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El DESCUBRIMIENTO de los MONOLITOS de la Coatlicue y la Piedra del Sol en 1790.
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El 13 de agosto de 1521, el tlatoani mexica Cuauhtémoc es capturado por los españoles dándose así por consumada la caída de la Ciudad de Tenochtitlan, capital del Imperio azteca.
En esa misma fecha, pero de 1790, a finales del periodo colonial, es descubierto el ahora icónico monolito de la Coatlicue, considerada la madre de los dioses en la cosmogonía mexica, durante los trabajos de nivelación del suelo de la Plaza Mayor de la Ciudad de México. El 17 de diciembre de ese mismo año es también exhumado en las cercanías del lugar la hoy conocida como Piedra del Sol, popularmente referida como el Calendario Azteca. Varias reliquias prehispánicas fueron descubiertas durante tales obras, muchas de las cuales fueron a dar a manos de coleccionistas e incluso de locales, que las utilizarían para adornar sus fachadas. Un año más tarde, en 1791, también se localiza otro monolito, que ha recibido el nombre de la Piedra de Tízoc y la cual se piensa, servía como plataforma de sacrificios de prisioneros capturados. El astrónomo y escritor novohispano, Antonio de León y Gama, realizaría un extenso estudio de las esculturas, considerándose este hecho como el nacimiento de la arqueología mexicana.
En esa misma fecha, pero de 1790, a finales del periodo colonial, es descubierto el ahora icónico monolito de la Coatlicue, considerada la madre de los dioses en la cosmogonía mexica, durante los trabajos de nivelación del suelo de la Plaza Mayor de la Ciudad de México. El 17 de diciembre de ese mismo año es también exhumado en las cercanías del lugar la hoy conocida como Piedra del Sol, popularmente referida como el Calendario Azteca. Varias reliquias prehispánicas fueron descubiertas durante tales obras, muchas de las cuales fueron a dar a manos de coleccionistas e incluso de locales, que las utilizarían para adornar sus fachadas. Un año más tarde, en 1791, también se localiza otro monolito, que ha recibido el nombre de la Piedra de Tízoc y la cual se piensa, servía como plataforma de sacrificios de prisioneros capturados. El astrónomo y escritor novohispano, Antonio de León y Gama, realizaría un extenso estudio de las esculturas, considerándose este hecho como el nacimiento de la arqueología mexicana.
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