Cartas sin marcar (letra) - Andrés Calamaro

preview_player
Показать описание
Letra "Cartas sin marcar"
Рекомендации по теме
Комментарии
Автор

Cuando la música era música, Dios... gracias por ser de esa generación ...pobres los de esta

jaimealexandersalazarcaice
Автор

dios mio, que recuerdos, quien pudiera regresar el tiempo y vivirlo de nuevo....

DSFAXD
Автор

Si la están escuchando un abrazo que buenasa

aictoribio
Автор

Gracias NATY por compartir, esta rola si me la se desde los 18 años vivi engañado pensé que la cantaba Enanitos Verdes, esta es de colección, SALUDOS DESDE MEXICO.

designermusicmax
Автор

29/01/2020 LIKE si hay alguien escuchándolo ahora

cosculluelafranco
Автор

como esta sola cancion me pone triste y alegre al recordar en my juventud escuchandola en plena lluvia en mi walkman con unos cigarrillos y una chatita de ron en mi pueblito lindo de piura en la pileta de mi SANTO DOMINGO tanta nostalguia amigos amantes del buen rock solo recuerdos aquedan y ese holor a tierra mojada q es tan rico jaja

limoncitosabio
Автор

que buena musica me gusta rock nacional

ezequieldelgado
Автор

TEMAZO...ESTA CANCION ES ....COMO PARTE DE LA VIDA DE AHORA YA NO TENGO QUIEN ME DIGA QUE COLECTIVO DEBO TOMAR PARA IR A TAL O CUAL LUGAR ...JAJAJA )

DAVIDELLUJANENSE
Автор

:D hace un tiempo ya que no escuchaba esta canción.

francosamuel
Автор

Me gusta una mujer, no tengo un amigo a quien contarle y tengo una leve idea de donde y en que momento encontrarla. Pienso cual será la mejor manera de llegarle. Que hago ante todo eso? Escuchar cartas sin marcar de Calamaro y ahí encontrar las respuestas.
(Basado en hechos de la vida real que suceden en este momento)

guillermogarcia
Автор

Igual que un niño abandonado que en la calle lo han dejado yo te busco desesperado, necesito un amigo, necesito que alguien quiere hablan conmigo Rock Nacional♥

APA-bmwq
Автор

[iminent AMO ANDRES SOS UN GENIO TE RRE AMO

jonatanm
Автор

Una carta desesperada y veinte mil polentas con salchichas


Tengo estos papeles como ideas desbordadas que, desde algún lugar mío e insospechado, flotan sobre mi cabeza… Arrojadas, desteñidas pero luminosas. Darían tantas respuestas como preguntas hay. Pero que por sobrevolarme, mujer, nunca serán capaces de responder, de responderme, de acaso responderte, cariño. Alzo las manos como queriendo atrapar lo que no se resuelve, el problema inexorable, implacable, moneditas que se caen o como campanas que suenan a deshoras. Y el lenguaje siempre vulgar y tonto, vasto, sí, pero vulgar, demasiado prolijo y harto inefable para lograr decir lo que me pasa por entre las cejas, el corazón, entre estos herrajes contra la libertad. El amor. Cómo describir eso que me sostiene entre estas paredes. Con qué pájaros, con qué papeles volando poder expresarlo con soltura. No sé. Sinceramente no lo sé. Cazo ideas como con una red entretejida de pensamientos y sueños, pero en los sueños soy el cazador y la mariposa. Soy quien ama y es amado. Y al verme en tal sitio no hallo las palabras pertinentes para decir cuánto, cómo; qué. Es como ser el arco y la flecha; el arquero y la flecha; la flecha y el blanco. Todo junto y al mismo tiempo. Amor. Amado. Amante. Y soledad: Me hacés falta... Y existe, cómo no nombrarlo, el tan susurrante y acuciante deseo, esas estrellas interiores que se agolpan y explotan en la sangre y la rebelan ante la muerte vulgar, y en contra del tedio y la condena de todos los días sin miel, o con la miel postergada y prometida para vaya a saber cuándo, cuándo. Existe ese dios, y lo digo sin temor ni temblor, sin pudor y sin ley, que se alejó de los templos para darle al cuerpo su piedad y su justicia... ¿Pero dónde está ahora?... ¡Qué justicia! Existen, y eso es lo más seguro que tengo, estas palabras minúsculas, también condenadas, que quisieran ser por un rato, más que una pulsión de la vida un encontrarse con vos, con el beso de quien me espera –si es que todavía estás esperando-, con el cuerpo de mi amada. Existe este dios maldito que añora mi piel de tanto aguardar algo del cielo que está ahí, afuera: aludido entre cartas platónicas y deseos inabarcables, del tamaño y el perfume de esa magnolia que deshoja ahora sus flores blancas en la tierra del tiempo. Existe, sí, cómo no expresarlo, esta pena de andar con el alma encendida, sin poder tocar, con esta mano que escribe, acaso tu mejilla, tus manos, tu pecho, la cáscara que encubre tu corazón... Y me arde, me arde por vos. Esta es mi celda de piedra. Esto es mi aparentar que lo soporto todo, que por ser un reo inocente, y quizá un artista de la soledad, debo postergar este deseo que arrasa, esta necesidad. Tengo, amor, un solo canal por ahora. Son estas líneas insurrectas que pretenden romper los grilletes y decir te necesito, te quiero cerca. Y hablo también desde la ternura que siempre está presente. Pero cómo llegar hasta vos, de qué manera abrirme paso en este tiempo de distancia y reclusión obligada y abrazos que no son. Estoy solo, y casi no se entiende. Cómo puede ser, cómo es posible el amor así, cómo yo puedo amarte sin saber dónde estás, dónde estás ahora. Y hay cosas que no sé expresar bien, incluso cuando siempre me expreso como si estuviera tocando blues. Soy un hombre sencillo detrás de esta celda que mata, de esta carta que pareciera supurar todo ese deseo irrefrenable, esa piel que hay en mí, un corazón que late a pesar de todo. Es lógico que haya entre estas líneas una vibración, un querer estar, compartir, vivir. Y vivirte. Pero cómo ves, ahí anda rondando el perro. Ese gusano que una vez quizá quiso ser aviador, ese búho de la muerte que de niño miraba los pájaros y las golondrinas porque su voluntad era la libertad y su poder una canción. Y ahí está, paseándose por los pasillos entre las celdas, vigilante de vidas apagadas, tan oscuras como la suya. Ese perro carcelero y vigía, a quien le debo las gracias por hacerme el favor de recibir estas cartas que tal vez él mismo quemará. Ese ser despreciable que vive preso como yo, pero condenado por el destino y no por la buena o mala justicia de los hombres. Me pregunto si estás ahí. ¿Existís todavía? ¿Existo? ¿Estoy loco entonces? Una vez te vi en la estación; otra fuiste vos quien me vio ante el tribunal. Yo sigo pensando que no me abandonaste, que no te hicieron creer la mentira. Algo me dice que las cartas van al fuego. Que ese perro se ocupa de leer estas líneas, que se ríe de mí y de nosotros, y las echa al calor de una chimenea negra. No recibo visitas de nadie. Solo alguna vez tu fantasma se desplaza etéreo por el patio, y te miro y estás entre triste y viuda. Sin embargo, tengo una esperanza. Si esta última carta, si este último intento de carta pudiera atarse a la pata de una de las tantas tontas palomas que a menudo se posan sobre la línea que rompe la libertad en dos…; tal vez si alguien encontrara una paloma marcada con el mensaje de esta carta desesperada, no me importaría seguir comiendo polenta con salchichas por una eternidad. Esa es mi rebelión contra este mundo muchas veces poco listo; esta es mi subversión, mi osadía, mi puño en la altura. Este es mi afán de utopía y repudio a esas renuncias que buscan al paso ligero y superficial desmantelar esa verdad que es nuestro amor. Nuestro amor existe, de eso no tengo dudas, mi cielo. Pero el amor no como conquista, como colonización; aun en el fracaso de lo no correspondido, de las cartas al fuego, el amor vive y se desvive como un témpano que arde, arrastrado por el curso de la vida, penando, o lleno de felicidad; pero peregrino al fin, que no repara en las cenizas. Este amor no pretende éxito, condición o fortuna, aunque de todas formas sea desde luego una victoria, un triunfo de la vida contra la muerte, o contra y a pesar de la soledad y estas salchichas. Este amor es un jugarse por vos, con o sin suerte, pero un estarse jugado el todo por el todo, sin saber si habrá lugar para uno en esa tierra, que ahora solo son pájaros y un lienzo luminoso. Todo lo que arde no se mide con números, ni estadísticas, ni ciencias, ni recetas; todo lo que mida o sirva para medir no puede medir al amor y esto que vivo desde lejos; porque el amor es una victoria después de la batalla pero antes de la guerra; y en tanto victoria no tiene medida, grilletes ni estatutos. No hay ley, no hay manuales que encontrar, ni libros que lo expliquen, cariño. Quién tiene derecho, quién autoridad para decir entonces cómo y cuándo, y por qué y por cuánto... El amor es irracional pero no reo como yo, es una vibración desde la profundidad de la vida que batalla por sí misma para ser; es eso que me abrasa y me abraza con pasión desde un sitio sin guerra pero lleno de voluntad y de poder, por lo menos este poder que es la palabra, estas palabras. Esa voluntad es mi pasión; esa pasión, mi osadía; esa osadía me mueve, y me rebela. ¿Estás? ¿Seguís ahí, amor? Mis días se han transformado en juntar rayitas en la pared de mi celda, esa manera de dominar el tiempo cuando él pretende doblegarnos a todos los días un domingo. Las noches pasan. Los días pasan. Las horas pasan. Tu nombre, entretanto, se hace cada vez más difícil de sortear. Cada vez más sos vos en mí, esa idea repetida de vos en mí, esa idea suculenta que me empacha y me hace incorregible. Amar, sí, de eso se trata; eso quiero, pero no tengo medios para hacerte vivir en mí, traerte a este rincón del infierno. No lo sé. De verdad no lo sé. A veces pienso y recorro aquellos nuestros días como si fueran cosas pequeñas y sin importancia, pero he visto que hasta el mínimo beso que me dabas de lleno en la boca cada mañana tiene un rigor inevitable que me atormenta. Vos fuiste la luz, y yo la sombra que necesita del rayo siempre para reverdecer sus laderas. Recordá cuando nos conocimos. Ese café que compramos en Colombia. Los besos que me diste siempre en cada amanecer. No es que te encontré como buscando las luciérnagas en el campo; no salí en realidad con una caña a traerme el amor, a dejarte la luna. Tampoco fue al revés que vos elaboraste el plan frío y bien pensado de cómo dejarme con el corazón plebeyo entre tus reinas manos. Nada de eso pasó así. Quizá fue que aquel día de febrero varias estrellas enlazaron y tejieron con serpentinas y guirnaldas el deseo, el destino. Y entonces tu sonrisa cambió para siempre la mía. Ahora los hombres han separado lo que el destino unió. Espero que esta paloma boba entienda que es una mensajera. Ojalá alguien me adivine la intención y te haga llegar la carta. Donde quiera que estés. Sabés que soy inocente.

javiersantoz
Автор

yo también pensé que eran los enanitos verrdes

vivianarisso
Автор

HOLA NO ES UN IDOLO ME MUERO Y SABEN QUE ESA CANSION LA CANTO EL CHICO QUE MAS ME GUSTA[iminent=U9a647YVffOB]

jonatanm
Автор

TE AMO ANDRES ME LLAMO VALERIA Y SOY LA QUE TE ESCRIBI ESO LO DEL CHICO[iminent=U9a647YVffOB] [iminent wave][iminent led][iminent=ERlNFiUL1VEE] [/led][/wave]

jonatanm
visit shbcf.ru