La Falda. Hotel EDEN | Walking Tour

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Este Hotel fue diseñado y construido a finales del Siglo XIX como un descanso para familias adineradas de Argentina y de Europa, en la localidad de La Falda, aunque ésta todavía no existía, sino que la ciudad surgió a partir de éste hotel. El hotel Eden se inauguró en 1898.
La idea comenzó con comprar lo que se llamaba Estancia La Falda de la Higuera lo que por otrora fue Huerta Grande, un terreno de 900 hectáreas adquirido por Roberto Bahlcke, un alemán radicado en Córdoba, que se asoció con el cónsul de Suiza, Juan Kurth y una empresaria alemana de nombre María Herbert de Kreautner. La empresa fue facilitada por Ernesto Tornquist, que otorgó los créditos necesarios. Incluso se encargaron de comprar un terreno aledaño a las vías del ferrocarril para construir las edificaciones que facilitaran el arribo de los pasajeros.
Además, de ser un hotel de lujo, con materiales traídos desde Europa, incluso la vajilla, contaba con tecnología de vanguardia para la época, dado que tenía luz eléctrica propia, máquinas que hacían posible la fabricación de hielo y para cremas heladas.
Si bien el hotel comenzó a recibir pasajeros desde antes de su finalización, los ingresos no eran suficientes para solventas las deudas contraídas. Como consecuencia, la sociedad se disolvió, y María Herbert de Kreautner se hizo cargo luego de hacer los arreglos necesarios para afrontar las deudas. Sin embargo, poco tiempo después, la empresaria decidió retornar a su origen y vendió el emprendimiento los hermanos Walter y Bruno Eichhorn en 1912.
Estos hermanos, poco tiempo después, afrontaron las mismas dificultades, pese a que la afluencia de visitantes era constante y las estadías por aquella época eran prolongadas, no menos de dos meses. Así, dos años después de su adquisición, gran parte de la estancia fue loteada para hacer frente a las obligaciones comprometidas, quedando la estancia a una mínima expresión en comparación al tamaño que tenía anteriormente. Gracias a estas idas y vueltas económicas, comenzó la historia de La Falda, el 12 de septiembre de 1914.
Éste dato anecdótico, no es lo que interesa, ya que fue explicado en otro video en el que hago un recorrido por el centro de La Falda, el que los invito a ver.
Ese mismo año, tuvo inició la primera gran guerra o la primera guerra mundial, lo que impidió que la aristocracia argentina viaje a Europa y los motivó a vacacionar en Argentina. Así se familias tales como Martínez de Hoz, Tornquist, Bianchi, Roca, Bunge, Anchorena, Blaquier, Peralta Ramos, entre otras tantos, que comenzaron a frecuentar al establecimiento.
Además, se alojaron en el hotel los presidentes Julio Argentino Roca, José Figueroa Alcorta, Agustín P. Justo y Roberto Marcelino Ortiz; artistas como Rubén Darío, Hugo del Carril, Arturo Toscanini, Berta Singerman y miembros de la nobleza europea de visita en la Argentina como Eduardo de Windsor, entonces Príncipe de Gales y Humberto II de Italia, Duque de Saboya y heredero al trono de Italia. La personalidad, tal vez, más destacada que se alojó, fue Albert Einstein.
La historia del hotel estuvo vinculada a la Alemania Nazi, dado que los nuevos dueños tuvieron ocasión de conocer al Führer en un viaje a su país natal. Merced a ésta amistad, se afiliaron al partido y comenzaron a aportar económicamente. Contaban con una antena con la que se comunicaban con Alemania y escuchaban los discursos de Adolf Hitler, de los que hasta incluso, existieron rumores de que alguna vez estuvo hospedado en la post guerra, lo que fue incluso investigado por el FBI. Lo único cierto, es que no se disimulaba para nada la adhesión al partido nazi y a la figura de Hitler, que contaba con un cuadro autografiado en uno de los salones y se transmitían sus discursos por altoparlantes.
Antes de finalizar la contienda bélica en 1945, Argentina le declaró la guerra al Eje, y como el Hotel era propiedad del enemigo, fue confiscado. No obstante ello, dos años después fue devuelto a sus dueños por el entonces Presidente Juan Domingo Perón, los cuales finalmente lo vendieron a una empresa que no pudo hacerse cargo de la deuda contraída en la operación, y fue rematado en 1953, siendo adquirido por otra empresa, cerrando sus puertas en 1965.
Tras ello, siguieron dos décadas de abandono y saqueo, hasta que fue rescatado por el Municipio local, y a partir de allí se convirtió en una de las atracciones turísticas de la ciudad.

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