Shemini - Reparando nuestros errores.

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Ocho fueron los días que duró la inauguración del Mishkan (tabernáculo). En el octavo día (Shemini, el nombre de nuestra Parashá). Moshé ungirá a Aharon, su hermano y a sus hijos, como los primeros Kohanim (sacerdotes) del pueblo de Israel. Moshe le ordena a Aharon que su primer acto de iniciación como sacerdote sea ofrecer un Egel (becerro) como sacrificio expiatorio (Lev. 9:2). El Midrash comenta diciendo que este animal fue elegido para mostrarle a Aharon que Dios lo había ya perdonado de la transgresión del becerro de oro (Tanjuma, Shemini #4). Aharon transgrede en la famosa historia del becerro de oro cuando crea un “dios” a pedido del pueblo. Y ahora que se inicia como sacerdote Dios le pide que ofrezca un becerro para demostrarle que Él ya había hecho las paces. Me gustaría sugerir aquí que hay algo más. El ofrecer un becerro como regalo a Dios es una forma que tiene Aharon de reparar su error anterior al crear aquella imagen del becerro de oro. Becerro por becerro. Lo mismo ocurre con Adán y Eva cuando comen del fruto del árbol prohibido que al descubrir su error se cubren con hojas de higuera. Y al respecto el Talmud comenta: “Con lo mismo que transgredieron corrigieron su error” (Talmud, Sanedrin 70b). Ellos comieron un higo y ahora cubren su desnudez con hojas de higuera. Higo por higo, becerro por becerro. La forma de reparar nuestros errores, judaicamente hablando, es repararlo con lo mismo que transgredimos. Así cerramos un ciclo. Si mi transgresión tuvo que ver con el dinero mi forma de reparación tendrá que ser con dinero. Si mi transgresión fue con palabras la solución tiene que venir con palabras. Si use un martillo para destruir debe usar un martillo para construir. La utilización correcta de aquella “cosa” que nos hizo transgredir es la mejor forma de compensar nuestro error.

Shabbat Shalom,

Rab. Uri
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