Regalos para Jesus

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Los padres y los maestros debieran proponerse cultivar de tal modo las tendencias de los jóvenes, que, en cada
etapa de la vida, éstos representen la debida belleza de ese período, que se desarrollen naturalmente, como lo
hacen las plantas del jardín (La Educación. pág. 103).
Una de las parábolas más hermosas e impresionantes de Cristo es la del sembrador y la semilla. . . Las
verdades que esta parábola enseña fueron hechas una realidad viviente en la vida misma de Cristo. Tanto en su
naturaleza física como en la espiritual, siguió el orden divino del crecimiento, ilustrado por la planta, como él
desea que hagan todos los jóvenes. Aunque él era la Majestad del cielo, el Rey de gloria, vino como niño a
Belén, y durante un tiempo representó al impotente infante bajo el cuidado de su madre.
En su infancia, Jesús hizo las obras de un niño obediente. Hablaba y actuaba con la sabiduría de un niño, y no
de un hombre, honrando a sus padres, y ejecutando sus deseos en forma servicial, según la capacidad de un
niño. Pero en cada etapa de su desarrollo fue perfecto, con la gracia sencilla y natural de una vida sin pecado.
El relato sagrado dice 190 de su infancia lo siguiente: "Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de
sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él". Y acerca de su juventud tenemos registrado: "Y Jesús crecía en
sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres" (Luc. 2: 40, 52) (Consejos para los Maestros,
págs. 108, 109).
Hay diversidad de caracteres en los miembros de la familia.
Con frecuencia existen en la misma familia notables diferencias de temperamento y carácter, pues está dentro
de los planes de Dios que se relacionen personas de temperamentos variados. Cuando esto sucede, cada
miembro del hogar debiera considerar como sagrados los sentimientos y los derechos de los otros y debiera
respetarlos. De esta manera se cultivarán la consideración mutua Y la tolerancia, se suavizarán los prejuicios y
se alisarán las asperezas del carácter. Podrá lograrse la armonía y la combinación de los diversos
temperamentos será un beneficio mutuo (Signs of the Times, 9-9-1886).
Estudiad las mentes y caracteres individuales.
Cada hijo traído a este mundo aumenta la responsabilidad de los padres. . . . Han de estudiarse su
temperamento, sus tendencias, sus rasgos de carácter. Las facultades de discriminación de los padres debieran
ser cuidadosamente educadas, a fin de que puedan reprimir las tendencias equivocadas y fomentar las
impresiones correctas y los principios debidos.
No se requieren ni dureza ni violencia en esta obra. Debe cultivarse el dominio propio y su impresión debe
quedar en la mente y el corazón del niño (Manuscrito 12, 1898)
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