1997 1114 Viernes Abel Matutes, el ministro que quiso acercarse a Cuba

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Abel Matutes fue el ministro de Asuntos Exteriores del primer gobierno de José María Aznar, que llegó al poder en 1996 con el apoyo de los partidos nacionalistas catalán y vasco. Matutes, que había sido comisario europeo de Relaciones Exteriores y Cooperación entre 1989 y 1993, tenía una amplia experiencia internacional y una visión pragmática de la política exterior.

Uno de los retos que afrontó Matutes fue el de mejorar las relaciones con Cuba, que se habían deteriorado durante el último gobierno socialista de Felipe González. Matutes defendía la necesidad de mantener un diálogo constructivo con el régimen de Fidel Castro, sin renunciar a los principios democráticos y a los derechos humanos. También abogaba por una posición común europea frente a Cuba, que evitara la confrontación con Estados Unidos y su política de embargo.

En este sentido, Matutes realizó una visita oficial a Cuba en noviembre de 1996, que constituyó un hecho histórico puesto que sería el primer gesto de acercamiento entre el gobierno español y el régimen cubano². Durante su estancia en la isla, Matutes se reunió con Castro y con otros dirigentes cubanos, así como con representantes de la oposición interna y de la Iglesia Católica. El ministro español expresó su apoyo al proceso de reformas económicas iniciado por Cuba y su disposición a colaborar en su desarrollo. También planteó la conveniencia de que Cuba se integrara en el sistema interamericano y en el Acuerdo de Cotonú, que regula las relaciones entre la Unión Europea y los países de África, Caribe y Pacífico.

La visita de Matutes fue valorada positivamente por ambas partes, que coincidieron en destacar el clima de cordialidad y respeto mutuo. El ministro español declaró que había encontrado a Castro "más abierto al diálogo" y dispuesto a "avanzar en la normalización de las relaciones con España y con Europa". Por su parte, el líder cubano calificó a Matutes de "hombre inteligente, culto y sensible" y le agradeció su actitud "amistosa y solidaria".

Sin embargo, el acercamiento entre España y Cuba no estuvo exento de dificultades y tensiones. En marzo de 1997, se produjo un conflicto diplomático por la retención de un turista español en Cuba tras protagonizar un accidente de tráfico. El ministro Matutes amenazó con adoptar medidas contra Cuba si no se liberaba al ciudadano español, lo que provocó una dura respuesta del gobierno cubano, cuyo ministro de Exteriores, Roberto Robaina, llamó a Matutes "mentiroso, chantajista e injerencista"¹. El incidente se resolvió tras la intervención personal de Castro, que ordenó la liberación del turista.

Otro factor que complicó las relaciones entre España y Cuba fue la posición de Estados Unidos, que presionaba a sus aliados europeos para que endurecieran su política hacia la isla. En 1996, el Congreso estadounidense aprobó la Ley Helms-Burton, que ampliaba el embargo contra Cuba y sancionaba a las empresas extranjeras que invirtieran en propiedades confiscadas por el régimen castrista. España se opuso firmemente a esta ley, que consideraba una violación del derecho internacional y una amenaza para sus intereses económicos en Cuba. Matutes lideró la respuesta europea contra la Ley Helms-Burton, presentando una demanda ante la Organización Mundial del Comercio y solicitando medidas compensatorias ante el Consejo Europeo.

A pesar de los obstáculos, Matutes mantuvo su apuesta por el diálogo con Cuba hasta el final de su mandato como ministro de Asuntos Exteriores en 2000. Su labor contribuyó a crear un clima de confianza entre los dos países y a impulsar la cooperación bilateral en diversos ámbitos. También sentó las bases para una mayor implicación de España en la defensa de los derechos humanos y la democracia en Cuba, así como para una mayor coordinación entre la Unión Europea y América Latina en su relación con la isla.
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