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MÉXICO | Migrantes denuncian extorsiones en Chiapas | EL PAÍS
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El camino hacia el norte de Chiapas (Huehuetán, Huixtla, Mapastepec, Pijijiapán, Arriaga) está plagado de controles. Pero Migración y la Guardia Nacional solo retienen a los migrantes si van dentro de algún vehículo, los dejan pasar si van caminando. “El Gobierno le apuesta a que el migrante se canse, se desgaste físicamente y económicamente”, describe el padre Heyman: “Es un dineral el que están haciendo con los migrantes. Las personas que trabajan moviéndolos también le dan su mochada a las autoridades”.
Esto es una carrera de obstáculos con una presa que avanza a trompicones entre el verde de los plataneros. A la altura de Mapastepec, Yamineth enseña una foto de su celular: es un tatuaje de tinta de un ave fénix en su antebrazo, se lo puso, dice, el cartel. Quien los vendió como ganado fue una camioneta gris a la que le pagaron por acercarlos unos kilómetros. “Cuando nos bajaron, lo primero que vimos fueron personas superarmadas, con capuchas. Nos hicieron a una esquina y nos dijeron: ‘Esto no es un secuestro como muchas personas le llaman, esto es para que transiten en el pueblo de Tapachula sin que nadie los moleste. Le vamos a cobrar 1.100 pesos mexicanos, aquellas personas que no tengan, no salen. Aquí tenemos Western, recibimos el dinero que les manden. Si vemos algo raro, tenemos que actuar”. Los revisaron, pusieron cinta en los celulares, los encerraron en un corral vallado. “Habían niños, bebés chiquiticos, de meses, personas que tenían tres días ahí. Nosotros teníamos el dinero. Pagamos y salimos”. Había gallos alrededor. El norte todavía queda lejos.
#migrantes #chiapas #elpais
Esto es una carrera de obstáculos con una presa que avanza a trompicones entre el verde de los plataneros. A la altura de Mapastepec, Yamineth enseña una foto de su celular: es un tatuaje de tinta de un ave fénix en su antebrazo, se lo puso, dice, el cartel. Quien los vendió como ganado fue una camioneta gris a la que le pagaron por acercarlos unos kilómetros. “Cuando nos bajaron, lo primero que vimos fueron personas superarmadas, con capuchas. Nos hicieron a una esquina y nos dijeron: ‘Esto no es un secuestro como muchas personas le llaman, esto es para que transiten en el pueblo de Tapachula sin que nadie los moleste. Le vamos a cobrar 1.100 pesos mexicanos, aquellas personas que no tengan, no salen. Aquí tenemos Western, recibimos el dinero que les manden. Si vemos algo raro, tenemos que actuar”. Los revisaron, pusieron cinta en los celulares, los encerraron en un corral vallado. “Habían niños, bebés chiquiticos, de meses, personas que tenían tres días ahí. Nosotros teníamos el dinero. Pagamos y salimos”. Había gallos alrededor. El norte todavía queda lejos.
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