7 Séptimo Paso - Alcohólicos Anónimos

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“Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos”

Este paso se centra en la humildad del alcohólico por medio del cual se da cuenta lo que un acto de humildad significa para su rehabilitación. Los alcohólicos están de acuerdo que la humildad los ayuda a mantenerse sobrios.

Muchos alcohólicos aseguran que uno de los mayores impedimentos había sido la falta de humildad. Sin duda, ningún alcohólico y, desde luego ningún miembro de A.A. quiere menospreciar lo que han logrado materialmente.

A los alcohólicos se les hace muy difícil controlar su carácter impulsivo aun cuando entienden que es algo imprescindible para tener buenas relaciones con los demás. A algunos de ellos nunca se les había ocurrido antes de llegar al séptimo paso que la honradez, la tolerancia y el amor por los semejantes están altamente relacionados con esa humildad que necesitan adquirir.

En la medida que el alcohólico trabaja este paso se da cuenta que es indispensable el ingrediente de la humildad para renunciar a su propia voluntad y poner su vida en manos del Poder Superior y así poder hacer la voluntad de Dios.

Los alcohólicos a través de sufrir repetidas humillaciones se ven forzados a aceptar que solo la humildad los conducirá a aceptar su liberación del alcoholismo.

Sin embargo muchos de los alcohólicos ponen resistencia a aceptar esa humildad. La rebeldía a aceptar esa humildad les impide a aceptar que son impotentes ante el alcohol. El ser humildes los ayuda a progresar pues se les hace más fácil enfrentar los graves defectos que los convirtieron en alcohólicos.

En esta etapa del séptimo paso, los alcohólicos se dan cuenta que para seguir progresando tiene que enfrentar los sacrificios que conlleva esa humildad. Aunque algunos lo hagan a regañadientes se dan cuenta que si es posible lograrlo.

Una vez los alcohólicos discuten con su padrino sus ideas sobre eliminar sus defectos empiezan a aceptar la humildad con una mente más amplia. Disfrutan de esos momentos en que a través de ser humildes pueden aliviar su depresión y ansiedad.

Este proceso desencadena en otro cambio dramático en la vida del alcohólico. Es en este paso que ellos le claman al Ser Superior que les sea quitado sus defectos y al hacerlo confrontan los defectos que tienen por naturaleza, como la arrogancia, la violencia, el egoísmo, la ambición.

Estos defectos son muy similares a los siete pecados capitales que ensena la doctrina católica, los cuales se reducen a uno que es la raiz y madre de todos los defectos y este es el egoísmo.

Muchos alcohólicos esperan anos para que estos defectos les sean quitados y algunos reinciden en tomar pues no tienen la paciencia de esperar humildemente a que estos defectos les sean quitados y como no sucede cuando ellos lo esperan, se desaniman y vuelven a tomar.

Cuando logran practicar la humildad abren los ojos a otros valores que estaban escondidos detrás de su ego. Es hasta ese momento que logran aceptar la realidad del sufrimiento humano. Los que pasan este septimo paso, efectúan el cambio de actitud que les permite ser guiados por un Poder Superior.

Esto le permite experimentar una vida llena de serenidad como la que nunca antes habían imaginado que fuera posible vivir.
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