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Salmo 2 La oración más poderosa de la Biblia #salmo2

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¿Te has preguntado alguna vez por qué parece que el mundo está lleno de caos y rebelión? El Salmo 2 .
¿Por qué están tan enojadas las naciones? ¿Por qué pierden el tiempo en planes inútiles? Los reyes de la tierra se preparan para la batalla; los gobernantes conspiran juntos en contra del Señor y en contra de su ungido. «¡Rompamos las cadenas!—gritan— y liberémonos de ser esclavos de Dios!». Pero el que gobierna en el cielo se ríe; el Señor se burla de ellos. Luego los reprende con enojo; los aterra con su feroz furia. Pues el Señor declara: «He colocado a mi rey elegido en el trono de Jerusalén, en mi monte santo». El rey proclama el decreto del Señor: «El Señor me dijo: “Tú eres mi hijo. Hoy he llegado a ser tu Padre. Solo pídelo, y te daré como herencia las naciones. Toda la tierra te pertenecerá. Las quebrarás con vara de hierro y las harás pedazos como si fueran ollas de barro”». Por lo tanto, reyes, actúen con sabiduría; gobernantes de la tierra, aprendan esta lección. Sirvan al Señor con temor reverente y alégrense con temblor. Sométanse al hijo de Dios, no sea que se enoje y sean destruidos en pleno acto, pues su enojo se enciende en un instante. ¡Pero qué alegría para todos los que se refugian en él!
AMEN
¿Por qué están tan enojadas las naciones? ¿Por qué pierden el tiempo en planes inútiles? Los reyes de la tierra se preparan para la batalla; los gobernantes conspiran juntos en contra del Señor y en contra de su ungido. «¡Rompamos las cadenas!—gritan— y liberémonos de ser esclavos de Dios!». Pero el que gobierna en el cielo se ríe; el Señor se burla de ellos. Luego los reprende con enojo; los aterra con su feroz furia. Pues el Señor declara: «He colocado a mi rey elegido en el trono de Jerusalén, en mi monte santo». El rey proclama el decreto del Señor: «El Señor me dijo: “Tú eres mi hijo. Hoy he llegado a ser tu Padre. Solo pídelo, y te daré como herencia las naciones. Toda la tierra te pertenecerá. Las quebrarás con vara de hierro y las harás pedazos como si fueran ollas de barro”». Por lo tanto, reyes, actúen con sabiduría; gobernantes de la tierra, aprendan esta lección. Sirvan al Señor con temor reverente y alégrense con temblor. Sométanse al hijo de Dios, no sea que se enoje y sean destruidos en pleno acto, pues su enojo se enciende en un instante. ¡Pero qué alegría para todos los que se refugian en él!
AMEN
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