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El B 2 Spirit Y Su Misión En Yemen.

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En las primeras horas del 17 de octubre de 2024, un despliegue aéreo estadounidense sin precedentes amenazó el cielo de Yemen.
Una de las aeronaves más costosas y sigilosas de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el Bombardero furtivo B-2 Spirit, surcó la oscuridad para golpear cinco complejos subterráneos repletos de armamento.
Bajo un manto de estrellas, bombas guiadas por GPS cayeron con precisión sobre las instalaciones cercanas a la capital, Saná, y la ciudad de Sada, marcando la primera vez que un B-2 atacaba territorio yemení.
Lo que llamó la atención de analistas y observadores fue la elección de esta aeronave extremadamente rara.
Con apenas 19 unidades en servicio, el B-2 no suele emplearse contra objetivos con defensas aéreas básicas. Los hutíes carecen de radares de largo alcance y sistemas complejos, contando apenas con misiles antiaéreos portátiles y armas ligeras.
La respuesta podría ocultar algo más profundo, y quizás la operación no solo apuntaba a destruir arsenales subterráneos, sino también enviar un mensaje contundente a otras naciones.
El B-2 Spirit representa la cima de la ingeniería aeronáutica militar estadounidense, con múltiples mejoras tecnológicas.
Puede transportar hasta 18 toneladas de munición a una altura superior a los 15.000 metros y volar más de 11.000 km sin repostar. Apenas se requieren dos tripulantes: un piloto y un comandante de misión, quienes pueden girarse para descansar en una pequeña litera a bordo.
Sus sistemas de navegación y comunicaciones por satélite actualizados periódicamente le permiten operar con precisión milimétrica, incluso en condiciones climáticas adversas. Su diseño en forma de ala volante es tan inusual que carece de fuselaje y cola visibles.
Para potenciar su invisibilidad, los ingenieros recubren la aeronave con materiales absorbentes y pinturas antirreflectantes, logrando una firma de radar de apenas 0,1 metros cuadrados. En la pantalla del enemigo, el B-2 parece una simple ave migrando en plena oscuridad.
Documentos recientemente desclasificados indican que la aeronave requiere un mantenimiento meticuloso. Cada centímetro de su superficie se inspecciona con extremo cuidado, ya que su eficacia furtiva depende del perfecto estado de su revestimiento.
Justo debajo de ese perfil casi plano, la panza del B-2 presenta tonos más oscuros que la parte superior. A altitudes cercanas a los 15.000 metros, el bombardero simplemente se funde con el cielo nocturno, dificultando su detección desde el suelo.
Los expertos señalan que a más de 37 km de distancia, la aeronave resulta prácticamente invisible a simple vista. Además, el personal de vuelo implementa procedimientos furtivos altamente confidenciales para reducir aún más la posibilidad de ser rastreado.
La verdadera alegría de sus capacidades radica en su habilidad para transportar la GBU-57, conocida como la "Massive Ordnance Penetrator" o MOP. Esta bomba de más de 13.600 kg, desarrollada por Boeing, penetra incluso instalaciones subterráneas reforzadas.
El B-2 puede cargar dos MOP a la vez, siendo la única aeronave de su clase con semejante capacidad ante objetivos profundamente enterrados, como complejos de investigación nuclear o almacenes de misiles de última generación.
El dúo del B-2 Spirit y la MOP envía un mensaje inequívoco: ningún refugio subterráneo resulta realmente impenetrable. Esta combinación de tecnología furtiva y capacidades penetradoras de búnkeres se convirtió al B-2 Spirit en la opción ideal sobre Yemen.
La misión fue tan delicada que solo un puñado de altos oficiales conoce los detalles. El Bombardero furtivo se dirigió a cinco instalaciones subterráneas utilizadas por militantes hutíes para almacenar armas avanzadas.
Durante el último año, estas facciones habían lanzado ataques temerarios contra buques estadounidenses y navíos internacionales que transitan por el Mar Rojo y el Golfo de Adén, poniendo en jaque una de las rutas marítimas.
Algunas estimaciones indican que aproximadamente el 10% del comercio mundial atraviesa esta zona, incluyendo el transporte de petróleo crítico para Europa y Asia. Pero la tensión aumentó desde que los hutíes atacaron con misiles y drones buques estadounidenses.
Los hutíes, alegando solidaridad con la causa palestina, también dirigieron misiles contra el Aeropuerto Internacional Ben Gurión en Israel y lanzaron drones a la zona urbana de Tel Aviv. Estas acciones consolidan la percepción de una creciente sofisticación en su armamento.
En respuesta, Estados Unidos desplegó el B-2 transportando las bombas antibúnker de precisión GBU-57, apuntando a cinco arsenales subterráneos donde los hutíes guardaban sus misiles, drones y municiones.
Cuando las bombas se impactaron con impresionante precisión, el eco del choque reverberó más allá de los objetivos militares. Sin embargo, los hutíes emitieron un comunicado advirtiendo que la agresión estadounidense no quedaría sin respuesta.
#yemen #b2spirit #militar #defensa #tecnologia #military
Una de las aeronaves más costosas y sigilosas de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el Bombardero furtivo B-2 Spirit, surcó la oscuridad para golpear cinco complejos subterráneos repletos de armamento.
Bajo un manto de estrellas, bombas guiadas por GPS cayeron con precisión sobre las instalaciones cercanas a la capital, Saná, y la ciudad de Sada, marcando la primera vez que un B-2 atacaba territorio yemení.
Lo que llamó la atención de analistas y observadores fue la elección de esta aeronave extremadamente rara.
Con apenas 19 unidades en servicio, el B-2 no suele emplearse contra objetivos con defensas aéreas básicas. Los hutíes carecen de radares de largo alcance y sistemas complejos, contando apenas con misiles antiaéreos portátiles y armas ligeras.
La respuesta podría ocultar algo más profundo, y quizás la operación no solo apuntaba a destruir arsenales subterráneos, sino también enviar un mensaje contundente a otras naciones.
El B-2 Spirit representa la cima de la ingeniería aeronáutica militar estadounidense, con múltiples mejoras tecnológicas.
Puede transportar hasta 18 toneladas de munición a una altura superior a los 15.000 metros y volar más de 11.000 km sin repostar. Apenas se requieren dos tripulantes: un piloto y un comandante de misión, quienes pueden girarse para descansar en una pequeña litera a bordo.
Sus sistemas de navegación y comunicaciones por satélite actualizados periódicamente le permiten operar con precisión milimétrica, incluso en condiciones climáticas adversas. Su diseño en forma de ala volante es tan inusual que carece de fuselaje y cola visibles.
Para potenciar su invisibilidad, los ingenieros recubren la aeronave con materiales absorbentes y pinturas antirreflectantes, logrando una firma de radar de apenas 0,1 metros cuadrados. En la pantalla del enemigo, el B-2 parece una simple ave migrando en plena oscuridad.
Documentos recientemente desclasificados indican que la aeronave requiere un mantenimiento meticuloso. Cada centímetro de su superficie se inspecciona con extremo cuidado, ya que su eficacia furtiva depende del perfecto estado de su revestimiento.
Justo debajo de ese perfil casi plano, la panza del B-2 presenta tonos más oscuros que la parte superior. A altitudes cercanas a los 15.000 metros, el bombardero simplemente se funde con el cielo nocturno, dificultando su detección desde el suelo.
Los expertos señalan que a más de 37 km de distancia, la aeronave resulta prácticamente invisible a simple vista. Además, el personal de vuelo implementa procedimientos furtivos altamente confidenciales para reducir aún más la posibilidad de ser rastreado.
La verdadera alegría de sus capacidades radica en su habilidad para transportar la GBU-57, conocida como la "Massive Ordnance Penetrator" o MOP. Esta bomba de más de 13.600 kg, desarrollada por Boeing, penetra incluso instalaciones subterráneas reforzadas.
El B-2 puede cargar dos MOP a la vez, siendo la única aeronave de su clase con semejante capacidad ante objetivos profundamente enterrados, como complejos de investigación nuclear o almacenes de misiles de última generación.
El dúo del B-2 Spirit y la MOP envía un mensaje inequívoco: ningún refugio subterráneo resulta realmente impenetrable. Esta combinación de tecnología furtiva y capacidades penetradoras de búnkeres se convirtió al B-2 Spirit en la opción ideal sobre Yemen.
La misión fue tan delicada que solo un puñado de altos oficiales conoce los detalles. El Bombardero furtivo se dirigió a cinco instalaciones subterráneas utilizadas por militantes hutíes para almacenar armas avanzadas.
Durante el último año, estas facciones habían lanzado ataques temerarios contra buques estadounidenses y navíos internacionales que transitan por el Mar Rojo y el Golfo de Adén, poniendo en jaque una de las rutas marítimas.
Algunas estimaciones indican que aproximadamente el 10% del comercio mundial atraviesa esta zona, incluyendo el transporte de petróleo crítico para Europa y Asia. Pero la tensión aumentó desde que los hutíes atacaron con misiles y drones buques estadounidenses.
Los hutíes, alegando solidaridad con la causa palestina, también dirigieron misiles contra el Aeropuerto Internacional Ben Gurión en Israel y lanzaron drones a la zona urbana de Tel Aviv. Estas acciones consolidan la percepción de una creciente sofisticación en su armamento.
En respuesta, Estados Unidos desplegó el B-2 transportando las bombas antibúnker de precisión GBU-57, apuntando a cinco arsenales subterráneos donde los hutíes guardaban sus misiles, drones y municiones.
Cuando las bombas se impactaron con impresionante precisión, el eco del choque reverberó más allá de los objetivos militares. Sin embargo, los hutíes emitieron un comunicado advirtiendo que la agresión estadounidense no quedaría sin respuesta.
#yemen #b2spirit #militar #defensa #tecnologia #military