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Lección De Escuela Sabática. Domingo 13 Octubre 20241.𝑬𝑵 𝑬𝑳 𝑷𝑹𝑰𝑵𝑪𝑰𝑷𝑰𝑶: 𝑬𝑳 𝑳𝑶𝑮𝑶𝑺 𝑫𝑰𝑽𝑰𝑵𝑶.
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𝑬𝑵 𝑬𝑳 𝑷𝑹𝑰𝑵𝑪𝑰𝑷𝑰𝑶: 𝑬𝑳 𝑳𝑶𝑮𝑶𝑺 𝑫𝑰𝑽𝑰𝑵𝑶
Lee Juan 1:1 al 5. ¿Qué revelan estas palabras acerca de Jesucristo, el Verbo?
1En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
El Evangelio de Juan comienza con este asombroso pensamiento: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Esta hermosa frase encierra una profundidad de pensamiento que apenas podemos abarcar.
En primer lugar, el evangelista alude al relato de la Creación: “En el principio” (Gén. 1:1). El Verbo ya estaba presente antes del principio del universo. Juan afirma así la existencia eterna de Jesús.
A continuación, Juan declara: “Y el Verbo estaba con Dios”. En Juan 1:18, el evangelista afirma que Dios el Hijo está “en el seno del Padre”. Sea cual fuere el significado de esas palabras, una cosa es segura: Jesús y el Padre están íntimamente unidos.
Y luego dice: “Y el Verbo era Dios”. Pero ¿cómo puede el Verbo estar con Dios y al mismo tiempo ser Dios? La respuesta se encuentra en el texto original en griego, en el que existe el artículo definido (“el”), pero no el indefinido (“un”, “uno”). Lo importante para nosotros es que el artículo definido (“el”) en griego indica particularidad; es decir, un objeto o persona en particular.
En la frase “el Verbo estaba con Dios”, el término “Dios” tiene el artículo en el original en griego; por lo tanto, apunta a un individuo en particular, el Padre. Y el Verbo estaba con el Padre. En la frase “y el Verbo era Dios”, el término Dios no lleva el artículo, lo que, en este contexto, señala las características de la divinidad. Jesús es Dios; no es Dios el Padre, sino el Hijo divino de Dios, la segunda Persona de la Deidad.
El apóstol corrobora esto en Juan 1:3 y 4, donde dice que Jesús es el Creador de todas las cosas. Es decir, todo lo que una vez no existía llegó a la existencia en virtud de la actividad creadora de Jesús, el Dios creador.
“Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era ‘la imagen de Dios’, la imagen de su grandeza y majestad, ‘el resplandor de su gloria’ ” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 11).
¿Por qué la divinidad plena de Cristo es una parte tan importante de nuestra teología? ¿Qué perderíamos si Jesús fuera, de alguna manera, un mero ser creado? Comparte tu respuesta con tu clase el sábado, y prepárate para dialogar acerca de por qué la divinidad eterna de Cristo es tan importante para nuestra fe.
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