Low - Double negative (2018) // Soleá Morente - Lo que te falta (2020)

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Low: Dos temas de “Double negative”, álbum editado por Sup Pop en 2018.

1 – Always trying to work it out
” I saw you at the grocery store, I know”

2 – Dancing and fire
“I saw you dancing in the "fire it up"”

Low eran en 2018 Alan Sparhawk, Mimi Parker y Steve Garrington. Alan canta y toca guitarras; Mimi, canta y toca percusiones; Steve toca el bajo. Hay un montón de sonidos electrónicos en el disco. No se indica en el msimo qué instrumentos o efectos hace cada uno.

Los tres aparecen acreditados como compositores al alimón de letras y música de todas las canciones del álbum.

Temas del disco de Soleá Morente, “Lo que te falta”, editado en 2020 por Elefant.

3 - Condiciones de Luna
“Lo que me dijiste aquel día junto al mar”

4 - Cosas buenas
“Si el arroyo busca el río”

5 - No puedo dormir
“No puedo dormir, y como siempre…”

6 – Viniste por mí
“Viniste a buscarme”

7 - Tutti frutti
“Quiéreme, muchacho”

8 – Mundo nuevo
“Ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah”

9 - Ducati
“¡Ay, cómo me gusta ese sonido!”

10 – Lo que te falta
“Si fuera más lista no caería en tu trampa”

11 - Coca-Cola
“Aquí echándote la culpa”

12 – Cariño
“A ver, cariño”

Soleá Morente, de nombre legal Soledad Morente Carbonell es la voz principal y coautora de varios de los temas (“No puedo dormir”, “Ducati”, “Pero es de noche”, “Mundo nuevo”, “Coca-cola”, “Condiciones de luna”) y autora única de “Tutti frutti”. Hace jaleos y toca las palmas en todos los temas.

Fotos y vídeos tomados el día 14 de noviembre de 2020 en Elche (Alicante).

Un paseo por Elche, que empieza en la zona de Plaza de Castilla, sigue por Altabix viejo, pasa por la Avenida Juan Carlos I, Corredora, Plaza de Baix, Carrer Mare de Déu del Carme, Replaceta les Barques y sigue por el Carrer de les Barques. Al final de este llegamos a una especie de plaza en la que desembocan las calles de Sant Miquel, Oriola y de Sant Jordi con edificios de principios del siglo XX bien conservados, en una de esos pocos casos de conservación de paisaje urbano tradicional en una ciudad muy maltratada urbanísticamente como es Elche.

Seguimos por el Carrer Porta Oriola, Carrer Juan Ramón Jiménez, Carrer Sant Joan, pasamos el arco y llegamos a la Plaça del Raval, otro de esos ejemplos de rincones típicos, bellos y armónicos de los que tanto escasean en Elche. El edificio de los arcos en la Plaça del Raval debió ser el ayuntamiento en tiempos. Debe ser del siglo XVII o por ahí.

Desde ahí el resto del paseo, hasta la Estación de Autobuses, fue realmente encantador. De esos casos en que dejas de mirar a tu ciudad como ese monstruo apestoso, ruidoso, sucio, lleno de gente insoportablemente maleducada –que no respetan la convención de andar por su derecha cuando van caminando por las calles, que ocupan toda la acera cuando van en grupo y no se apartan si te ven venir de frente, teniendo que aplastarte tú contra la fachada o chocarte “accidentalmente” con el hombro de uno de ellos-, e infernalmente caluroso en verano, para verla como hacen los turistas cuando van a cualquier parte, con esos ojos de agradecimiento por permitirte la rueda del mundo, que tanto gira y tan poquito te deja respirar, por poder contemplar el mundo desde fuera, como si no fuera contigo la cosa -de lo cual se deduce la felicidad que produce el viajar-.

Bajamos al cauce del río, y antes vimos por la Calle Bufart las casas increíbles que se han hecho algunos pijos ilicitanos. El Raval sucumbió hace tiempo a la gentrificación. Yo recuerdo que a mediados de los 80 era un barrio por el que daba cosa cruzar: todo casas viejas, gente pobre, suciedad… Vivían al final, cerca del río, muchos gitanos. Se han ido casi todos; las casas más deterioradas se tiraron para construir en los solares esas bonitas viviendas de dos plantas de precios desorbitados que tanta envidia nos provocan a muchos. Espero que hayan ganado esos gitanos y gente pobre mucho dinero con la venta de sus hasta no hace mucho miserables viviendas.

Antes de llegar al puente de Barrachina nos volvimos, tomamos la pasarela peatonal y seguimos por el lado izquierdo del cauce. El río, abajo, tan deprimente, es, por suerte, lo único feo de este entorno: la horrenda canalización central –tan parecida a la de ese río mierdoso de Los Ángeles en el que se rodaron tantas escenas de acción en películas hollywoodenses en los 80- se convierte en algo entrañable gracias al mural interminable que lo adorna; hay paseantes de perros por ahí y paseantes a secas, corredores, patinadores, los perros, claro, y arriba en las sendas mucha gente disfrutando del formidable día primaveral que casi siempre que no es verano se da en Elche en las horas de luz. En las laderas hay mucha vegetación, se pasa por debajo de bonitos puentes, se ven bonitas fachadas, masas de palmeras, asoma el Castillo de Altamira, en una explosión de colores y luminosidad que acabaría con cualquier depresión.
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