filmov
tv
Luis Sagi-Vela y Lily Berchman - «Esto que pides aquí» (“El asombro de Damasco”, 1954)
Показать описание
Con libreto de Alfonso Paso y Manuel Abati y música de Pablo Luna, la zarzuela en dos actos “El asombro de Damasco” se estrenó el 20 de septiembre de 1916 en el Teatro de Apolo de Madrid. El elenco de su presentación estuvo encabezado por Rosario Leonís como Zobeida, Francisco Meana como Nhuredin, Julia Castrillo como Fahima, Casimiro Ortas como Ben-Ibhen, Valeriano León como Alí-Mon y Carlos Rufart en el papel del derviche. El éxito de esta nueva zarzuela de Luna, considerada por la crítica como una de sus mejores obras, alcanzó tal éxito que superó el centenar de representaciones en menos de tres meses. Fue traducida al inglés y el 10 de diciembre de 1924 fue reestrenada en el Teatro Oxford de Londres bajo el título del “The first kiss”. Los cuplés de Alí-Mon, la presentación de Nhuredin “¡Viva, viva Nhuredin, nuestro amado Gran Visir!” y sobre todo el dúo entre éste y Zobeida “Esto que pides aquí“ fueron algunos de los números más aplaudidos de la obra. Aquel mismo año Emilio Sagi Barba y Luisa Vela grabaron para La Voz de su Amo una de las primeras versiones del mencionado dúo bajo la dirección del maestro Pascual Marquina. En 1954 el sello Montilla editó la primera grabación completa de la zarzuela dirigida por Enrique Navarro y con un reparto formado por Lily Berchman, Luis Sagi-Vela, Isabel Garcisanz, Antonio Martelo y Santiago Ramalle. Participaron en la grabación la Orquesta de Cámara de Madrid y el Coro de Radio Nacional de España.
NHUREDIN
Esto que pides aquí
y que esperas de mí,
alcanzar vas al punto.
Pues mi poder se humilló,
y quien manda eres tú
y el esclavo soy yo.
Nada te puedo negar,
que mirarte y cegar
cosa fue de un instante.
Haz lo que quieras de mí,
que eres más que mujer,
una mágica hurí.
ZOBEIDA
Basta Señor, por piedad;
no encendáis mi rubor.
Sed clemente y pensad
en mi honor.
NHUREDIN
Ven a mis brazos, mujer;
ven a mí sin temor,
que mi dueña has de ser
y por ti a enloquecer
voy, sultana, de amor.
ZOBEIDA
No es posible, no es creíble.
¡Por Alah!
NHUREDIN
No te alejes, no me dejes.
Ven acá.
ZOBEIDA
¡Jamás!
Por mi vida yo lo juro;
no será.
NHUREDIN
No te alejes, no me dejes.
¡Por piedad!
¿Qué quieres porque amantes
me miren esos ojos?
¿Qué pides, di sultana,
a cambio de tu amor?
Exige, sin que pongas
barrera a tus antojos,
que aquí soy el esclavo
y tú eres el señor.
ZOBEIDA
Imposible, soy casada
y jamás accederé.
Ni por nada ni por nadie,
a mi esposo faltaré.
NHUREDIN
¿De modo que te niegas?
ZOBEIDA
Me niego, Gran Visir.
Mejor que tal vergüenza,
mil veces es morir.
NHUREDIN
Pues bien, ya que resistes
a mi pasión cruel,
que Alah justicia te haga;
yo nada puedo hacer.
ZOBEIDA
¡Señor! ¡Señor!
¡Tened piedad!
¡Por Alah, os lo ruego!
¡Oh, qué destino cruel!
La justicia que busco
no la espero ya de él.
Todos quieren faltar
sin reparo a mi honor,
y si me han de escuchar,
he de darles mi amor.
¡Piedad! ¡Piedad, Señor!
NHUREDIN
Esto que pides aquí
y que esperas de mí,
alcanzar vas al punto.
Pues mi poder se humilló,
y quien manda eres tú
y el esclavo soy yo.
Nada te puedo negar,
que mirarte y cegar
cosa fue de un instante.
Haz lo que quieras de mí,
que eres más que mujer,
una mágica hurí.
ZOBEIDA
Basta Señor, por piedad;
no encendáis mi rubor.
Sed clemente y pensad
en mi honor.
NHUREDIN
Ven a mis brazos, mujer;
ven a mí sin temor,
que mi dueña has de ser
y por ti a enloquecer
voy, sultana, de amor.
ZOBEIDA
No es posible, no es creíble.
¡Por Alah!
NHUREDIN
No te alejes, no me dejes.
Ven acá.
ZOBEIDA
¡Jamás!
Por mi vida yo lo juro;
no será.
NHUREDIN
No te alejes, no me dejes.
¡Por piedad!
¿Qué quieres porque amantes
me miren esos ojos?
¿Qué pides, di sultana,
a cambio de tu amor?
Exige, sin que pongas
barrera a tus antojos,
que aquí soy el esclavo
y tú eres el señor.
ZOBEIDA
Imposible, soy casada
y jamás accederé.
Ni por nada ni por nadie,
a mi esposo faltaré.
NHUREDIN
¿De modo que te niegas?
ZOBEIDA
Me niego, Gran Visir.
Mejor que tal vergüenza,
mil veces es morir.
NHUREDIN
Pues bien, ya que resistes
a mi pasión cruel,
que Alah justicia te haga;
yo nada puedo hacer.
ZOBEIDA
¡Señor! ¡Señor!
¡Tened piedad!
¡Por Alah, os lo ruego!
¡Oh, qué destino cruel!
La justicia que busco
no la espero ya de él.
Todos quieren faltar
sin reparo a mi honor,
y si me han de escuchar,
he de darles mi amor.
¡Piedad! ¡Piedad, Señor!
Комментарии