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Monólogo de Alsina: 'Trump se mira el ass'

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Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los aranceles de Trump que entran hoy en vigor, y las disputas en España entre partidos, como la de Podemos y Sumar.
#MonólogodeAlsina #Junts #Podemos #aranceles #Másdeuno #CarlosAlsina
Arancel sobre arancel
Sigue el mundo patas arriba. Ya lo siento. Estamos como en el villancico: campana sobre campaña y arancel sobre arancel.
Entra hoy en vigor el otro 10% de aranceles estadounidenses a los productos europeos.
Entra hoy en vigor el 104% de aranceles estadounidenses a China.
Responde China que allí también entrará en vigor otra ronda de aranceles sobre productos de Estados Unidos.
Predica la Unión Europea enfriar cabezas y negociar tarifas, de momento con ningún éxito.
Y el presidente Sánchez ha declarado que no ve riesgo de que España pueda caer en recesión. Que no nos pase nada. Dios quiera que en esto tenga mejor ojo que su recuperado Zapatero.
Es pronto para calibrar la dimensión de la crisis que traerá el cambio unilateral de reglas que ha impuesto Donald Trump al resto del mundo, pero a la zona euro se le ha venido encima esta nueva curva cuando no está para tirar cohetes. En términos de crecimiento económico. Hemos encadenado dos crisis, la de producción y turismo que fue la pandemia y la de precios que ha sido la energética (guerra de Ucrania incluida), y aunque el PIB de la zona está en positivo, no llega al 1%. Con Alemania en reconversión política y decreciendo. Con razón puede presumir España ahora, 3,2% de crecimiento, de ser la reina del mambo. Con nuestras averías, claro; nuestras asignaturas pendientes, claro; nuestro PIB per cápita tan por debajo de la media de la zona euro, claro; y nuestra pobreza infantil sacándonos siempre los colores, claro. Pero, con todo, en actividad y crecimiento vamos mejor que los demás y el reto es que no se nos gripe el sector exportador por culpa de los cambios de reglas, las tasas y los encarecimientos.
Divorcios tras los aranceles
A los efectos ya conocidos del trompazo arancelario —devaluaciones de empresas en bolsa, freno a las bajadas de tipos, encarecimiento de productos, inflación, fantasma de recesión mundial— se sumaron ayer estos otros efectos bastante menos graves pero también llamativos. Que son el divorcio de colegas que hasta ahora competían por ser más trumpistas que Trump —ahí están Elon Musk y Peter Navarro despellejándose en la corte del emperador bravucón— y el intercambio de pedradas (verbales), aquí en España, entre la menguada tropa que hoy constituye eso que los finos llaman el espacio político de la izquierda a la izquierda del PSOE, o traducido, que Sumar y Podemos no es que compitan entre ellos, es que se sueñan con destruirse y que no quede ni rastro del otro. O de la otra. La famosa refundación pendiente del espacio, o refundación espacial, no se va a producir, con estos actores (y actrices) ni ahora ni nunca.
Elon Musk ha dicho del ideólogo arancelario de Trump, Peter Navarro —no confundir con Pere Navarro, que es nuestro director general de Tráfico— que es un tonto a las tres, o sea, un imbécil, que en inglés se dice saco de ladrillos. El supervillano Musk, cuya devoción por el profeta Trump es voluble, está en contra de la guerra de aranceles. Y este otro supervillano, que es el ideólogo, lo achaca a que sus coches se fabrican en Estados Unidos pero con baterías y componentes de China, Japón y de Taiwán.
La guerra de Podemos y Sumar
Aquí, en España, al rebufo del terremoto Trump, y como en política todo puede aprovecharse en beneficio propio, la familia cada vez menos numerosa que es Podemos trata de cabalgar la ola para asomar de nuevo la cabeza. El plan de rearme europeo le sirve —eso, o cualquier otra cosa— para volver con su viejo salmo de la izquierdita cobarde que es Yolanda. La escudera complaciente del PSOE de toda la vida, nada que ver con los Iglesias-Montero (y Belarra) que cuando estaban en el gobierno obligaron a Sánchez, según la propaganda morada, a hacer verdaderas políticas de izquierdas. No como ahora, hombre. Que estos de Sumar no son ni lo bastante pacifistas, ni lo bastante ecologistas, ni lo bastante feministas. Mónica García, médica y madre (y líder de Más Madrid y ministra de Sanidad) se declaró ayer harta de los Iglesias-Montero.
Las empresas no tendrán que competir entre ellas para ver quién se lleva el ICO al agua, es el mensaje del ministro, que lejos de dramatizar con una posible ruptura de la negociación con el PP mantiene que no ha lugar a rasgarse las vestiduras. Cuando el decreto esté publicado se podrá ver qué dice y qué no dice. No vaya a ser que Junts haga una traducción al catalán interesada.
#MonólogodeAlsina #Junts #Podemos #aranceles #Másdeuno #CarlosAlsina
Arancel sobre arancel
Sigue el mundo patas arriba. Ya lo siento. Estamos como en el villancico: campana sobre campaña y arancel sobre arancel.
Entra hoy en vigor el otro 10% de aranceles estadounidenses a los productos europeos.
Entra hoy en vigor el 104% de aranceles estadounidenses a China.
Responde China que allí también entrará en vigor otra ronda de aranceles sobre productos de Estados Unidos.
Predica la Unión Europea enfriar cabezas y negociar tarifas, de momento con ningún éxito.
Y el presidente Sánchez ha declarado que no ve riesgo de que España pueda caer en recesión. Que no nos pase nada. Dios quiera que en esto tenga mejor ojo que su recuperado Zapatero.
Es pronto para calibrar la dimensión de la crisis que traerá el cambio unilateral de reglas que ha impuesto Donald Trump al resto del mundo, pero a la zona euro se le ha venido encima esta nueva curva cuando no está para tirar cohetes. En términos de crecimiento económico. Hemos encadenado dos crisis, la de producción y turismo que fue la pandemia y la de precios que ha sido la energética (guerra de Ucrania incluida), y aunque el PIB de la zona está en positivo, no llega al 1%. Con Alemania en reconversión política y decreciendo. Con razón puede presumir España ahora, 3,2% de crecimiento, de ser la reina del mambo. Con nuestras averías, claro; nuestras asignaturas pendientes, claro; nuestro PIB per cápita tan por debajo de la media de la zona euro, claro; y nuestra pobreza infantil sacándonos siempre los colores, claro. Pero, con todo, en actividad y crecimiento vamos mejor que los demás y el reto es que no se nos gripe el sector exportador por culpa de los cambios de reglas, las tasas y los encarecimientos.
Divorcios tras los aranceles
A los efectos ya conocidos del trompazo arancelario —devaluaciones de empresas en bolsa, freno a las bajadas de tipos, encarecimiento de productos, inflación, fantasma de recesión mundial— se sumaron ayer estos otros efectos bastante menos graves pero también llamativos. Que son el divorcio de colegas que hasta ahora competían por ser más trumpistas que Trump —ahí están Elon Musk y Peter Navarro despellejándose en la corte del emperador bravucón— y el intercambio de pedradas (verbales), aquí en España, entre la menguada tropa que hoy constituye eso que los finos llaman el espacio político de la izquierda a la izquierda del PSOE, o traducido, que Sumar y Podemos no es que compitan entre ellos, es que se sueñan con destruirse y que no quede ni rastro del otro. O de la otra. La famosa refundación pendiente del espacio, o refundación espacial, no se va a producir, con estos actores (y actrices) ni ahora ni nunca.
Elon Musk ha dicho del ideólogo arancelario de Trump, Peter Navarro —no confundir con Pere Navarro, que es nuestro director general de Tráfico— que es un tonto a las tres, o sea, un imbécil, que en inglés se dice saco de ladrillos. El supervillano Musk, cuya devoción por el profeta Trump es voluble, está en contra de la guerra de aranceles. Y este otro supervillano, que es el ideólogo, lo achaca a que sus coches se fabrican en Estados Unidos pero con baterías y componentes de China, Japón y de Taiwán.
La guerra de Podemos y Sumar
Aquí, en España, al rebufo del terremoto Trump, y como en política todo puede aprovecharse en beneficio propio, la familia cada vez menos numerosa que es Podemos trata de cabalgar la ola para asomar de nuevo la cabeza. El plan de rearme europeo le sirve —eso, o cualquier otra cosa— para volver con su viejo salmo de la izquierdita cobarde que es Yolanda. La escudera complaciente del PSOE de toda la vida, nada que ver con los Iglesias-Montero (y Belarra) que cuando estaban en el gobierno obligaron a Sánchez, según la propaganda morada, a hacer verdaderas políticas de izquierdas. No como ahora, hombre. Que estos de Sumar no son ni lo bastante pacifistas, ni lo bastante ecologistas, ni lo bastante feministas. Mónica García, médica y madre (y líder de Más Madrid y ministra de Sanidad) se declaró ayer harta de los Iglesias-Montero.
Las empresas no tendrán que competir entre ellas para ver quién se lleva el ICO al agua, es el mensaje del ministro, que lejos de dramatizar con una posible ruptura de la negociación con el PP mantiene que no ha lugar a rasgarse las vestiduras. Cuando el decreto esté publicado se podrá ver qué dice y qué no dice. No vaya a ser que Junts haga una traducción al catalán interesada.
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