18│ San Máximo de Nola - 7 de Febrero - Cuarta temporada (2024)

Qué bendición poder compartir con ustedes un nuevo episodio del Catálogo Divino.

Observar la vida de un santo nos impacta como personas:

Ver en su vida -no con palabras, sino con hechos-, que Dios va actuando en su crecimiento personal, en su alegría y energía constante, en su gran capacidad de servicio y de perdón, que lo hace seres muy especiales, nos inquieta y nos hace desear lo que ellos tienen.

Todos deseamos ser realmente buenos, amados, capaces y libres…y este estilo de vida lo viven realmente los santos.

Ellos nos enseñan que ser felices no depende del entorno y quienes nos rodean sino de la armonía interior que tiene un alma sin pecado y llena de amor a Dios.

Los santos también pecan pues no son perfectos, pero sus errores son cada vez más leves y su amor repara rápidamente lo que la imprudencia humana a veces hace.

Dejemos que los santos nos ayuden a descubrir que también nosotros podemos llegar a serlo y en especial pidámoslo a los santos que venera nuestra Iglesia en este día, 7 de febrero:

San Máximo de Nola, Obispo; San Partenio, obispo; San Moisés, Eremita y obispo; Santa Juliana, Viuda; San Lorenzo Maiorano, Obispo; San Ricardo, padre de familia; San Lucas el Joven, Eremita;

Beato Ricerio de Mucia, religioso; Beato Antonio de Stroncónio, religioso; Beato Tomás Sherwood, Mártir; Beatos mártires Jacobo Salès, presbítero, y Guillermo Saultemouche, religioso;

San Gil María de San José Pontillo, religioso; San Juan de Triora Lantrua, presbítero religioso y mártir; Beata Rosalía Rendu, virgen; Beata María (Eugenia) Smet, virgen; Beato Pío IX, papa;

Beatos mártires Anselmo Polanco, obispo, y Felipe Ripoll, presbítero; Beato Adalberto Nierychlewski, presbítero religioso y mártir; Beato Pedro Verhun, presbítero y mártir y Beata Ana María Adorni, viuda y fundadora.

Hay santos que viven en pocos años su santidad y el santo de hoy, tuvo una larga vida de servicio al Señor, en la que ayudó a crecer a muchos en su vida de fe, en su gran apostolado como obispo en el siglo III.

El es San Máximo de Nola.

La tarea de nuestros obispos es ardua.

Hagamos una pequeña oración por nuestros obispos para que Dios les conceda prestar su servicio con salud, fortaleza y amor:

Dios, pastor eterno, que cuidas a tu Iglesia de muchas formas y nos gobiernas con amor: Has elegido a tu siervo, nuestro obispo, para que sea pastor de tu rebaño. Dale un espíritu de valor y juicio recto, un espíritu de conocimiento y amor. Que gobierne con fidelidad a los que están a su cargo, que construya tu Iglesia como signo de salvación para el mundo. Amén.

Los obispos son sucesores de los apóstoles y están encargados de vigilar que el tesoro de nuestra fe se difunda, se transmita de forma fiel al Evangelio y se haga todo con claridad y caridad cristiana en medio de nuestras comunidades de fe.

Oremos mucho para que actúen siempre bajo la acción del Espíritu Santo y sepan leer en los signos de los tiempos y enseñar y, porque no, corregir, según el Evangelio, ante las dudas, iniciativas y problemas que puedan surgir en medio de su rebaños.

La fuerza de nuestra oración es muy importante para ayudarlos en su labor.

Ellos oran mucho por nosotros para que también el Señor, que es el Buen Pastor siga llevando a la Iglesia por la senda de la verdad y la santidad.

Oremos para que todos podamos ser un solo rebaño en comunión bajo la autoridad de Jesucristo.

San Máximo de Nola,

Ruega por nosotros.

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