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🦋 Si te sientes vieja entonces debes escuchar estas 10 frases
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1. He llegado a la edad donde no vivo con el fin de impresionar a nadie. Es más, si alguien desea retirarse, muy cordialmente lo conduzco a la salida para que no se pierda en el camino.Llegar a una edad en la que no sientes la necesidad de impresionar a nadie es un verdadero regalo.
Es liberador darse cuenta de que tu autenticidad es más valiosa que cualquier apariencia superficial, y que puedes disfrutar de la compañía de aquellos que te aceptan tal como eres. Con gracia y amabilidad, puedes despedirte de quienes no valoran tu presencia y enfocarte en las relaciones significativas que enriquecen tu vida.
2. ¿Qué cuántos años tengo? Que importa mi edad, es más importante la edad que sienta. tengo los años que necesito para vivir libre, tranquilo, feliz y sin miedos. Me visto de acuerdo a mi edad, disfruto con todo el alma las cosas que la vida me ofrece, valoró todo lo que tengo y a quienes tengo en mi vida. ¡Me Encanta mi edad! La edad es solo un número, pero la actitud y la percepción que tenemos de nosotros mismos son cruciales. En lugar de obsesionarse con los años que han pasado, es más enriquecedor centrarse en vivir plenamente cada día. Amar, sonreír y apreciar lo que tienes son claves para disfrutar de la vida a cualquier edad. Abrazar tu edad con gratitud y entusiasmo puede llevarte a un estado de felicidad y libertad sin precedentes.
3. Una mujer madura sólo necesita en su vida: Vivir tranquila, disfrutar con buenos amigos, amar a quienes la aman, sonreír pese a lo que ha vivido, y una buena vida sin mentiras. Una mujer madura es para aprender de ella y admirarla por su gran experiencia. Una mujer madura lleva consigo una riqueza de experiencias que la hace valiosa. Su vida se centra en la tranquilidad, la amistad, el amor recíproco y la autenticidad. La sonrisa en su rostro refleja la fortaleza que ha adquirido a lo largo de los años. Admirar a una mujer madura es honrar su sabiduría y la belleza que emana de su autenticidad.
4. Una mujer madura no ruega, ni tampoco se humilla, es aquella que mantiene su frente en alto, ignora y sigue adelante y no pierde su tiempo con alguien que no sabe. Lo que es amar. La madurez conlleva la valentía de no suplicar ni humillarse ante nadie. Mantener la autoestima y el respeto propio es fundamental. Una mujer madura no desperdicia su tiempo con quienes no valoran su amor y no comprenden lo que significa amar de verdad.
5. El deleite de envejecer" Lo que deleita en las tareas de los últimos años de la existencia, es que no buscamos el aplauso ni tememos la censura. En la vejez perdemos la ambición que pide alabanzas, reconocimiento, popularidad. No hay ya en nosotros el recelo de menoscabar nuestro porvenir, ni tampoco la amargura del menosprecio. El envejecimiento es una etapa de la vida en la que la búsqueda de la aprobación y el reconocimiento externo cede paso a la tranquilidad interior. La vejez trae consigo una libertad de las presiones sociales y la búsqueda de fama o popularidad. En lugar de ello, se encuentra la gratificación en las pequeñas alegrías y se abandona el temor al juicio de los demás.
6. No sé sí serán los años, pero he bajado el volumen de lo que escucho y he subido el de lo que siento. Me estremece un atardecer, un buen café, un buen vino, una grata compañía. No sé si serán los años, los daños, o quizás empiezo a ver la vida tan bella como realmente es. Con el tiempo, es natural que aprendamos a apreciar más los sentimientos profundos y las experiencias significativas que la vida tiene para ofrecer. La madurez nos permite bajar el volumen del ruido exterior y aumentar la conexión con nuestras emociones y las maravillas simples que nos rodean. A medida que envejecemos, vemos la belleza de la vida con una claridad renovada.
7. La vejez es una máscara: Si te la quitas, descubres El rostro infantil del alma. La niñez te va siguiendo Durante toda la vida. Pero ella va más despacio Y tú andas siempre de prisa. Cuando la vejez te llega, No es que vuelves a la infancia, Es que moderas el paso. Y al fin la niñez te alcanza. La vejez no es un regreso a la infancia, sino un momento de reflexión y serenidad. Mientras avanzamos en edad, encontramos un equilibrio entre el impulso de la juventud y la sabiduría acumulada. La niñez interior nos acompaña a lo largo de nuestra vida, pero en la vejez, podemos abrazarla con tranquilidad y sabiduría.
Es liberador darse cuenta de que tu autenticidad es más valiosa que cualquier apariencia superficial, y que puedes disfrutar de la compañía de aquellos que te aceptan tal como eres. Con gracia y amabilidad, puedes despedirte de quienes no valoran tu presencia y enfocarte en las relaciones significativas que enriquecen tu vida.
2. ¿Qué cuántos años tengo? Que importa mi edad, es más importante la edad que sienta. tengo los años que necesito para vivir libre, tranquilo, feliz y sin miedos. Me visto de acuerdo a mi edad, disfruto con todo el alma las cosas que la vida me ofrece, valoró todo lo que tengo y a quienes tengo en mi vida. ¡Me Encanta mi edad! La edad es solo un número, pero la actitud y la percepción que tenemos de nosotros mismos son cruciales. En lugar de obsesionarse con los años que han pasado, es más enriquecedor centrarse en vivir plenamente cada día. Amar, sonreír y apreciar lo que tienes son claves para disfrutar de la vida a cualquier edad. Abrazar tu edad con gratitud y entusiasmo puede llevarte a un estado de felicidad y libertad sin precedentes.
3. Una mujer madura sólo necesita en su vida: Vivir tranquila, disfrutar con buenos amigos, amar a quienes la aman, sonreír pese a lo que ha vivido, y una buena vida sin mentiras. Una mujer madura es para aprender de ella y admirarla por su gran experiencia. Una mujer madura lleva consigo una riqueza de experiencias que la hace valiosa. Su vida se centra en la tranquilidad, la amistad, el amor recíproco y la autenticidad. La sonrisa en su rostro refleja la fortaleza que ha adquirido a lo largo de los años. Admirar a una mujer madura es honrar su sabiduría y la belleza que emana de su autenticidad.
4. Una mujer madura no ruega, ni tampoco se humilla, es aquella que mantiene su frente en alto, ignora y sigue adelante y no pierde su tiempo con alguien que no sabe. Lo que es amar. La madurez conlleva la valentía de no suplicar ni humillarse ante nadie. Mantener la autoestima y el respeto propio es fundamental. Una mujer madura no desperdicia su tiempo con quienes no valoran su amor y no comprenden lo que significa amar de verdad.
5. El deleite de envejecer" Lo que deleita en las tareas de los últimos años de la existencia, es que no buscamos el aplauso ni tememos la censura. En la vejez perdemos la ambición que pide alabanzas, reconocimiento, popularidad. No hay ya en nosotros el recelo de menoscabar nuestro porvenir, ni tampoco la amargura del menosprecio. El envejecimiento es una etapa de la vida en la que la búsqueda de la aprobación y el reconocimiento externo cede paso a la tranquilidad interior. La vejez trae consigo una libertad de las presiones sociales y la búsqueda de fama o popularidad. En lugar de ello, se encuentra la gratificación en las pequeñas alegrías y se abandona el temor al juicio de los demás.
6. No sé sí serán los años, pero he bajado el volumen de lo que escucho y he subido el de lo que siento. Me estremece un atardecer, un buen café, un buen vino, una grata compañía. No sé si serán los años, los daños, o quizás empiezo a ver la vida tan bella como realmente es. Con el tiempo, es natural que aprendamos a apreciar más los sentimientos profundos y las experiencias significativas que la vida tiene para ofrecer. La madurez nos permite bajar el volumen del ruido exterior y aumentar la conexión con nuestras emociones y las maravillas simples que nos rodean. A medida que envejecemos, vemos la belleza de la vida con una claridad renovada.
7. La vejez es una máscara: Si te la quitas, descubres El rostro infantil del alma. La niñez te va siguiendo Durante toda la vida. Pero ella va más despacio Y tú andas siempre de prisa. Cuando la vejez te llega, No es que vuelves a la infancia, Es que moderas el paso. Y al fin la niñez te alcanza. La vejez no es un regreso a la infancia, sino un momento de reflexión y serenidad. Mientras avanzamos en edad, encontramos un equilibrio entre el impulso de la juventud y la sabiduría acumulada. La niñez interior nos acompaña a lo largo de nuestra vida, pero en la vejez, podemos abrazarla con tranquilidad y sabiduría.
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