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Gracias, 2024

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Querido 2024,
Te escribo estas palabras para hacerte llegar mi agradecimiento. Agradezco infinidad de momentos maravillosos y también los sufridos. He vivido con plenitud, con foco, rodeada de personas que desprenden amor, con una comunidad maravillosa en redes que cada día me hace llegar su gratitud.
Me siento afortunada porque tengo salud, un cuerpo que me permite correr, duermo y descanso, puedo cuidarme y dedicarme tiempo. Agradezco pensar con claridad, sentirme fuerte, segura y capaz.
Pero sobre todo agradezco mis inseguridades y mi parte vulnerable. Me ponen los pies en la tierra, me conectan con mi humildad y me ayudan a ser cauta.
También son bienvenidos los momentos de dolor, que los ha habido. No por el aprendizaje que dejan, que no siempre lo dejan, sino simplemente porque forman parte de mi vida. Y mi vida es así, como este año 2024 que se hoy se despide, con sus disfrutes, su nostalgia y sus tristezas, con éxitos y fracasos, con sus miedos e inseguridades que me envalentonan y me hacen decir sí para luego buscar cómo llevar a cabo el sí.
Me hace feliz haberme podido dedicar durante todo el año a lo que me apasiona, divulgar psicología, en todas sus formas… por estas redes que nos unen y conectan, a través de mis libros, en el teatro y en mis conferencias. Me siento agradecida a mis compañeros de reparto y a todo mi equipo que consiguen con su entrega y valores que todo sea fácil y amoroso.
Y desde el alma, agradezco a mi hijos y marido lo que aprendemos juntos a diario, los abrazos que nos damos, los te quiero que nos decimos. Agradezco vivir sus vidas y poder sentir un amor infinito. Ayer les decía a mis hijos que deseaba que fueran padres y madres para que pudieran sentir la capacidad infinita de agrandarse el corazón. Porque para mí la definición de infinito es el amor que cabe en el corazón de una madre.
Querido 2024, gracias y adiós. Llega un 2025, espero que cargado de amor. No le pido nada. Me gusta ver cómo se comporta de forma orgánica, cogerlo de la mano e ir bailando serena y suavemente recorriendo cada uno de sus días.
Un beso, les quiero.
Te escribo estas palabras para hacerte llegar mi agradecimiento. Agradezco infinidad de momentos maravillosos y también los sufridos. He vivido con plenitud, con foco, rodeada de personas que desprenden amor, con una comunidad maravillosa en redes que cada día me hace llegar su gratitud.
Me siento afortunada porque tengo salud, un cuerpo que me permite correr, duermo y descanso, puedo cuidarme y dedicarme tiempo. Agradezco pensar con claridad, sentirme fuerte, segura y capaz.
Pero sobre todo agradezco mis inseguridades y mi parte vulnerable. Me ponen los pies en la tierra, me conectan con mi humildad y me ayudan a ser cauta.
También son bienvenidos los momentos de dolor, que los ha habido. No por el aprendizaje que dejan, que no siempre lo dejan, sino simplemente porque forman parte de mi vida. Y mi vida es así, como este año 2024 que se hoy se despide, con sus disfrutes, su nostalgia y sus tristezas, con éxitos y fracasos, con sus miedos e inseguridades que me envalentonan y me hacen decir sí para luego buscar cómo llevar a cabo el sí.
Me hace feliz haberme podido dedicar durante todo el año a lo que me apasiona, divulgar psicología, en todas sus formas… por estas redes que nos unen y conectan, a través de mis libros, en el teatro y en mis conferencias. Me siento agradecida a mis compañeros de reparto y a todo mi equipo que consiguen con su entrega y valores que todo sea fácil y amoroso.
Y desde el alma, agradezco a mi hijos y marido lo que aprendemos juntos a diario, los abrazos que nos damos, los te quiero que nos decimos. Agradezco vivir sus vidas y poder sentir un amor infinito. Ayer les decía a mis hijos que deseaba que fueran padres y madres para que pudieran sentir la capacidad infinita de agrandarse el corazón. Porque para mí la definición de infinito es el amor que cabe en el corazón de una madre.
Querido 2024, gracias y adiós. Llega un 2025, espero que cargado de amor. No le pido nada. Me gusta ver cómo se comporta de forma orgánica, cogerlo de la mano e ir bailando serena y suavemente recorriendo cada uno de sus días.
Un beso, les quiero.
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