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Benzodiacepinas. ¿Qué son y para qué se utilizan?
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Las benzodiacepinas son medicamentos psicotrópicos y sintéticos, usados en medicina para tratar problemas de ansiedad como el trastorno de ansiedad, el estrés o el insomnio. También se utilizan como relajante muscular.
En ocasiones también son usadas para paliar los efectos del síndrome de abstinencia del alcohol y la epilepsia. Actúan como depresores del sistema nervioso central, como también lo hacen el alcohol, el cannabis o la heroína.
Las benzodiacepinas producen dependencia y abstinencia, por lo que son una de las sustancias más consumidas entre las personas que buscan ayuda para tratar su adicción a las drogas.
Uno de los modos más habituales de clasificar a las benzodiacepinas es según su duración media, es decir, según el tiempo medio que este fármaco produce sus efectos sobre el organismo.
Benzodiacepinas de acción larga: Esta medicación actúa durante más de 24 horas:
DIAZEPAM (Valium ®)
FLURAZEPAM (Dalmane ®, Dormodor ®)
QUAZEPAM (Doral ®)
CLORAZEPATO DIPOTÁSICO (Tranxilium ®)
CLONAZEPAM (Rivotril ®)
Benzodiacepinas de acción intermedia: Actúan en el organismo de 6 a 24 horas:
BROMAZEPAM (Lexatin ®)
KETAZOLAM (Sedotime ®)
ALPRAZOLAM (Trankimazin ®)
LORAZEPAM (Orfidal ®)
FLUNITRAZEPAM (Rohypnol ®)
Alguno de los efectos secundarios más habituales de las benzodiacepinas son:
Somnolencia, sobre todo durante los primeros días del tratamiento.
Debilidad, aturdimiento, confusión, mareo, inestabilidad y pérdida de la orientación.
Lentitud en el habla, sequedad en la boca, náuseas, dolores de cabeza, dificultades de la memoria, estreñimiento y visión borrosa.
Debido a que las benzodiacepinas se recetan habitualmente para reducir los niveles de ansiedad, ocurre con frecuencia que se consumen durante mucho más tiempo de lo que el tratamiento con estos fármacos aconseja.
También son usadas para “contrarrestar” los efectos de “subida” de otras drogas como por ejemplo la cocaína o las anfetaminas. Este comportamiento sucede paulatinamente, a lo largo del tiempo, con continuos cambios de médico, sustrayendo la medicación de un familiar o directamente acudiendo al mercado ilegal.
Las benzodiacepinas son adictivas, y este uso no regulado desemboca a menudo en una dependencia. Cuando se produce la dependencia, se consumen benzodiacepinas para no experimentar efectos adversos o síndrome de abstinencia. Cuando una persona deja de sentir estos efectos adversos después de consumir, probablemente es porque padece una adicción a estas sustancias.
Algunos síntomas de sobredosis de benzodiacepinas son:
Falta de respuesta y debilidad generalizada
Visión borrosa
Dificultad para respirar
Sedación extrema
Temblores
Estado mental alterado
Las uñas y los labios se muestran azulados
Coma
Las personas que sufren una sobredosis de benzodiacepinas, son llevadas con urgencia al hospital, donde suelen ser entubadas con soporte respiratorio y medicadas con fármacos que contrarresten los efectos de la droga.
En ocasiones también son usadas para paliar los efectos del síndrome de abstinencia del alcohol y la epilepsia. Actúan como depresores del sistema nervioso central, como también lo hacen el alcohol, el cannabis o la heroína.
Las benzodiacepinas producen dependencia y abstinencia, por lo que son una de las sustancias más consumidas entre las personas que buscan ayuda para tratar su adicción a las drogas.
Uno de los modos más habituales de clasificar a las benzodiacepinas es según su duración media, es decir, según el tiempo medio que este fármaco produce sus efectos sobre el organismo.
Benzodiacepinas de acción larga: Esta medicación actúa durante más de 24 horas:
DIAZEPAM (Valium ®)
FLURAZEPAM (Dalmane ®, Dormodor ®)
QUAZEPAM (Doral ®)
CLORAZEPATO DIPOTÁSICO (Tranxilium ®)
CLONAZEPAM (Rivotril ®)
Benzodiacepinas de acción intermedia: Actúan en el organismo de 6 a 24 horas:
BROMAZEPAM (Lexatin ®)
KETAZOLAM (Sedotime ®)
ALPRAZOLAM (Trankimazin ®)
LORAZEPAM (Orfidal ®)
FLUNITRAZEPAM (Rohypnol ®)
Alguno de los efectos secundarios más habituales de las benzodiacepinas son:
Somnolencia, sobre todo durante los primeros días del tratamiento.
Debilidad, aturdimiento, confusión, mareo, inestabilidad y pérdida de la orientación.
Lentitud en el habla, sequedad en la boca, náuseas, dolores de cabeza, dificultades de la memoria, estreñimiento y visión borrosa.
Debido a que las benzodiacepinas se recetan habitualmente para reducir los niveles de ansiedad, ocurre con frecuencia que se consumen durante mucho más tiempo de lo que el tratamiento con estos fármacos aconseja.
También son usadas para “contrarrestar” los efectos de “subida” de otras drogas como por ejemplo la cocaína o las anfetaminas. Este comportamiento sucede paulatinamente, a lo largo del tiempo, con continuos cambios de médico, sustrayendo la medicación de un familiar o directamente acudiendo al mercado ilegal.
Las benzodiacepinas son adictivas, y este uso no regulado desemboca a menudo en una dependencia. Cuando se produce la dependencia, se consumen benzodiacepinas para no experimentar efectos adversos o síndrome de abstinencia. Cuando una persona deja de sentir estos efectos adversos después de consumir, probablemente es porque padece una adicción a estas sustancias.
Algunos síntomas de sobredosis de benzodiacepinas son:
Falta de respuesta y debilidad generalizada
Visión borrosa
Dificultad para respirar
Sedación extrema
Temblores
Estado mental alterado
Las uñas y los labios se muestran azulados
Coma
Las personas que sufren una sobredosis de benzodiacepinas, son llevadas con urgencia al hospital, donde suelen ser entubadas con soporte respiratorio y medicadas con fármacos que contrarresten los efectos de la droga.