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El misterioso caso de 'Guardar para web' y los 72 píxeles por pulgada
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Como de costumbre, esto de hablar de los píxeles por pulgada empezó en mi cabeza en plan "con un vídeo de 10 minutos va que arde", y al final, ya vuelvo a estar liado con una serie monotemática interminable. Bueno, algún día terminará, pero de momento, he optado por añadir un vídeo más al apartado de mitos, malentendidos y líos diversos. En parte lo he hecho porque, aunque alguien no tenga exactamente las mismas dudas que se mencionan en el vídeo, quiero pensar que la explicación puede, ni que sea de rebote, dar respuesta a otras preguntas relacionadas, y además nos servirá de excusa para volver al tema de los metadatos.
Por último, he aprovechado la parte final del vídeo para insistir en algo que pensaba que habría quedado claro pero que he comprobado que sigue despertando desconfianza. Me refiero a la idea de cambiar los ppp de una imagen para ponerla en Internet confiando en que esto actúe como algún tipo de mecanismo de seguridad: como ya vimos, esto no es efectivo dado que los ppp en sí mismos son irrelevantes para una fotografía publicada en Internet o mostrada en pantalla. Tanto es así, que incluso es posible eliminar por completo este dato, como veremos en el vídeo, si que pase nada. Porque mientras se mantengan las mismas dimensiones en píxeles, variar los ppp aisladamente garantiza tanto la seguridad como cambiarle el nombre al archivo. Y no es una broma: tanto los ppp como el nombre de archivo son datos sobre la imagen, no datos de la imagen (esta es una forma poco rigurosa de decirlo, pero todo sea por simplificar el concepto). Son los píxeles (y, en su caso, el nivel de calidad/compresión jpg, entre otras variables) los que determinan la calidad real de la imagen fotográfica en pantalla.
Tema distinto, como ya vimos, es cambiar ppp y remuestrear, pues en ese caso lo que hacemos realmente es modificar los píxeles para que su número dividido por el nuevo valor de ppp, siga cuadrando con las dimensiones de impresión originales. Pero esto es una forma rebuscada y poco predecible de realizar un cambio de tamaño en píxeles que sería más cómodo y preciso llevar a cabo directamente.
En todo caso, como siempre, la información del vídeo se proporciona de buena ve y sin ánimo de convencer a nadie de nada. Yo planteo unos datos que cualquiera puede comprobar por su cuenta para, a partir de ahí, decidir qué le conviene más. Incluso admito que los ppp, para algunos, son ya más una filosofía personal o una forma de entender la vida, que un dato técnico objetivable. Hacer de los píxeles por pulgada una convicción personal e incluso espiritual, más próxima a la cábala que al mundo de la imagen digital, es una postura que no por extraña deja de ser tan respetable como cualquier otra. Así que ruego precaución a la hora de ver tanto este vídeo como los anteriores o los siguientes, pues no es mi intención provocarle una crisis de fe a nadie.
(Nota: en el vídeo hay un pequeño error ya que hacia el final, descarto la imagen original y sigo el ejemplo con el duplicado, pero realmente no tiene efecto en lo que se está explicando.)
Por último, he aprovechado la parte final del vídeo para insistir en algo que pensaba que habría quedado claro pero que he comprobado que sigue despertando desconfianza. Me refiero a la idea de cambiar los ppp de una imagen para ponerla en Internet confiando en que esto actúe como algún tipo de mecanismo de seguridad: como ya vimos, esto no es efectivo dado que los ppp en sí mismos son irrelevantes para una fotografía publicada en Internet o mostrada en pantalla. Tanto es así, que incluso es posible eliminar por completo este dato, como veremos en el vídeo, si que pase nada. Porque mientras se mantengan las mismas dimensiones en píxeles, variar los ppp aisladamente garantiza tanto la seguridad como cambiarle el nombre al archivo. Y no es una broma: tanto los ppp como el nombre de archivo son datos sobre la imagen, no datos de la imagen (esta es una forma poco rigurosa de decirlo, pero todo sea por simplificar el concepto). Son los píxeles (y, en su caso, el nivel de calidad/compresión jpg, entre otras variables) los que determinan la calidad real de la imagen fotográfica en pantalla.
Tema distinto, como ya vimos, es cambiar ppp y remuestrear, pues en ese caso lo que hacemos realmente es modificar los píxeles para que su número dividido por el nuevo valor de ppp, siga cuadrando con las dimensiones de impresión originales. Pero esto es una forma rebuscada y poco predecible de realizar un cambio de tamaño en píxeles que sería más cómodo y preciso llevar a cabo directamente.
En todo caso, como siempre, la información del vídeo se proporciona de buena ve y sin ánimo de convencer a nadie de nada. Yo planteo unos datos que cualquiera puede comprobar por su cuenta para, a partir de ahí, decidir qué le conviene más. Incluso admito que los ppp, para algunos, son ya más una filosofía personal o una forma de entender la vida, que un dato técnico objetivable. Hacer de los píxeles por pulgada una convicción personal e incluso espiritual, más próxima a la cábala que al mundo de la imagen digital, es una postura que no por extraña deja de ser tan respetable como cualquier otra. Así que ruego precaución a la hora de ver tanto este vídeo como los anteriores o los siguientes, pues no es mi intención provocarle una crisis de fe a nadie.
(Nota: en el vídeo hay un pequeño error ya que hacia el final, descarto la imagen original y sigo el ejemplo con el duplicado, pero realmente no tiene efecto en lo que se está explicando.)
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