Victoria Bermejo Bermejo

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ictoria nació en Zarzuela del Monte (Segovia), localidad que en los años 30 del siglo XX contaba con casi 1.000 habitantes. Fue la cuarta descendiente de Justina Bermejo, segoviana dedicada al trabajo de la tierra y la crianza, y Leonardo "El colorado", segoviano y de profesión constructor de puentes y caminos en los pueblos próximos.
Los primeros recuerdos de Victoria, entre los cuatro y seis años, están ligados a la guerra española; vivencias entre aviones y en el rancho de los soldados.
A los 6 años de nacer, la familia se mudó a 7 kilómetros, a Villacastín, en donde estudió hasta los 14 años "sin faltar nunca" en la escuela con su maestra Josefina y otras 40 niñas, aunque recuerda que fue su madre la que le enseñó a leer y escribir. Cuando tenía 14 años se trasladaron y residieron en La Granja de San Ildefonso, cerca del antiguo sanatorio para tuberculosos.
Victoria se crió entre cuatro hermanos y cuatro hermanas, "en muy buena relación", mientras ayudaba a su madre en las tareas como lavar en el río Moros, trillar, recoger leña en Las Lastras o agua en la fuente de Alejo o ir al molino o al horno de tía Severina. Con 15 años comenzó a trabajar en régimen interno para unos molineros en El Espinar en unas condiciones duras realizando labores de limpieza y cocina, y tras cuatro años se mudó a Madrid en donde recuerda “vivir muy bien” como asistenta en régimen interno en dos hogares. Con 25 años regresó a su casa familiar y comenzó a formarse en costura con Lucita, la modista del pueblo. Entre obligaciones encontraba ratos de lectura o de ocio en el río o en la fiesta de San Sebastián.
A los 27 años se casó en Villacastín (Segovia) con Román Martínez, un cántabro oriundo de Soto Irúz que conoció en los veranos que acompañaba a una familia madrileña.
Comenzaron su vida en Cantabria y criaron a dos hijas mientras se dedicaban a la ganadería lechera. Al principio vendieron leche a El Buen Pastor, después se hicieron socios de la cooperativa La Clesa hasta la jubilación.
Durante su matrimonio, Victoria acudió a la asociación de mujeres de Soto Iruz en las antiguas escuelas de niños con las que realizó numerosas excursiones, salidas y talleres.
Su pasión por conocer mundo la llevó a viajar junto a su marido a numerosos lugares de España después de su jubilación, con 60 años. A principios del año 2000, tras enviudar, continúo viajando en compañía de amistades o con el programa del Imserso; su viaje más reciente fue con 86 años, pues "ahora ya no quiere viajar más". A sus 90 años (2023) esta cántabra de adopción es abuela de dos nietos a quienes, entre otros, quiere legar su rico testimonio, pues declara que "está contenta con la vida que ha tenido”.

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