escritor mejicano Amado Nervo que era embajador de su país en Argentina. Su poesía puede encuadrarse en el movimiento modernista con un sentimiento impregnado de lirismo y una sensibilidad exquisitamente femenina. A los 46 años, diagnosticada de una enfermedad incurable se suicidó, arrojándose al mar. Su muerte inspiró la canción Alfonsina y el mar, interpretada por cantantes muy conocidas como Mercedes Sosa o Chabuca Grande.

A continuación escucharás tres de los mejores poemas de Alfonsina Stormi:

- Tú me quieres blanca.
- Hombre pequeñito, y
- Dolor.

En el poema Tú me quieres blanca utiliza el color blanco como un elemento que representa la pureza y la virginidad que los hombres tanto desean en las mujeres.

Tú me quieres blanca

Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Habla con los pájaros
y lévantate al alba.

Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.
En el poema Hombre pequeñito, Alfonsina Storni se refiere de forma irónica a todos aquellos hombres que desean mantener a las mujeres en un lugar restringido.

Hombre pequeñito

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más.
En el poema Dolor, Alfonsina Storni, imagina un paseo solitario y tranquilo junto al mar, en el que pueda sentirse fundida con el ambiente y así olvidar sus problemas.
Dolor

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;

Que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar

Con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;

Ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

Ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;

Pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;

Ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar…

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:

Y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

Documentado por: Olegario Llamazares
Lectura de poemas: Fátima Miranda
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