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10. Décima Hora De 2 a 3 de la Mañana - LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE JESÚS - Luisa Picarreta
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10. Décima Hora De 2 a 3 de la Mañana - LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE JESÚS - Luisa Picarreta - Jesús es Presentado a Anás
Es importante destacar que estas horas de la Pasión de Jesús pueden ser rezadas y meditadas en cualquier momento del día. Aunque se presentan en una secuencia de 24 horas, no es necesario seguir un horario específico para participar en esta devoción. Puedes dedicar un momento de tu día a reflexionar sobre cada hora de la Pasión de acuerdo con tu disponibilidad y devoción personal. La flexibilidad temporal permite que esta experiencia espiritual se adapte a tu vida diaria, brindándote la oportunidad de profundizar en la contemplación de la Pasión de Cristo en cualquier momento que lo desees.
¡Oh Jesús, quédate siempre conmigo! Madre dulcísima, sigamos juntos a Jesús. Jesús mío, centinela divino, tú que en mi corazón velas y que no quieres seguir estando solo sin mí, me despiertas y haces que me encuentre junto contigo en la casa de Anás.
Es precisamente ese momento en el que Anás te interroga acerca de tu doctrina y de tus discípulos, y tú, ¡oh Jesús!, para defender la gloria del Padre, abres tu sacratísima boca y con voz sonora y llena de dignidad, respondes: Yo he hablado en público y todos los que están aquí me han escuchado.
Al oír estas palabras tuyas llenas de dignidad, todos tiemblan; pero es tanta la perfidia, que un siervo, queriendo honrar a Anás, se acerca a ti y con mano de hierro te da una bofetada tan fuerte, que hace que te tambalees, mientras que tu rostro santísimo se pone pálido.Ahora comprendo por qué me has despertado, dulce Vida mía. Tenías razón: ¿Quién iba a sostenerte en este momento en que estás por caer? Tus enemigos se ríen a carcajadas satánicamente, silban y aplauden un acto tan injusto, mientras que tú, tambaleándote, no tienes a nadie en quien apoyarte.
Jesús mío, te abrazo; más aún, quiero hacer un muro con mi ser, te ofrezco mi mejilla generosamente, dispuesta a soportar cualquier pena por amor a ti. Te compadezco por este ultraje y unido a ti te reparo por la timidez de tantas almas que se desaniman fácilmente; por quienes a causa del miedo no dicen la verdad; por las faltas hacia el respeto que se le debe a los sacerdotes; y por todas las faltas que se hacen con las murmuraciones.
Pero veo afligido Jesús mío que Anás te envía a Caifás. Tus enemigos te empujan por las escaleras para que te caigas, y tú, Amor mío, en esta dolorosa caída reparas por todos aquellos que de noche caen en la culpa aprovechando la obscuridad, y también llamas a los herejes y a los infieles a la luz de la fe. Yo también quiero seguirte en tus reparaciones y mientras llegas a donde está Caifás te mando mis suspiros para defenderte de tus enemigos. Y tú, sigue haciéndome de centinela mientras duerma y despiértame cuando tengas necesidad de mí. Por eso, dame un beso y bendíceme. Adiós, beso tu Corazón y en él continúo mi sueño
Es importante destacar que estas horas de la Pasión de Jesús pueden ser rezadas y meditadas en cualquier momento del día. Aunque se presentan en una secuencia de 24 horas, no es necesario seguir un horario específico para participar en esta devoción. Puedes dedicar un momento de tu día a reflexionar sobre cada hora de la Pasión de acuerdo con tu disponibilidad y devoción personal. La flexibilidad temporal permite que esta experiencia espiritual se adapte a tu vida diaria, brindándote la oportunidad de profundizar en la contemplación de la Pasión de Cristo en cualquier momento que lo desees.
¡Oh Jesús, quédate siempre conmigo! Madre dulcísima, sigamos juntos a Jesús. Jesús mío, centinela divino, tú que en mi corazón velas y que no quieres seguir estando solo sin mí, me despiertas y haces que me encuentre junto contigo en la casa de Anás.
Es precisamente ese momento en el que Anás te interroga acerca de tu doctrina y de tus discípulos, y tú, ¡oh Jesús!, para defender la gloria del Padre, abres tu sacratísima boca y con voz sonora y llena de dignidad, respondes: Yo he hablado en público y todos los que están aquí me han escuchado.
Al oír estas palabras tuyas llenas de dignidad, todos tiemblan; pero es tanta la perfidia, que un siervo, queriendo honrar a Anás, se acerca a ti y con mano de hierro te da una bofetada tan fuerte, que hace que te tambalees, mientras que tu rostro santísimo se pone pálido.Ahora comprendo por qué me has despertado, dulce Vida mía. Tenías razón: ¿Quién iba a sostenerte en este momento en que estás por caer? Tus enemigos se ríen a carcajadas satánicamente, silban y aplauden un acto tan injusto, mientras que tú, tambaleándote, no tienes a nadie en quien apoyarte.
Jesús mío, te abrazo; más aún, quiero hacer un muro con mi ser, te ofrezco mi mejilla generosamente, dispuesta a soportar cualquier pena por amor a ti. Te compadezco por este ultraje y unido a ti te reparo por la timidez de tantas almas que se desaniman fácilmente; por quienes a causa del miedo no dicen la verdad; por las faltas hacia el respeto que se le debe a los sacerdotes; y por todas las faltas que se hacen con las murmuraciones.
Pero veo afligido Jesús mío que Anás te envía a Caifás. Tus enemigos te empujan por las escaleras para que te caigas, y tú, Amor mío, en esta dolorosa caída reparas por todos aquellos que de noche caen en la culpa aprovechando la obscuridad, y también llamas a los herejes y a los infieles a la luz de la fe. Yo también quiero seguirte en tus reparaciones y mientras llegas a donde está Caifás te mando mis suspiros para defenderte de tus enemigos. Y tú, sigue haciéndome de centinela mientras duerma y despiértame cuando tengas necesidad de mí. Por eso, dame un beso y bendíceme. Adiós, beso tu Corazón y en él continúo mi sueño