CUENTO ZEN. La LEYENDA del AJEDREZ y LOS GRANOS DE TRIGO

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La leyenda hindú del Ajedrez y los granos de trigo cuenta la historia del rey Sherán y el sabio Sissa. Impresionado por el juego del ajedrez, el rey le permite al sabio elegir cualquier recompensa que desee. Sissa, astutamente, pide un grano de trigo por el primer cuadro del tablero, dos granos por el segundo cuadro, el doble que el anterior por el tercero, y así sucesivamente.

A primera vista, la petición parece modesta, pero pronto se revela el poder exponencial de los números. Con cada cuadro, la cantidad de granos de trigo se duplica, y el rey se da cuenta de que su promesa se ha vuelto imposible de cumplir. A medida que avanza la historia, la cantidad de granos se vuelve astronómica, y el rey enfrenta una situación insuperable.

De esta leyenda, se extraen varias enseñanzas importantes. La primera es la importancia de la prudencia y las consecuencias de nuestras promesas y compromisos. El rey Sherán, impulsado por su entusiasmo por el juego del ajedrez, hace una promesa irreflexiva y termina enfrentándose a un dilema inabarcable. Nos enseña que debemos reflexionar antes de comprometernos con algo que podría ser imposible de cumplir.

La segunda lección es la importancia de reconocer y valorar la sabiduría y el conocimiento de aquellos que nos rodean. El rey aprende que no debe dejarse llevar por la emoción o el ego, sino tener en cuenta la sabiduría y el consejo de quienes pueden tener una visión más amplia. Esto nos recuerda la importancia de la humildad y la apertura mental para aprender de los demás.

La historia también destaca la necesidad de que los líderes y gobernantes sean cautelosos en sus decisiones. El rey Sherán se enfrenta a una situación imposible debido a su falta de cautela. Nos enseña que aquellos en posiciones de poder deben considerar cuidadosamente las implicaciones de sus acciones y ser conscientes de las consecuencias a largo plazo.

En resumen, la leyenda hindú del Ajedrez y los granos de trigo nos muestra las lecciones de prudencia en nuestras promesas, el reconocimiento y valoración de la sabiduría de otros, y la necesidad de cautela por parte de los líderes. Nos invita a reflexionar antes de comprometernos, aprender de los demás y tomar decisiones conscientes y responsables.