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El Verdadero Origen Y La Historia De Enoc: El Hombre De La Biblia Que Nunca Murió
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El Verdadero Origen Y La Historia De Enoc: El Hombre De La Biblia Que Nunca Murió
Enoc es un personaje realmente interesante en la Biblia. Es mencionado justo entre las historias de las primeras personas y la gran decisión de Dios de reiniciar el mundo con un diluvio masivo. Los antiguos habitantes de Mesopotamia, donde la Biblia tiene algunas de sus raíces, creían que la gente debía conocer la magia, la agricultura y otras cosas secretas que solo los dioses sabían. Pero los escritores de la Biblia pensaban de manera diferente, diciendo que este conocimiento especial era solo para Dios y los otros dioses.
Y hay otra diferencia: los mesopotámicos pensaban que las ciudades eran grandiosas, pero la Biblia ve a las ciudades como algo negativo. La historia de Enoc realmente enfatiza este contraste. Hoy, vamos a explorar los orígenes de Enoc, que sorprendentemente se remontan al dios más antiguo que conocemos en la historia mesopotámica.
Lo interesante es que, aunque Enoc recibe solo una breve mención en la Biblia, entre una larga lista de nombres similares a una antigua lista de reyes sumerios, se escribieron muchos libros más tarde solo sobre él. Esto hace que Enoc sea un personaje bastante misterioso.
El profesor Seth Sanders vincula a Enoc con mitos mesopotámicos mucho más antiguos. Explora estos vínculos en su perspicaz libro, 'De Adapa a Enoc: Cultura Escriba y Visión Religiosa en Judea y Babilonia'. Según él, un mito clave que influyó en las tradiciones bíblicas y enocianas es la historia de Adapa, un personaje importante en la antigua Mesopotamia. Adapa fue tan influyente que algunos escribas incluso afirmaron ser él. Adapa era visto como un sabio poderoso que interactuaba con los dioses y escribía textos religiosos significativos.
Enoc e incluso Moisés son vistos como figuras similares, descritas como "reveladores celestiales". Al igual que Adapa, se encuentran con Dios y traen revelaciones divinas a la gente. Por ejemplo, Moisés sube a una montaña para encontrarse con Dios y luego regresa con sus enseñanzas. Enoc hace algo muy similar. La importancia de estas figuras radica en su papel como intermediarios entre los mundos divino y humano.
Los escribas de los Rollos del Mar Muerto a menudo se describían a sí mismos como existentes en reinos celestiales, de manera similar a como lo hace un pasaje en Efesios. Cabe destacar que la primera evidencia de las Escrituras proviene de estos rollos. A pesar de que Enoc no es considerado una escritura en las Biblias modernas (excepto en la tradición etíope), fue increíblemente popular durante la era de los Rollos del Mar Muerto, superando a muchos libros venerados de hoy en día.
La profesora Gabrielle Boccaccini sugiere una antigua rivalidad. Ella cree que existían dos Torás: una que presentaba a Moisés como la que tenemos hoy, y otra con Enoc como figura central. Estas dos facciones parecían competir por el templo de Jerusalén, una idea respaldada por el estudioso de los Rollos del Mar Muerto, Kip Davis.
Desde la época de Sumer, los antiguos sabios viajaban entre el cielo y la tierra para traer de vuelta sabiduría, en un rol chamánico. Se creía que revelaban secretos divinos del universo, a menudo utilizados para legitimar la autoridad de los gobernantes. Esta visión espiritual les otorgaba a estos sabios un cierto nivel de protección y poder sobre los demás. A menudo eran empleados por reyes y vistos como figuras de autoridad por los seguidores de sus religiones. Incluso en ese entonces, la gente los criticaba, de manera similar a como criticamos a los líderes religiosos hoy en día, acusándolos de lucrar con sus roles.
Un dato interesante es que las historias sumerias y mesopotámicas están bien documentadas en tabletas de arcilla, muchas de las cuales todavía conservamos. A diferencia de la Biblia, que fue registrada en materiales como pergamino y papiro que no han resistido el paso del tiempo, estas antiguas historias se han preservado muy bien. Como resultado, tenemos acceso directo a la fuente, a diferencia de los textos bíblicos que a menudo requieren conjeturas para reconstruir.**
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Enoc es un personaje realmente interesante en la Biblia. Es mencionado justo entre las historias de las primeras personas y la gran decisión de Dios de reiniciar el mundo con un diluvio masivo. Los antiguos habitantes de Mesopotamia, donde la Biblia tiene algunas de sus raíces, creían que la gente debía conocer la magia, la agricultura y otras cosas secretas que solo los dioses sabían. Pero los escritores de la Biblia pensaban de manera diferente, diciendo que este conocimiento especial era solo para Dios y los otros dioses.
Y hay otra diferencia: los mesopotámicos pensaban que las ciudades eran grandiosas, pero la Biblia ve a las ciudades como algo negativo. La historia de Enoc realmente enfatiza este contraste. Hoy, vamos a explorar los orígenes de Enoc, que sorprendentemente se remontan al dios más antiguo que conocemos en la historia mesopotámica.
Lo interesante es que, aunque Enoc recibe solo una breve mención en la Biblia, entre una larga lista de nombres similares a una antigua lista de reyes sumerios, se escribieron muchos libros más tarde solo sobre él. Esto hace que Enoc sea un personaje bastante misterioso.
El profesor Seth Sanders vincula a Enoc con mitos mesopotámicos mucho más antiguos. Explora estos vínculos en su perspicaz libro, 'De Adapa a Enoc: Cultura Escriba y Visión Religiosa en Judea y Babilonia'. Según él, un mito clave que influyó en las tradiciones bíblicas y enocianas es la historia de Adapa, un personaje importante en la antigua Mesopotamia. Adapa fue tan influyente que algunos escribas incluso afirmaron ser él. Adapa era visto como un sabio poderoso que interactuaba con los dioses y escribía textos religiosos significativos.
Enoc e incluso Moisés son vistos como figuras similares, descritas como "reveladores celestiales". Al igual que Adapa, se encuentran con Dios y traen revelaciones divinas a la gente. Por ejemplo, Moisés sube a una montaña para encontrarse con Dios y luego regresa con sus enseñanzas. Enoc hace algo muy similar. La importancia de estas figuras radica en su papel como intermediarios entre los mundos divino y humano.
Los escribas de los Rollos del Mar Muerto a menudo se describían a sí mismos como existentes en reinos celestiales, de manera similar a como lo hace un pasaje en Efesios. Cabe destacar que la primera evidencia de las Escrituras proviene de estos rollos. A pesar de que Enoc no es considerado una escritura en las Biblias modernas (excepto en la tradición etíope), fue increíblemente popular durante la era de los Rollos del Mar Muerto, superando a muchos libros venerados de hoy en día.
La profesora Gabrielle Boccaccini sugiere una antigua rivalidad. Ella cree que existían dos Torás: una que presentaba a Moisés como la que tenemos hoy, y otra con Enoc como figura central. Estas dos facciones parecían competir por el templo de Jerusalén, una idea respaldada por el estudioso de los Rollos del Mar Muerto, Kip Davis.
Desde la época de Sumer, los antiguos sabios viajaban entre el cielo y la tierra para traer de vuelta sabiduría, en un rol chamánico. Se creía que revelaban secretos divinos del universo, a menudo utilizados para legitimar la autoridad de los gobernantes. Esta visión espiritual les otorgaba a estos sabios un cierto nivel de protección y poder sobre los demás. A menudo eran empleados por reyes y vistos como figuras de autoridad por los seguidores de sus religiones. Incluso en ese entonces, la gente los criticaba, de manera similar a como criticamos a los líderes religiosos hoy en día, acusándolos de lucrar con sus roles.
Un dato interesante es que las historias sumerias y mesopotámicas están bien documentadas en tabletas de arcilla, muchas de las cuales todavía conservamos. A diferencia de la Biblia, que fue registrada en materiales como pergamino y papiro que no han resistido el paso del tiempo, estas antiguas historias se han preservado muy bien. Como resultado, tenemos acceso directo a la fuente, a diferencia de los textos bíblicos que a menudo requieren conjeturas para reconstruir.**
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