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Oración de la Renovación de la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús
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Sagrado Corazón de Jesús diciembre 1 de 2023
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Oración de la Renovación de la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús
Señor Jesús, Redentor del género humano, Sacerdote Eterno y Rey del Universo: nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza, con reverencia y Esperanza, con profundo deseo de darte Gloria, Honor y Alabanza. Señor Jesús, Salvador del mundo los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este Trono de tus bondades, para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones. Señor Jesús, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el Amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón, el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría y manantial del que brota la Vida eterna. Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, renovamos la consagración que fue hecha a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la Verdad y la Caridad. Al renovar la consagración, los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo de corresponder con Amor a la rica efusión de tu Misericordia, impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio. Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de Pedro a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos para llevar a todos el bálsamo de la Misericordia que brota de tu Corazón traspasado. Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus heridas nos han curado! Venga, pues, a nosotros tú Santísimo Reino, que es Reino de Justicia y de Amor. Reina en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones. Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés, para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la FE del mundo entero. Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y custodiar los frutos santos de su herencia católica para que pueda hacerlos crecer afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro. Líbranos del maligno y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón. Que al consagrar nuestra Vida, merezcamos recibir como premio de ella el morir en la seguridad de tu Amor y en el regalado seno de tú Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos Gloria a Ti, al Padre y al Espíritu Santo, Único Dios que Vive y Reina por los siglos de los siglos!
Amén.
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Señor Jesús, Redentor del género humano, Sacerdote Eterno y Rey del Universo: nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza, con reverencia y Esperanza, con profundo deseo de darte Gloria, Honor y Alabanza. Señor Jesús, Salvador del mundo los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este Trono de tus bondades, para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones. Señor Jesús, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el Amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón, el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría y manantial del que brota la Vida eterna. Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, renovamos la consagración que fue hecha a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la Verdad y la Caridad. Al renovar la consagración, los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo de corresponder con Amor a la rica efusión de tu Misericordia, impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio. Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de Pedro a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos para llevar a todos el bálsamo de la Misericordia que brota de tu Corazón traspasado. Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus heridas nos han curado! Venga, pues, a nosotros tú Santísimo Reino, que es Reino de Justicia y de Amor. Reina en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones. Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés, para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la FE del mundo entero. Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y custodiar los frutos santos de su herencia católica para que pueda hacerlos crecer afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro. Líbranos del maligno y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón. Que al consagrar nuestra Vida, merezcamos recibir como premio de ella el morir en la seguridad de tu Amor y en el regalado seno de tú Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos Gloria a Ti, al Padre y al Espíritu Santo, Único Dios que Vive y Reina por los siglos de los siglos!
Amén.