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#QuedateEnCasa Oración de Consagración a la virgen de guadalupe
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Oración para el acto de Consagración a la Virgen de Guadalupe
Santísima Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive.
En estos momentos, como Juan Diego,
sintiéndonos “pequeños” y frágiles ante la enfermedad y el dolor,
te elevamos nuestra oración y nos consagramos a ti.
Te consagramos nuestros pueblos,
especialmente a tus hijos más vulnerables:
los ancianos, los niños, los enfermos, los indígenas, los migrantes,
los que no tienen hogar, los privados de su libertad.
Acudimos a tu inmaculado Corazón
e imploramos tu intercesión: alcánzanos de Tu Hijo la salud y la esperanza.
Que nuestro temor se transforme en alegría;
que en medio de la tormenta
Tu Hijo Jesús sea para nosotros fortaleza y serenidad;
que nuestro Señor levante su mano poderosa
y detenga el avance de esta pandemia.
Santísima Virgen María,
“Madre de Dios y Madre de América Latina y del Caribe,
Estrella de la evangelización renovada,
primera discípula y gran misionera de nuestros pueblos“,
sé fortaleza de los moribundos
y consuelo de quienes los lloran;
sé caricia maternal que conforta a los enfermos;
y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura
en cuyos brazos todos encontremos seguridad.
De tu mano, permanezcamos firmes e inconmovibles en Jesús, tu Hijo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Santísima Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive.
En estos momentos, como Juan Diego,
sintiéndonos “pequeños” y frágiles ante la enfermedad y el dolor,
te elevamos nuestra oración y nos consagramos a ti.
Te consagramos nuestros pueblos,
especialmente a tus hijos más vulnerables:
los ancianos, los niños, los enfermos, los indígenas, los migrantes,
los que no tienen hogar, los privados de su libertad.
Acudimos a tu inmaculado Corazón
e imploramos tu intercesión: alcánzanos de Tu Hijo la salud y la esperanza.
Que nuestro temor se transforme en alegría;
que en medio de la tormenta
Tu Hijo Jesús sea para nosotros fortaleza y serenidad;
que nuestro Señor levante su mano poderosa
y detenga el avance de esta pandemia.
Santísima Virgen María,
“Madre de Dios y Madre de América Latina y del Caribe,
Estrella de la evangelización renovada,
primera discípula y gran misionera de nuestros pueblos“,
sé fortaleza de los moribundos
y consuelo de quienes los lloran;
sé caricia maternal que conforta a los enfermos;
y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura
en cuyos brazos todos encontremos seguridad.
De tu mano, permanezcamos firmes e inconmovibles en Jesús, tu Hijo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.