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Panamá: privados de libertad en La Joya y La Joyita ayudan a humanizar su propio entorno
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“Desde 1870, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) trabaja para mejorar la situación humanitaria de las personas privadas de libertad. En zonas de conflicto armado y violencia política, así como en otras circunstancias, actuamos para que todas las personas detenidas, independientemente de los motivos o de la etapa de su detención, sean tratadas con humanidad y se beneficien de condiciones de vida dignas”.
Hacia establecimientos penitenciarios más humanos. Un enfoque participativo basado en principios para la planificación y el diseño de cárceles.
Las precarias condiciones de detención son un problema recurrente en el mundo.
En Panamá, el CICR trabaja junto a las autoridades penitenciarias y los propios privados de libertad para mejorar estas condiciones, al tiempo que son capacitados para su reinserción en la sociedad. Para ello, el CICR y la Dirección General del Sistema Penitenciario ejecutan el programa Mantenimiento a la Infraestructura Penitenciaria en los centros La Joya y La Joyita.
Esta iniciativa consiste en formar a privados de libertad en oficios técnicos. Las capacitaciones las brinda el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH), que certifica que los internos reciban la mejor formación posible.
Para evaluar su aprendizaje y poner en práctica lo aprendido, los facilitadores del INADEH realizan talleres prácticos en tiempo real, donde los internos colaboran en la mejora de espacios que han sido destinados para salones de clases y talleres de aprendizaje. Estos son los mismos espacios donde continuarán su proceso de formación en soldadura, ebanistería, plomería, electricidad, etc.
Este laboratorio innovador ha demostrado que, con cambios muy pequeños en las edificaciones, es posible tener espacios más humanos. Y son más humanos no solo porque cumplen con estándares, también lo son porque los propios internos participan en las adecuaciones; ellos son parte del proceso.
El impacto del programa va más allá de una simple reparación: implica que los detenidos podrán contar con un oficio aprendido o perfeccionado durante su tiempo en detención y que al recuperar la libertad podrán ejercer, fortaleciendo su proceso de resocialización.
Este programa piloto es una relación –beneficiosa para todas las partes. El INADEH aporta la formación técnica y práctica; el CICR aporta la experiencia y asesoría técnica, el sistema penitenciario ejecuta y lidera los procesos, y junto a las brigadas que conforman los privados de libertad, se logra dar mantenimiento a los espacios.
Es utilizar la arquitectura y la ingeniería en favor de la resocialización de las personas.
Hacia establecimientos penitenciarios más humanos. Un enfoque participativo basado en principios para la planificación y el diseño de cárceles.
Las precarias condiciones de detención son un problema recurrente en el mundo.
En Panamá, el CICR trabaja junto a las autoridades penitenciarias y los propios privados de libertad para mejorar estas condiciones, al tiempo que son capacitados para su reinserción en la sociedad. Para ello, el CICR y la Dirección General del Sistema Penitenciario ejecutan el programa Mantenimiento a la Infraestructura Penitenciaria en los centros La Joya y La Joyita.
Esta iniciativa consiste en formar a privados de libertad en oficios técnicos. Las capacitaciones las brinda el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH), que certifica que los internos reciban la mejor formación posible.
Para evaluar su aprendizaje y poner en práctica lo aprendido, los facilitadores del INADEH realizan talleres prácticos en tiempo real, donde los internos colaboran en la mejora de espacios que han sido destinados para salones de clases y talleres de aprendizaje. Estos son los mismos espacios donde continuarán su proceso de formación en soldadura, ebanistería, plomería, electricidad, etc.
Este laboratorio innovador ha demostrado que, con cambios muy pequeños en las edificaciones, es posible tener espacios más humanos. Y son más humanos no solo porque cumplen con estándares, también lo son porque los propios internos participan en las adecuaciones; ellos son parte del proceso.
El impacto del programa va más allá de una simple reparación: implica que los detenidos podrán contar con un oficio aprendido o perfeccionado durante su tiempo en detención y que al recuperar la libertad podrán ejercer, fortaleciendo su proceso de resocialización.
Este programa piloto es una relación –beneficiosa para todas las partes. El INADEH aporta la formación técnica y práctica; el CICR aporta la experiencia y asesoría técnica, el sistema penitenciario ejecuta y lidera los procesos, y junto a las brigadas que conforman los privados de libertad, se logra dar mantenimiento a los espacios.
Es utilizar la arquitectura y la ingeniería en favor de la resocialización de las personas.
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