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Todos quieren entrar al Estado: los millonarios sueldos del Estado Peruano
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Si vives en el Perú probablemente te hayas topado con convocatorias como estas, con sueldos muy superiores a los del sector privado. Por eso, todos quieren entrar a trabajar para el estado.
Es una ley que rige en los países pobres. Cuando el mercado laboral es precario, el Estado es el único lugar que te ofrece estabilidad, gratificaciones, línea de carrera, vacaciones, feriados, seguro médico e incluso derecho a declararte en huelga.
Mejor dicho, todo los beneficios de un trabajador en cualquier país del primer mundo. Pero la realidad peruana es que solo el 20% de los trabajadores logrará acceder a estos beneficios.
La inmensa mayoría vivirá en la informalidad, rotando de un trabajo a otro, sin ningún beneficio laboral. Que un joven consiga empleo formal en Perú es sumamente difícil. Los practicantes apenas reciben para sus pasajes y son despedidos justo antes de cumplir un año, cuando por ley les tocaría ser contratados.
Y ya ni hablar de los desempleados, a los que nadie protege. Por tanto, es comprensible que ante el temor de quedarse en la calle, la gente busque asegurar una plaza permanente en el estado.
Como resultado, el Estado suma 1 millón y medio de trabajadores, de los cuales el 59% son estables. Esto incluye a los docentes, a los trabajadores de salud, a los oficiales de las fuerzas armadas, a los que siguen carreras administrativas, etc.
Sin embargo, una vez dentro del estado los funcionarios prácticamente pierden todos los incentivos para capacitarse. Se amarran a un puesto de por vida, y en lugar de seguir formándose para ofrecer un mejor servicio, se suman a los sindicatos. Y desde allí presionan para recibir nuevos aumentos. Lo que a la larga se traduce en un país menos competitivo, donde la meritocracia no existe.
¿Es esto culpa de las empresas, ya que si ofrecieran altos sueldos, la gente no tendría que refugiarse en el estado? En parte sí, porque es innegable que el trabajo se ha precarizado. Se han establecidos topes para los trabajadores, mas no para los inversionistas, que facturan millones.
Pero la verdad es que un problema mucho más complejo: El Perú es el séptimo país del mundo más complejo para hacer negocios. Para las empresas pequeñas es muy caro contratar empleados formales, hay cero estímulos. Formalizarse en el Perú es acceder a multas, castigos, entrar en el radar de la Sunat, de las municipalidades, de Sunafil, de los abogados laboralistas. Hay empresas que quieren hacer bien las cosas, pero todo esto los termina desanimando y prefieren mantener a sus trabajadores en la informalidad. O despedirlos antes de que cumplan 5 años, y así evitar que se vuelvan estables.
*
Puedes yapernos al 📲971784857
#universidad #peru #perú #universitários #estudiantes
Es una ley que rige en los países pobres. Cuando el mercado laboral es precario, el Estado es el único lugar que te ofrece estabilidad, gratificaciones, línea de carrera, vacaciones, feriados, seguro médico e incluso derecho a declararte en huelga.
Mejor dicho, todo los beneficios de un trabajador en cualquier país del primer mundo. Pero la realidad peruana es que solo el 20% de los trabajadores logrará acceder a estos beneficios.
La inmensa mayoría vivirá en la informalidad, rotando de un trabajo a otro, sin ningún beneficio laboral. Que un joven consiga empleo formal en Perú es sumamente difícil. Los practicantes apenas reciben para sus pasajes y son despedidos justo antes de cumplir un año, cuando por ley les tocaría ser contratados.
Y ya ni hablar de los desempleados, a los que nadie protege. Por tanto, es comprensible que ante el temor de quedarse en la calle, la gente busque asegurar una plaza permanente en el estado.
Como resultado, el Estado suma 1 millón y medio de trabajadores, de los cuales el 59% son estables. Esto incluye a los docentes, a los trabajadores de salud, a los oficiales de las fuerzas armadas, a los que siguen carreras administrativas, etc.
Sin embargo, una vez dentro del estado los funcionarios prácticamente pierden todos los incentivos para capacitarse. Se amarran a un puesto de por vida, y en lugar de seguir formándose para ofrecer un mejor servicio, se suman a los sindicatos. Y desde allí presionan para recibir nuevos aumentos. Lo que a la larga se traduce en un país menos competitivo, donde la meritocracia no existe.
¿Es esto culpa de las empresas, ya que si ofrecieran altos sueldos, la gente no tendría que refugiarse en el estado? En parte sí, porque es innegable que el trabajo se ha precarizado. Se han establecidos topes para los trabajadores, mas no para los inversionistas, que facturan millones.
Pero la verdad es que un problema mucho más complejo: El Perú es el séptimo país del mundo más complejo para hacer negocios. Para las empresas pequeñas es muy caro contratar empleados formales, hay cero estímulos. Formalizarse en el Perú es acceder a multas, castigos, entrar en el radar de la Sunat, de las municipalidades, de Sunafil, de los abogados laboralistas. Hay empresas que quieren hacer bien las cosas, pero todo esto los termina desanimando y prefieren mantener a sus trabajadores en la informalidad. O despedirlos antes de que cumplan 5 años, y así evitar que se vuelvan estables.
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