Casa Colorada Tilcara Jujuy

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Hotel de alta montaña
Una vez que se llega a Tilcara hay que alistarse para emprender un camino de lo más desafiante: un trayecto de once kilómetros que toma unos 45 minutos -a través de una maravillosa senda de cornisa- desde la que se domina el pueblo y toda la Quebrada de Humahuaca. Por momentos la vía se angosta demasiado, sobre todo al acercarse a la Garganta del Diablo, en el cauce del río Huasamayo… pero es tan impactante el ejército de altivos cardones soportando los vientos más agresivos que el pavor se atenúa. Son miles, altos, esbeltos y soberbios.
Para cuando el ánimo ya parece impacientarse por el riesgo, la Casa Colorada se advierte a lo lejos. La antigua posta de la finca, propiedad de la familia Álvarez Prado -descendiente del líder de la guerra independentista- se alza delante de la moderna construcción de piedra, obra del arquitecto Catucho Antoraz, en el entorno más desolado y distinguido.
Ni bien se arriba Diego brinda una afable bienvenida. Una visita por las instalaciones es toda una cita con lo contemporáneo, una amalgama de rústicos materiales con una acabada ambientación en la que se destacan los objetos y muebles de Usos. Tanto los ekekos como el mobiliario se fusionan con las piedras, la madera de cactus, las ventanitas de alabastro, los tirantes de quebracho, las antiguas piezas de molinos, morteros y vasijas de los cercanos antigales.
La serenidad de lo inmenso aquieta el alma, toda una invitación a una complaciente pausa entre la locura cotidiana.

High mountain hotel
Once you get to Tilcara, you have to get ready to embark on a most challenging road: an eleven-kilometer journey that takes about 45 minutes -through a wonderful cornice path- from which the town and the entire Quebrada de Humahuaca can be overlooked. At times the road narrows too much, especially when approaching the Garganta del Diablo (Devil's Throat), in the Huasamayo riverbed... but so impressive is the army of haughty cactus trees withstanding the most aggressive winds that the awe is attenuated. There are thousands of them, tall, slender and proud.
By the time the mood seems to be getting impatient with the risk, Casa Colorada can be noticed in the distance. The old post of the farm, property of the Álvarez Prado family - descendant of the leader of the independence war - rises in front of the modern stone construction, work of the architect Catucho Antoraz, in the most desolate and distinguished environment.
As soon as you arrive, Diego offers a warm welcome. A visit to the facilities is an appointment with the contemporary, an amalgam of rustic materials with a finished ambience in which the objects and furniture of "Usos" stand out. Both the "ekekos" and the furniture merge with the stones, the cactus wood, the little alabaster windows, the quebracho wood suspenders, the old pieces of mills, mortars and vessels from the nearby ancestral villages.
The serenity of the immensity calms the soul, an invitation to an indulgent pause out of the daily madness.
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