MSIA | John-Roger Confiando en el Propósito de Dios

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MSIA John-Roger, el Fundador del MSIA, relata sobre el alma de E.E.U.U. y confiar en el propósito de Dios

¿Quiénes somos realmente en nuestro interior? El MSIA enseña la Trascendencia del Alma, que es tomar conciencia de uno mismo como un Alma y uno con Dios, no en teoría sino como una realidad viviente. Tu Alma es quien tú realmente eres; es más que tu cuerpo, tus pensamientos o tus sentimientos. Es tu aspecto más elevado, en donde tú y Dios son uno.

El MSIA integra la espiritualidad a la vida cotidiana de una manera palpable y lo llama “espiritualidad práctica.” Esto significa usar todo en nuestra vida para expandirnos y crecer -de modo que nuestra relación con el mundo sea de adentro hacia afuera desde nuestro centro amoroso- y explorar la naturaleza de nuestra verdadera esencia como Alma.

Durante más de 50 años, John-Roger se dedicó a guiar a otros para que encontraran el Espíritu dentro de ellos mismos, y demostró cómo vivir con más amor, felicidad y paz. Su sentido del humor, alegría y amor incondicional tocaron la vida de muchos en el mundo. Su obra continúa guiando a aquellos que estudian en el sendero de la Trascendencia del Alma, que es tomar conciencia de que somos un Alma y uno con Dios, no en teoría sino como una realidad viviente.

John Morton es una inspiración para muchos alrededor del mundo, a quienes educa en las enseñanzas del corazón espiritual y a reconocer las bendiciones en todo. Es el director espiritual del MSIA y ancla la Conciencia del Viajero Místico, guiando a aquellos que están en el camino de la Trascendencia del Alma. John es un escritor consumado, un facilitador magistral y un amigo amoroso para todos.
MPES206 Un Momento de Paz: El Propósito del Señor, Víspera de Navidad 2001
J-R: Alguna gente me pidió, “¿J-R puedes hacer un comentario acerca de la situación en las Torres Gemelas del Centro de Comercio Mundial?" Y les dije, “Bien, aún no tenemos toda la información. Todo lo que les puedo decir, es que no fue bonito, Y seguramente se sintió como si toda esa basura se nos hubiera caído encima.” Me puse a mirar a la situación metafísicamente, Me puse a mirar a la situación a través del Espíritu para ver de qué se trata. ¿Hay algún misterio? ¿Alguna respuesta? ¿Una pelea en algún lugar? ¿De qué se trata? Y lo miré por un rato simplemente para ver si había alguna profecía del fin de los tiempos que se estuviera cumpliendo a través de este desastre. Y no recibí respuesta al respecto. Así que eso fue todo. Así que oré más y más en profundidad y oré, y oré profundamente. Mis plegarias no son, “Dios cambia esto o aquello,” ya que, ¿por qué Él habría de hacerlo? Él lo hizo y tiene que ser correcto exactamente de la forma en que es. Sino que Le pedí que me diera la fuerza para verlo y sobrellevarlo, y para atravesarlo en mi vida y llegar al otro lado. Y Él lo hizo. Y por esto, estaba de rodillas, siendo muy agradecido. Y me dijo un ángel, “Mira en este lugar.” Y miré. Y en ese lugar vi este mundo el alma Americana o el alma de América. Y había preguntas en el Espíritu acerca de por qué esto estaba sucediendo. Estaba predestinado. Y el alma de América, que es una combinación de cada uno de nosotros en el sentido mayor de nuestro propósito, se había combinado y puesto de acuerdo en el Espíritu para arriesgarnos y manifestar las posibilidades de vida en lugar de la muerte y destrucción que podría haber ocurrido allí.
Ya que se dijo en el Espíritu que el área entera podría haber sido destruida y que las repercusiones habrían sido aún más destructivas por que la materialidad se habría destruido, pero luego hubiéramos tenido que haber hecho frente a nuestra realidad espiritual y psicológica. Y viendo cómo lo haríamos y las dificultades que hubiéramos tenido, esta gran Alma, en conexión con aquellas almas que eligieron ser parte de ello, entraron es el gran sacrificio que precede a los sacrificios mayores, cuando estamos dispuestos a entregarnos al propósito del Señor, a menudo sin saber cuál es el propósito, pero de alguna manera hallando dentro de nosotros la habilidad de confiar en aquello que no aparece confiable, ser capaces de creer en aquello que no muestra ningún esfuerzo signo de ser creíble y cada uno de nosotros recordar una vez más individualmente, que fuimos hechos al imagen de Dios y que venimos del Espíritu y allí es a dónde regresaremos. Para traer gozo, para traer risas, para traer regocijo al mundo a través de nuestras personalidades, nuestros niños, a través de la gente que vemos y conocemos. De todas y cada una de las maneras, convertirnos en un conducto para el corazón.
Baruch Bashan

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