Algún Día

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Juan Alvarez Y Su Orquesta Barbacoa
Canta: Arnold Medrano
Sello: Zeida – 298 21179
Año: 1988

Track: Algún Día

Durante el boom de los ochentas, en Cartagena hubo instantes en que todo el mundo parecía tener la certeza de que Barbacoa era la mejor orquesta de la ciudad, no solo por los éxitos que estaban sonando en las emisoras, sino también por la elegancia de sus presentaciones, la creatividad de sus coreografías y el sonido depurado que había entre pitos y teclados, cualidades que le permitían amenizar las fiestas de los más encumbrados salones de la alta sociedad y los desórdenes más afiebrados de una celebración popular.

Voces como la de Arnold Medrano, William Orozco y Martín “El Tetero” González acompañaban a Juan Álvarez desde que la orquesta comenzó llamándose Corcovado, pasando por los premios del Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla y terminando en la grabación de más de media docena de discos de larga duración, que ocuparon los primeros puestos de sintonía en las emisoras del país.

La sala de la casa de Juan Álvarez, en el barrio Crespo, era el espacio de los ensayos de la orquesta. Ahora, el consagrado director vive en uno de esos caserones inmensos y elegantes del barrio Chipre, en donde tiene reservado un cuarto para exhibir las carátulas de los discos que logró compactar con su orquesta, a la vez que los trofeos, menciones honoríficas y placas que ha seguido recibiendo por su labor musical y sus aportes a la cultura costeña.
El garaje de la residencia también está habilitado como zona de ensayos de la orquesta, aunque gran parte de su tiempo, Juancho Álvarez lo dedica a la dirección de la Kalamary Big Band, proyecto cultural perteneciente a una fundación que recibe el mismo nombre y de la que él es el fundador y director ejecutivo.

Las canciones que hizo famosas con Barbacoa Orquesta siguen ocupando lugares de importancia entre los clásicos de la música tropical colombiana, sobre todo porque sus músicos, bajo la orientación de Álvarez Altafulla, se atrevieron a echar mano de los fraseos del jazz y de las tendencias europeas, para no solo hacer mover los pies sino también estremecer el alma de los oyentes.

Mientras el maestro disfruta un coctel de frutas preparado por su esposa, va contando con mesura los pormenores de su vida y sus inspiraciones con el saxofón, que le permitió idear arreglos para canciones como “Sarampión”, “La vejez no viene sola”; “Amor, amor”; “El secreto del guacabó”, “Algún día” y “El bastón”, entre otros, que representan lo más autóctono de la música costeña, pero con el ropaje de la sonoridad universal.

Cuando la decadencia de las orquestas cartageneras tuvo como punto de partida la decisión de las casas disqueras de no seguir abriéndoles sus estudios de grabación; y el rechazo de las emisoras hacia todo lo que oliera a porro, a cumbia o a chandé, lo que más recuerdan los colegas de Juan Álvarez fue una rueda de prensa en la que se invirtió este mundo y parte del otro tratando de homenajear a periodistas y locutores en un lujoso hotel de Cartagena, sin que los resultados fueran los esperados.

Pero a Juancho Álvarez parece no importarle mucho. Al menos, no lo dice. Su sonrisa, sus maneras y su voz en bajo tono siguen intactas, como si la providencia continuara generosa con su trabajo y sus ganas de seguir haciendo música hasta los últimos designios que trace la muerte

Cómo fue la selección de canciones?

—Fue rápida. Grabamos canciones de los compositores famosos del momento. Por ejemplo: Hugo Alandete me dio un tema llamado “Noche de chandé”, que nos cayó al pelo, porque teníamos la intención de trabajar fuerte con la música colombiana. Por esa línea, Lucho Vega nos dio la cumbia “El bastón”, que fue tremendo éxito. Joaquín Torres nos dio dos canciones tituladas “No critiques” y “Murieron los buenos”.

Aquí aprovecho para hacer énfasis en un formidable compositor a quien le grabamos “El disfraz”. Se llamaba Pedro Pablo Peña. Antes de que nosotros le grabáramos, estuvo dando bastantes vueltas de un grupo a otro, para ver quién le grababa. Un día le dije, “no te preocupes. Tienes un material impresionante y tus canciones van a ser famosísimas”. Y así sucedió. En ese momento los cantantes eran Arnold Medrano y William Orozco.

Allí incluí unos temas de mi autoría como “Algún día” (más conocido como “La 71 de Crespo”). Esa canción le dio la vuelta al país y se escuchó en el exterior. Esa fue una mezcla que yo, aprovechando que estaba el furor del Festival de Música del Caribe, me inventé, porque vi que los demás compositores trabajaban sobre el aire caribeño, pero en el mismo formato. Ya se estaba saturando el mercado. Entonces hice una combinación de paseo vallenato y caribeño, con un poco de fusión de jazz. Debido al éxito de ese tema, comenzaron las fusiones en Colombia.

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Комментарии
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Está canción es una de mis favoritas, expresión máxima de la cartageneridad. 🙌🏼

adrianafreylegonzalez
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Cuando Cartagena pruducia buena melodía

domingoavila